Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

MAMIHLAPINATAPAI

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. Comenzamos el año con MAMIHLAPINATAPAI, el entendimiento con la mirada. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
0
2
horas
1
0
minutos
5
2
Segundos
5
2
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de MARZO

Relatos

80. Sí que estaba allí

Durante siglos, rabinos, sacerdotes e imanes han buscado la Verdad entre las páginas del Libro Revelado.

Finalmente, una escritora inglesa de literatura juvenil y su tren en el andén 9 y 3/4, nos puso sobre la pista.

79.Ubi Sunt

En el año 2116 se decretó mundialmente la muerte de los libros y se prohibió la fabricación de cualquier dispositivo de lectura. Se abolió el día del libro y se estableció una ley que penaba al que incurriese en el grave delito de leer. La podredumbre moral nos derrotaba por fin y el ser humano dejaba de soñar e imaginar.

Cuando la mañana señalada Alonso hubo de dirigirse a la Plaza de La Verdad para deshacerse del único libro que le quedaba y arrojarlo como cada ciudadano a la Pira de la Purificación, no pudo dejar de llorar aunque se aseguró de hacerlo solo interiormente. Ni deseaba recibir una descarga de las pinzas anti-sentimiento ni que aquella brutal Policía de la Rectitud vislumbrara su debilidad.

Con las llamas reflejándose en sus ojos apagados y sus mejillas arrebolándose por el calor y el crimen que sentía cometer, dio de comer el libro al fuego. Las palabras del Salvaje resonaron como una plegaria de despedida en su cabeza:

«Pero yo no quiero la comodidad. Yo quiero a Dios, quiero la poesía, quiero el verdadero riesgo, quiero la libertad, quiero la bondad. Quiero el pecado.»

78. FOLIO EN BLANCO (Pulgacroft)

No había nada que te provocara más terror que aquel folio en blanco. Siempre preferiste dejarte seducir por las musas; el arrojo y la iniciativa nunca fueron tu fuerte pero aun así, le echaste valor y te enfrentaste a él con ganas.
El folio te amenazó con su nada, te desafió con el vacío más absoluto, se quedó frente a ti impasible para que te lanzaras a su abismo y tú, aceptaste el envite como un duelo entre vaqueros. Cuando estabas a punto de desenfundar el boli,  el maldito folio fue más rápido y de un feroz bocado, te engulló con su blancura. Tus ganas y tu imaginación rodaron desengaño abajo…Nunca más  se supo de ti.

Algunos cuentan que te vieron en andenes solitarios esperando a la protagonista de su novela; otros, que viajabas en vagones  huyendo del policía de un bestseller; hay quien aseguró haberte encontrado entre comillas en una nota a pie de página… pero yo, donde te reconozco desde entonces, es transformado en metáfora, formando versos con esa delicadeza tan tuya, rimando poemas de amor con tus musas… entre las páginas de los libros que nunca llegaste a escribir.

77.SECRETOS COMPARTIDOS (Concha García Ros)

La protagonista se llama como tú, eso fue lo que me hizo comprarlo. También tiene una relación tormentosa y escribe de madrugada.  Desde el principio me enganchó, me sedujo la idea de saber más de ella. Leía ávidamente devorando su rastro. Confieso que, aunque sea una locura, me estaba enamorando.

Pero ahora no sé si quiero saber cómo piensa, en qué, en quién. Me atormenta, pero no puedo parar. Lo de anoche fue demasiado hasta para un curioso empedernido como yo. Me quería morir cuando llegaste feliz mostrándome una edición ilustrada del Libro de Monelle, un curioso ejemplar que, según dijiste, habías encontrado en una pequeña librería del centro. Un ejemplar idéntico al que su mejor amigo, que está loco por ella,  le ha regalado.

Se acabó, esta noche lanzo al fuego este maldito libro.

76. El libro Pájaro

 

Abrí el libro y, en vez de páginas, encontré plumas que se escaparon revoloteando por el techo abovedado de la biblioteca.

Me armé de paciencia y las fui capturando una a una.

No estaban numeradas, así que las leí como me vino en gana.

Al final dejé al libro Pájaro anidando en el rincón más fecundo del inmueble.

No me atreví a inventariarlo; que cada quien ordene a su antojo la lectura de sus plumas.

 

75. COMIENZO A NO RECORDAR

Había llegado ese día que siempre llega. Ese día que apareces en la que fuera la casa de tu niñez y a la que llegas con un nudo en la garganta y un cartel bajo el brazo. Entras y te rindes al recuerdo. Te duelen porque solo son recuerdos y te reconfortan porque fueron felices.
Al azahar acaricié el lomo de un libro que no recordaba y con la curiosidad que produce lo desconocido abrí sus páginas para intentar recordar su contenido. Tenía el convencimiento que en aquella polvorienta estantería no había un solo libro que no hubiese leído. Se abrió entre las páginas que albergaban un papel manuscrito con la declaración de amor más bella que nunca he leído:
“Comienzo a no recordar .Me niego a perderte.
Coge mis manos, fija tus pupilas en las mías y proponme una escapada.
Amor, cuando te surjan dudas lee estas palabras y sabrás que mi amor alberga en tu corazón.”

