Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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OCT115. ÚLTIMO ALIENTO, de Sara Lew

Noventa y cinco tirones de oreja; varias palmaditas suaves en la espalda y “que cumplas muchos más” a coro mientras apago las velas.
Alrededor de la mesa se agolpan los míos (hijos, nietos y bisnietos), tan pendientes del soplido ahogado e interminable con el que sofoco aquel cúmulo de años, que no reparan en que el deseo que pedí se eleva sobre la tarta hasta quedar suspendido a un palmo del techo. Sonrío. Ahora los observo distinto (hay otra luz en mis ojos nublados), y después de acariciar sus rostros me escabullo volando de la habitación, hasta perderme en lontananza.

27 Responses

  1. Elegir la muerte… rodeado de tus seres queridos, sin sufrir, soplando tus 95 velas, qué buen deseo. Me lo pido. Además de haberlos vivido y disfrutado.
    Me gusta tu propuesta, Sara. La muerte como meta natural.

    Un beso grande.. .

  2. A mí también me ha gustado. Pero no sé si será una bonita manera de morir. Primero, que lo desee tiene que ser triste, uno no debería tener deseos de morir. Otra es que les ha hecho una escena de narices a los familiares. Con esto no intento quitarle méritos al relato, solo presento mi manera distinta de verlo a como lo ven los demás. Quizás el título enseñe demasiado antes de tiempo.
    En fin, que el micro está chulo. Muchas suerte.

    Saludísimos.

  3. Bonita historia en la que la muerte no se nos aparece con esa fatalidad que se siempre la acompaña; me gusta tu anciana con su secreto deseo y cómo has utilizado esa figura clásica que identifica apagar una vela con morir.
    Saludos y suerte.

  4. No se me ocurre mejor manera de despedirse de la vida y de los familiares, Sara, pidiendo un deseo frente a la tarta. Se me ocurre también, en plan mala, que igual le pusieron los herederos 95 velitas para que se asfixiara al soplar. No, mejor no me hagas caso.
    Un abrazo.

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