NOV43. MORVIVIR, de Raquel Ferrero Puchades
Los puntitos del gotelé son las únicas constelaciones que veo. Las nebulosas de mis ojos líquidos inventan universos donde solo existe escayola. El movimiento de ángulo agudo de mi cuello es el radar que escudriña nuevas motas de polvo, arañas taimadas, mosquitos impíos y ahora, en otoño, alguna que otra hoja errante que viene a visitarme a mi mundo inerte y silencioso.
Mi cerebro quiere inventar una palabra para definir esta existencia que no es, este pasar que no es vida pero que tampoco es muerte. Mis manos se ríen laxas de lo que fueron y mis piernas descansan cansadas de quietud. Mis ríos putrefactos se desbordan en remansos de celulosa engominada, y mi olfato, que se ha negado a morir, los sufre hasta que unas manos samaritanas me liberan de su humedad hiriente.
Podría hablar, pero me niego, para qué quiero las palabras si nadie inventó ninguna que me avisara de lo que hoy soy. Estoy en un estado esponjoso donde los huesos no existen, donde el dolor se ha dormido, donde las pistas de la vida me son esquivas y la muerte me suena a suerte y la vida a huida.
Cuando encuentre ese verbo, me resignaré.
Triste estado es ese. Se ve cercano al Alzheimer, a la pérdida de la consciencia. Un estado en el que la muerte es bienvenida. Muy poético y melancólico tu micro.
Gracias, Gloria, hace poco que trabajo en un hospital y hay un montón de historias muy tristes a mi alrededor, algún día tenía que sacarlo. Un beso y mil gracias por comentar.
Hola, Raquel.
Puf, vamos por partes como diría Jack.
Los puntitos de gotelé, que son las únicas constelaciones que ve, me sugiere alguien postrado en una cama y que tampoco puede moverse demasiado, apenas unos pequeños ángulos con el cuello. Realmente, triste la situación de esta persona.
Seguimos; el cerebro está bien o aparentemente bien, pero no así el cuerpo que parece no responderle. Gracias a esas manos samaritanas puede, probablemente, liberarse de sus orines…
¡Dios, qué duro!
En el estado en que se encuentra entiendo y justifico que la muerte le suene a suerte…
Un relato que condensa el sufrimiento de un muerto en vida… Por eso el título «morvivir» va como anillo al dedo.
Felicidades, «mostrua». Como sale tu vena de poeta cada vez que tienes ocasión.
Un beso muy grande, rebonita, rechula, resalá, remorlacia, rezanohorzia…
Ay, Towi, qué bien me hacen tus palabras, un oasis en un desierto abrasador en este día gris que he tenido. Sabes que te quiero. Milpormilbesazos
Raquel, leyendo tu relato me ha dado un escalofrío. He recordado una película que aunque no te lo creas no he visto. Mejor no he querido ver Maradentro.
Quizás esa sea la palabra para el ser de tu relato que es estupendo.
Suerte. Un saludo.Virtudes.
Gracias, Virtudes, la verdad es que la realidad que vivo en el hospital a diario es escalofriante, no sé si algún día me volveré insensible ante tanta desgracia. El relato es un homenaje a esas personas sin voz pero no sin alma.Gracias por comentar y un abrazo
Pues Virtudes, la pelñicula no tiene nada de negativo, por sus imágenes, por la gran actuación de Javier, por su maravillosa música y por la luz del mar y del horizonte, te aconsejo la veas. Abrazo.
Raquel, coincido con los dos comentarios anteriores, suerte y saludos
Me alegro que te haya gustado, cada día tengo más claro lo del testamento vital. Gracias por comentar. Un beso
Querida Raquel, en tu relato se siente perfectamente la postración ese vencimiento que a veces las enfermedades o los accidentes producen a las personas. Dan escalofrios. En sociedades » tan avanzadas» solo hacen dilatar y postergar lo inevitable
olvidandose de algo fundamental el derecho a morir dignamente a morir en paz.
Doliente relato que da para pensar.
Bienvenida Un Beso Grande Grande
Gracias, Esther, el relato me salió de algún lugar recóndito sin que yo lo buscara. La realidad que vivo a diario es tan… (uy, no encuentro la palabra) que las frases surgieron como dictadas desde mi subconsciente. Gracias por tratarme siempre también. Besabrazos de corazonalma.
Raquel, triste pero precioso relato me ha gustado mucho, saludos y suerte.
Me alegro que te guste, Salvador, he querido tocar el tema desde el cariño y el respeto, pero aún así es verdad que es muy triste. Gracias por comentar, un saludo
Precioso relato Raquel, aunque duro y triste historia.
Un saludo.
Gracias, Blanca, es tan duro como algunas vidas que se ven limitadas a ese pasar sin moverse de una habitación. Me alegro que te haya gustado y gracias por comentar. Un beso
Raquel, tu relato es muy bueno por la manera y la senibilidad. Espero que escribir te ayude a afrontar tu duro trabajo.
Te felicito por él, por tu dedicación a las personas en momentos tan crudos.
Tod@s los que os dedicáis a ello sois ejemplares. Suerte y un abrazo.
Gracias, Antonia, por tu elogios, me alegras el día. Tienes razón, mi trabajo es muy duro y la única recompensa que optengo es la de algunos pacientes que, desde su postración, aún me dan ánimos. Y sí, escribir me ayuda, me salva más bien de todo lo que veo y no me gustaría ver, de lo todo lo que siento y no me gustaría sentir. Es mi vía de escape, siempre lo ha sido. Gracias por comentar y un besazo
Mira tambíen «pelñicula» queda bien para películas peñazo, que no es el caso. Ahí la dejo, para quien la quiera. Se ve que debido al tema del mes, el teclado tiene vida propia.
Por cierto, has inventado otra palabra: senibilidad ,sensiblidad + senilidad= sensibilidad por las personas mayores. Ole, Antonia, tú si que sabes. Besabrazos.
Raquel, relato lleno de vida y de muerte. Muy bien escrito!!
Enhorabuena!
Un saludo! 😉
Miguel Ángel, es todo un halago tu comentario, me alegro que te haya gustado. Gracias por comentar y un abrazo.