Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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OCT88. NOCHE DE RONDA, de Juancho Plaza

El viejo tunante siente que ha llegado el momento y sube al desván a hurtadillas. Hostigado por los recuerdos, ahora que sus hijas han abandonado el nido y su esposa dormita frente a la televisión, acude a la cita para redimir su oscuro pasado. Abre el baúl en el que ha hibernado su culpa durante tantos años y bajo un manto de polvo, recupera su vieja bandurria desafinada por el paso del tiempo, su negro bicornio, su jubón de rojos faroles a juego con la beca de la facultad, las blancas puñetas de faralaes que ya amarillean, unos apolillados bombachos y la enorme capa coronada por uno, dos,… hasta siete rosetones de distintos colores. A cada color corresponde una ausente cinta bordada, un nombre que no ha podido olvidar, un rostro que le atormenta. Con más satisfacción que remordimiento, se vuelve por fin a enfundar el traje de tuno, se coloca la capa, comprueba la firmeza de la viga que sustenta el tejado y asegura la soga con la que, una vez subido a una silla, rodeará su cuello. Y mientras salta, recuerda aquellas siete cintas, enredadas con violencia en sus frágiles gargantas, durante tres eternos minutos.

31 Responses

    1. Muchas gracias Marca, últimamente me ha dado por ponerme trágico, pero a pesar de todo intento cuidar los detalles y buscar un desenlace que no deje indiferente. No sé si lo consigo o no, pero el proceso es divertido. Un placer siempre encontrarte por aquí. Un abrazo.

  1. Vaya, vaya con el tuno psicópata… Aunque en realidad, aquí en Salamanca, ya torturan bastante cuando te asaltan berreando como hienas al grito de «Clavelitos» y tal …
    Aún así, joe, que riqueza de lenguaje te gastas, criatura.
    Bicornio, jubón, puñetas de faralaes… En serio, eres el mejor creador de atmósferas que conozco.
    Un saludo, tunante.

    1. No te quejes de los tunos Modes, que siempre han sido un chollo para los bares. Me gusta cuidar el vocabulario y procuro trabajármelo, si escribo sobre tunos me documento un poco, igual que si escribo sobre cualquier otra cosa, no siempre es necesario, pero me gusta ofrecer un buen producto al lector, ojalá lo consiga. En cuanto al piropo de las atmósferas, te digo lo de siempre, no me digáis cosas tan bonitas, que tengo tendencia a la fabulación y luego me lo creo.
      Un abrazo, amigo.

  2. Vaya, vaya con el tuno psicópata… Aunque en realidad, aquí en Salamanca, ya torturan bastante cuando te asaltan berreando como hienas al grito de «Clavelitos» y tal …
    Aún así, joe, que riqueza de lenguaje te gastas, criatura.
    Bicornio, jubón, puñetas de faralaes… En serio, eres el mejor creador de atmósferas que conozco.
    Un saludo, tunante.

  3. Muchas gracias Ana, me ha encantado tu crónica y además coincido plenamente contigo, para individuos de esta calaña la muerte es una salida demasiado airosa. En muchas ocasiones no somos al cien por cien respondables del camino que toman nuestros cuentos. Empece queriendo escribir la historia de un tuno sicópata que no tenía demasiado que ver con el resultado final. Hay personajes con una gran personalidad que terminan reescribiendo lo que ya habías pensado.

    Un abrazo Ana.

    1. Muchas gracias Ana, una inesperada sorpresa desde luego. Además, ni este mes ni el anterior estoy pudiendo leer apenas nada. Aunque no me va a quedar más remedio que sacar tiempo de donde sea.
      Un beso y gracias de nuevo.

    1. Parece que los tunos son más odiados de lo que yo pensaba.
      El Clavelitos no está, pero bueno el título es Noche de Ronda y luego está la alusión a ese enredándose, de las cintas de su capa, que en vez de en el viento se enredan en frágiles gargantas.
      Muchas gracias por la visita, me alegra que te haya gustado.

  4. Leñe, no volveré a mirar a un tuno de la misma manera. Menos mal que se le acabaron las cintas, si no el espécimen hacía carrera. C.S.I. Salamanca.

    Muchísima suerte, Lagarto.

    Abracísimos.

  5. Este micro parece como las capas de la cebolla cuando las quitas. Después de recrearnos tan entretenidamente con el atuendo del tuno resulta que aprovechaba las cintas para estrangular. A ver, ¿no se puede una fiar ya de nadie, eh?
    Un abrazo.

  6. Gracias Susana, tu visita siempre me llega de satisfacción. Parecen tan inofensivos, con sus guitarritas y sus trajes de colegial y luego mira. Lo que tú dices, que no te puedes fiar de nadie…
    Un beso y hasta pronto.

  7. Felicidades, Juancho, por la mención. Un relato que nos lleva de la mano a un final inesperado. Has descrito muy bien la escena y has utilizado con ingenio el doble significado de las palabras.

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