EL MICRORRELATO (III)

Como disponemos de tan poco espacio en el papel, pocas palabras podremos usar, por lo que deberemos exprimirlas al máximo. Para adquirir práctica en el género, es preferible al principio limitarse a una idea, de uno a tres personajes como máximo y una sola unidad espacio-temporal. Claro que se pueden alternar varias unidades temporales, usar muchos personajes, llevarlos de un lado a otro en pocas líneas… Pero cuidado: hay que ser muy, pero que muy buen escritor para hacer algo así y conseguir que además funcione. Porque eso desconcierta y para desconcertar con elegancia hay que tener mucho oficio. En caso contrario el resultado es un  relato abigarrado, estridente y pretencioso; en resumen: fallido.

Hablemos de la omisión. Aquello que se omite debe formar parte del contexto, completándolo de forma hábil. En la narración breve, casi todos los artistas tienden a mostrar y no explicar, por resultar esto último demasiado explícito. Es decir, a resumir en un gesto, en una imagen, toda una realidad. Para eso, la imagen en cuestión debe cumplir los siguientes requisitos:

-La imagen es representativa de aquello que omitimos.

-La imagen es la correcta y en su contexto no plantea ambigüedades.

-La imagen ayuda a entender mejor lo que se está relatando.

Importante también es que tenga un final memorable. Lo que se busca en el microrrelato es, sin desencajar la estructura del texto, completarla de una forma poco habitual. Se trata de lograr un final que no concuerde con las posibles expectativas del lector, pero que sea coherente con el resto del relato. A evitar son los artificios como el tan común de despertar al personaje de un sueño donde la historia es solo producto del mismo, de convertir a la mujer en hombre para cerrar la narración,… En el desenlace nos lo jugamos todo. Pero como nos hemos limitado a sugerir hechos y como escribimos para un lector inteligente que no va a creerse cualquier cosa, la sorpresa de este final tiene un límite que no debemos sobrepasar. Para conseguir ese final, deberemos tener en cuenta lo siguiente:

-Intentaremos construir microrrelatos interesantes, pero sin incurrir en excesos, evitando la escritura de textos graciosos o facilones. El final debe ser una frase perfecta, no por sí misma, sino en relación al resto del relato.

-Debe resultar una lectura fácil y comprensible. No sacarse ases de la manga.

-Sin olvidar que todas las frases del microrrelato no dejan de ser parte de un todo, es muy posible que nuestro texto sea juzgado (y recordado) precisamente por la primera y la última.

Os dejo aquí con Chéjov. Consejos de un escritor.

-Ausencia de palabrería

-Objetividad

-Veracidad en las descripciones de personas y objetos. Recurrir a pequeños detalles (dos o tres líneas)

-Brevedad

-Originalidad. Huir de los lugares comunes y los tópicos

-Sinceridad

-Sencillez

-Trabajar la frase: eliminar lo superfluo, cuidar su musicalidad

-Que los personajes se entiendan por sus acciones. Evitar describir su estado de ánimo

-El escritor no debe ser juez de sus personajes ni de lo que hablan, sino solo un testigo imparcial

-Llevar la acción de manera tranquila y mansa y, al final, golpear en la cara al lector.