Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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116. Obsesión (Barlon Mrando/Juan Fuente)

No habían pasado ni dos horas desde que empezó su turno en el hotel y ya le podía la ansiedad de subir a verla. La noche avanzaba a pasitos lentos, abrazándose a las agujas del reloj, mientras él esperaba a que llegase la hora muerta a partir de la cual ya no entraba ningún cliente. El cielo estaba limpio, desnudo e inocente, y la luz de la luna serpenteó para alcanzar la diana de sus voraces ojos. Al subir, sus pasos parecían fantasmas que evitasen despertar a los ancianos escalones de madera. Al fin entró en la habitación de la buhardilla, la que se venía usando de trastero. Y allí estaba ella, temblorosa e incapaz de huir, asomada a la ventana.

Mientras la miraba, impaciente, abrió el maletín y fue montando el instrumental. Pronto la haría suya, como a todas las demás. Sin una queja.

Solo los primeros tartamudeos del amanecer le hicieron terminar la tarea, recoger el telescopio y aguardar a que un firmamento sincero le permitiese adorar alguna otra estrella.

41 Responses

  1. Isabel

    Muy original ese cazador enamorado de las estrellas.
    Me ha encantado esa estrella asomada a la ventana titilante, nerviosa. Otra perspectiva!

  2. Ángel Saiz Mora

    El título me lleva a un eterno dilema: Cuando nos gusta mucho hacer algo ¿es afición o es «obsesión»? Muchos llamarían «friki» a este apasionado de las estrellas, yo lo veo como un ser sensible que sabe apreciar belleza donde otros no ven nada, que disfruta con una actividad que la mayoría ni considera, que busca candidatas dóciles y hermosas para engrosar su lista de conquistador. Lo imagino recepcionista o vigilante del hotel, pero eso es secundario, aunque de algo tiene que comer.
    No tiene nada que ver, pero me ha recordado un poco a los cazadores de tormentas del relato «Seis segundos», en cuanto a escudriñadores del firmamento y coleccionistas de imágenes. Sólo que, al contrario que ellos, tu protagonista precisa de un cielo raso y despejado.
    Interesante y original propuesta, jalonada de buenas expresiones como esos «primeros tartamudeos del amanecer».
    Suerte y un saludo

    1. Yo creo que la obsesión comienza en un punto indefinido donde interés o pasión ya no sirven para definir la situación. Algo enfermizo.

      Uhmm, quizás ciertas expresiones sean lo mejor del relato. Agradezco una vez más tus comentarios.

      Abracísimos.

  3. Ana Fúster

    Bien jugadas las cartas para mantener al lector un poco perplejo hasta el final, y algunas frases muy poéticas en esta propuesta que se sale de la tónica general del mes. Quizá solo me desentona ese «cliente» tan cerca de «inocente», por la rima. Me ha gustado mucho, Juan Barlon. Besos y suerte.

    1. Rayos, cuanta verdad malintencionada. Es broma, pero es cierto que se me ha escapado esa cacofonía, es increible, después de leer y releer y releer y releer y no fui capaz de darme cuenta. Y me pasa demasiadas veces.

      Muchas gracias.

      Besísimos.

  4. Mi mente sucia y simple había ido por todos los caminos atroces imaginables hasta que he llegado a ese final tan bonito y tan bien buscado. Me ha gustado mucho la idea que nos has traído este mes, en el que como muchos otros, algunos solo ven esperanza en mirar al cielo. Mucha suerte 🙂

    1. Pues que pareciese que habría atrocidades inimaginables es lo que he intentado buscar para luego poner el pastelito. Yo cuando más miro al cielo es cuando hay gaviotas: dejan caer cosas. Gracias por la visita, tengo nocilla en el acaparador.

      Abracísimos.

  5. Mª Belén Mateos

    Precioso Juan. ¿Quién alguna vez no se ha quedado encandilado mirando el firmamento,absorto en el brillo de una estrella?
    Bien llevado hasta el inesperado final.
    Suerte

  6. La Marca Amarilla

    Una genialidad, Barión. otra más.
    Sí, se podría pulir, se podria mejorar… pero los mimbres y algunas bellas pinceladas ya están en el relato!

    Un abrazo microlunático. 😉

    1. ¿Pero qué blasfemias estoy oyendo? ¿Qué se puede pulir? ¿Qué se puede mejorar? Y con los mimbres mi bisabuelo hacía cestos. Pues sí, seguro que un repasillo le venía de muerte, pero se acercaba el fin de mes y ya tenía ganas de sacarme el muerto de encima. Además uno dá para lo que dá.

