Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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NOV79. DON EUFEMIO, EL MAQUILLADOR, de Alfonso González Cachinero

Nadie sabe cuántos años lleva ahí don Eufemio: un hombre mayor, bajito, con bigote a lo Clark Gable, que se sienta en una mesa del rincón donde dispone del Diccionario Ideológico de Casares, un mazo de cuartillas y un bolígrafo.

Cualquiera que observe un rato a este señor respetable recibirá la impresión —correcta, por otra parte— de que no hace nada en todo el día, salvo unas mariposas de papel esmeradísimas. Pero cuando un subsecretario, un director general o, incluso, un jefe de negociado tiene un problema peliagudo, ¿a quién acude para que le saque las castañas del fuego? A don Eufemio. Entonces, mueve nerviosamente su bigotito, consulta el Casares, vuelve a menear el bigote y anota algo en una cuartilla, para ajustarse finalmente el nudo de la corbata con aire de humilde triunfador. Entre sus últimas creaciones destacan «flexibilización del mercado laboral«, «crecimiento económico negativo», «moderación salarial», «regulación de empleo» y «movilidad exterior«. Es el único con tratamiento de «don» en el ministerio.

Aunque desde hace meses reclama su merecida jubilación, le dan largas una y otra vez. Tendrían —lo cual les horroriza— que volver a llamar a las cosas por su nombre.

40 Responses

  1. Hola Alfonso! Genial ese maquillador de verdades, muy bien trazado el personaje. Acertadísima la elección del nombre del protagonista (Eufemio significa » de buena palabra» y tiene la misma raíz que «eufemismo»), estupendos el tono y el ritmo de la narración. Me encantan estos relatos cargados de un humor agrio, corrosivo e inteligente. Vamos, que me ha gustado mucho jeje. Muchísima suerte!!! Mercedes Jiménez

    1. ¡Guau! ¡Me alegro muchísimo de que te haya gustado! El nombre del personaje, naturalmente, estaba pensado: lo has clavado a la primera. Y, en general, he intentado echarle unas gotitas de humor cáustico, con el que me complace ver que has conectado enseguida.

      Mercedes, con tus elogios me has dejado abrumado, pero feliz. Comentarios tan generosos como el tuyo son el mejor premio. Muchas gracias a ti y un abrazo.

  2. Hola Alfonso:
    Esas si que son palabras mayores. «Palabros» diría yo.
    Con soniquete para que parezcan algo y en realidad no dicen nada.
    Pero a esas palabras mejor no hacerles caso y dejar a Don Eufemio que descanse.
    Saludos.

    1. Efectivamente, Virtudes, son circunloquios inventados para falsificar la verdad y embaucarnos. Me temo que no van a dejar en paz tan fácilmente al pobre de don Eufemio, cuyos hallazgos son la panacea de nuestros mandamases, del partido que sean. Un saludo.

  3. No me extraña que no puedan prescindir de él. Necesitan seguir maquillando el lenguaje para intentar engañarnos. No en vano Orwel en «1984» nos contaba una sociedad del futuro con una neo-lengua y una historia reescrita.

  4. Muchas gracias por tus amables palabras, Ana. En el fondo para mí es un personaje simpático. Me lo imagino en un rincón de la oficina, allí en una mesita del fondo, con su pinta insignificante, de tímido sabio despistado, ajeno a todo, haciendo figuritas de papel para matar el tiempo, y con cierto halo de misterio porque es un auténtico mago del lenguaje. Explotado y admirado a partes iguales. Me regocija pensar que, a lo mejor, los eufemismos se llaman así por él, chi lo sa…? Un abrazo.

  5. un maquillador de los de ahora, Alfonso. Que los de antes….llamaban al pan, pan y al vino, vino, y se decía que eran demasiado sinceros y no podrían triunfar. Eufemio es un hombre bien personalizado en el cuento que has escrito, con ese toque de distinción y esos aires de triunfo que de poco le sirven en el momento actual. ¡Por Dios que lo jubilen ya y nos dejemos de zarandajas!

    Un placer visitarte, y leerte. Que tengas mucha suerte en este periplo del mes de noviembre.

  6. Don Eufemio tiene un don. Contorsionista del verbo, amante del lenguaje, virtuoso del idioma, brillante tejedor de giros y expresiones, él es el último y modesto artesano de la palabra. Y son los políticos —predicadores que quieren catequizarnos con piedras ruejas— quienes depravan ese don y truecan las virtudes del pobre don Eufemio en vana dialéctica y demagogia. Ojalá lo jubilen en breve, pero no creo que eso ocurra.

    Gracias por tus palabras y tus deseos, Laura. Un abrazo.

  7. Me chifla este relato y me quedo con ganas de acompañar a Eufemio cuando salga de la oficina y coja el metro, y vuelva a casa, y ver los muebles. Esto sobre todo.
    De ikea no son.
    Buen micro, Alfonso.
    Un abrazo.

    1. ¿Muebles de ikea en su domicilio? ¡Seguro que no, jajaja! Eso sería como encontrar las obras completas de Cortázar en casa de un diputado. Aunque don Eufemio es un gran papirólogo, no creo que sea tan manitas con la llave Allen. Seguro que vive feliz rodeado de libros, papeles, tomos y volúmenes, junto a sus autores favoritos y un teléfono de los de antes. Por cierto, creo que su mujer ya se ha acostumbrado a recoger mariposas de papel por toda la casa y tirarlas a la basura (aunque conserva la primera que él le dedicó).

      Muchas gracias por tu imaginación y por tus palabras, Susana. Un abrazo.

  8. Fantástica la presentación del personaje. Me encanta el detalle de las mariposas de papel, le da un toque extravagante, de individuo meticuloso en extremo, que va muy bien con el personaje.
    Muy ocurrrente y con un fino humor. Me ha gustado mucho y no me sorprendería que estuviera en el podio.
    Suerte.

  9. Alfonso, no te quepa la menor duda de que don Eufemio existe. En mi época el «don» se lograba con el bachiller (¿elemental o superior?, no recuerdo). Lo has clavado, suerte a fin de mes y visita la publicidad.

    1. No te lo vas a creer, Javier.

      No sólo existe, sino que anoche me llamó por teléfono a casa (ignoro cómo ha conseguido mi número) pare exigirme, de buenas maneras, que retire el relato, que ahora la oficina se llena de gente que viene a verle y a pedirle una mariposa dedicada. Yo me he quedado de piedra, no sé qué hacer. Pensaré algo mientras visito la publicidad.

      Gracias y un abrazo.

  10. Enhorabuena Alonso, primero por el texto y segundo por la mención del jurado. No lo había leído y es buenísimo empezando por el título. Don Eufemio, qué eufemismo!!!. Podrían llamar a su jubilación cese de actividad en diferido no¿?. Me ha gustado mucho, tras el subrealismo tiene una gran carga de realidad.Saludos

  11. Buen relato Alfonso, me gusta insisto me han gustado todos los seleccionados la verdad y da igual el orden.
    Me ha gustado tu personaje maquillando las cosas para quien lo pida, aunque con muchas de esas palabras habría hecho falta más borrador que lápiz.
    abrazos

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