      Enga ese abrazo microlunático.

  7. Un hotelero con pretensiones de astrónomo que rayan en la obsesión…muy interesante, BARLON. Me encantan los relatos que mantienen su juego de sentidos hasta el final, y éste no ha sido la excepción. Realmente me gustó muchísimo.

    Cariños,
    Mariángeles

  8. Esther Cuesta

    Como me has engañado, para acabar en el cielo. Me ha encantado ese amor a las estrellas, posesivo si, pero inocuo a la vez. Brillante como ellas.
    Un abrazo,

    1. Pues sí, cada uno tiene sus pequeñas manias, a este le da por estudiar a las estrellas. Y no sé, pero, aunque lo parezca, creo que no hay nada de romántico. Gracias, te regalo un paraguas por si llueve.

      Besísimos.

  9. Blanca Oteiza

    Qué bonito Juan. Precioso relato que hasta el mismísimo final no descubres cuál es su verdadera obsesión.
    Un abrazo

    1. Es que soy un obseso de las obsesiones: los percebes, el secso, no dar un palo al agua…Son cosas que me tienen la mente obnubilada total. Muy agradecido por pasarte a leer.

      Besísimos.

  10. aurora

    Juan, me llegas al alma. La pasada semana descubrí una app acojonante, skymap, así que me siento como si me hubieses dedicado el relato. Así que me lo quedo.

    Abrazo.

  11. Izaskun

    Barlon, un micro muy logrado. Has jugado con nosotros, inquietando al lector, que imagina mil y un horrores; un secuestro o algo parecido. Y sin embargo, le has dado un giro final tan inesperado como bonito. Muy romántico incluso.
    Mucha suerte.

    1. Ahmm, pues yo no veo lo romántico, claro que cada uno puede ver el cuentecito a su manera. Yo lo entiendo más tipo estudio, análisis, observación. Pero bueno, podría ser ambas cosas a la vez, sí, ciertamente, interesante punto de vista.

      Besísimos.

    1. Que mentiroso te has golvido. Si hasta oigo como te ries. A ti te va más el rollo primate de zumosol. Enga, te perdono y te llevo a dar una vuelta en avestruz.

      Abracísimos microlunáticos.

  12. Un tono de misterio y terror que empieza a ‘alertar’ en ese «asomada a la ventana». Un final sorprendente. No me acaba de convencer, «pronto la haría suya» ¿A una estrella? Verás, yo espero de un narrador omnisciente que no engañe, por eso, para mí, este relato ganaría si estuviera en primera persona. No sé. Suerte.

    1. Vaya, lo tendré en cuenta, gracias por el apunte, maestro. Tampoco le pidas peras al olmo que soy un juntaletras. Por otra parte el concepto de posesión puede ser bastante relativo, ya que en sí mismo es bastante abstracto. Y tranquilo, que con esto no voy a ningún lado, asi que la suerte puedes guardarla para otra vez. Muy agradecido.

      Abracísimos.

  13. Bueno, quizás el esqueleto sea aprovechable, pero no le vendría mal un repasillo. En fin, es una aportación sin pretensiones. Y si he logrado sorprender ya me doy por contento. A tus pies ¿te tomas una fanta?

    Besísimos.

  14. Hola. Tas obsesionao con las estrellas, querido. Aprender, aprehender, absorber, interiorizar, poseer a fin de cuentas. Con la literatura nos hemos topado.
    Un beso de queso (uséase, cacofónico).

  15. Rafa Heredero

    Muy original tu cielo estrellado, Barlon, y esa noche abrazada las agujas del reloj. Consigues ralentizar el tiempo dentro de la historia, nos lo dilatas para hacernos esperar su obsesión. Me parece un logro muy interesante.
    Suerte y saludos.

  16. Salvador Esteve

    Barlon, con el instrumental me imaginaba a un destripador y me encuentro con un enamorado, y nada menos que de las estrellas. Muy bueno. Abrazos.

  17. Antonia

    Pues que te he notado muy metafórico e incluso poético, que a ti las estrellas te motivan. Me ha gustado el conjunto y creo que si te tomaras la molestia de pulir un poquito, más de una vez estarías arriba, en el universo de los seleccionados. Una cosilla que siempre recomiendan, es no usar diminutivos, lo digo por «pasitos». No me queda decirte más que suerte, que un abrazo, y que tienes madera, así que felicidades.

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