74. EL BILLETE

Aquella tarde estaba resultando tediosa. Miré el reloj por enésima vez en solo diez minutos. Sentada junto a la chimenea, bajo la luz de la lámpara, pensaba en qué hacer hasta la hora de la cena. Decidí acercarme a la estantería y coger un libro. Me encontré con aquella novela que había leído años atrás. No estaría mal releerla. Al sentarme, algo cayó de entre sus páginas. Era un billete. Apenas podían verse sus letras impresas. Pero yo ya sabía de qué viaje se trataba. Me senté y retrocedí más de quince años en el hilo de mi vida:

“Era domingo. Como muchos otros durante mis años de estudio, subí al tren. Busqué asiento, coloqué mi mochila y esperé al revisor. En cuatro horas estaría en la residencia, lista para las clases del lunes. En la última parada lo vi. No podía quitar mis ojos de él. Era la cara con la que había soñado las últimas semanas. Intenté dirigirme hacia él, pero el tren se detuvo, y con el barullo fue imposible alcanzarlo… Al día siguiente, tenía examen. Me situé junto al aula y esperé a oir mi nombre en la lista. Y allí estaba él de pie…”

73. FIN

Aquella mañana, una gran ballena le dio los buenos días en el salón. No podía seguir así.

Primero llegaron los duendecillos, que jugaban al escondite en el dormitorio. Después apareció el hombre sin cabeza, que veía la televisión con un cuenco de palomitas. Más tarde aquel marciano que no aguantó un pequeño resfriado, los caballeros que organizaban justas espada en mano en el pasillo, las princesas que se encerraban en el cuarto de baño, el extraño niño de madera que escribía con la nariz en las paredes…

Organizaban fiestas, asaltaban su frigorífico, arrasaban las provisiones, se probaban sus vestidos, usaban su ordenador…

Alicia sabía cómo terminar con todo aquello. Y había llegado el momento. Avanzó entre la multitud y llegó hasta el viejo libro que le había regalado el casero y permanecía abierto en un rincón. Cuando lo cerró desaparecieron uno a uno todos los visitantes de la casa hasta que solo quedó ella que, aunque se buscó en el espejo, no se encontró.

72. La canción del estudiante (Marta Trutxuelo)

 

Última palabra, última línea, última página… El peso de todas ellas cayó sobre la tapa posterior del libro cuando lo cerró de golpe. Bajo las gafas depositadas sobre la cubierta sobresalía, casi gritando, la palabra “literatura”. El estudiante tomó el libro y bajó a la parada del autobús. Aprovechó que el vehículo emitía un rugido ensordecedor para impostar la voz: “Con diez cañones por banda, viento en popa…”. El autobús zarpó a toda vela con su patio de butacas lleno. Un apuesto galán se prodigaba en halagos y una joven se ruborizaba al recibirlos: “En tanto que de rosa y azucena, se muestra la color en vuestro rostro…”, imaginó el diálogo. El estudiante, alto y enjuto, alzó su triste figura al divisar su destino: “En un lugar de la Mancha…” musitó y blandió como una lanza la barra de sujeción. “Érase una vez un hombre a una nariz pegado…”, determinó al despedirse del capitán de la nave. El estudiante colmó su interior con la tibia brisa marina y al exhalarla aún se permitió una última intervención: Que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios la libertad; mi ley, la fuerza y el viento; mi única patria… la biblioteca”.

71. LUZ DE MIS OJOS ( Modes Lobato Marcos)

Abro el libro de ilustraciones y…

 

las estrellas

                                                                                                                flores

                          UNA                            luz

                     lluvia          

                                    DE

               COLORES

                                      cae 

                      SOBRE

                                         MI

 

                                                                                                                                                      risas

campo

                                                          sol

amigos

                                              el

                                                    mar

    MI                        SONRÍE

            CORAZÓN

                                                                                                                         mi  hermanita
mami

                                    el verano

                                                                                                                                         

los pajaritos                                                                MIS ABUELOS       

                                       LA 

                                       TELE

 

¿PAPÁ?…¿QUÉ HACES, PAPÁ?…

 

 

Me despierto sobresaltada. Llorando. Como cada mañana.

En el jardín ladra mi perro.

Mi querido perro lazarillo.

 

70.MAL DEL ALMA

Antes de la llamada de la vecina, a la que todos los otoños robábamos las manzanas, antes del primer ring, un olor a tomillo y romero entro por la ventana del apartamento. Descolgué con el corazón acelerado pensando que por una vez era mi padre el que llamaba y eso no era bueno, porque odiaba cualquier tipo de comunicación. No era él pero si eran malas noticias, llevaba dos días desaparecido, lo habían buscado por toda la sierra y nada.

Limpiamos la zona durante un mes, hasta que la vecina me sacó de mi búsqueda desesperada y me dijo que seguramente mi madre lo había llamado. Y eso fue lo que me hizo ir hacia el libro de recetas de mi madre, entre estas páginas que me habían curado mil catarros y desamores, encontré una nota con la letra de mamá: “Mi amor, si necesitas usar el remedio al mal del alma no lo hagas, ya es hora de encontrarnos, sube a la sierra, a lo más alto, cruza el camino del tuerto, llega al roble hueco y espérame dentro”.

Llamé a los vecinos y allí dentro, acurrucado, encontramos a mi padre.

69 .TE HABLA EL

Hola soy yo tu amigo,no te olvides que cuando me tengas entre tus manos te dejes llevar por la imaginación, porque yo te brindo cantidad de aventuras libres de peligros y que cuando me dejes abandonado en cualquier cajón no me enfadaré si por ello vas en busca de una puesta de sol , o de un amor a la luz de la luna.

Quiero comentarte que en alguna ocasión he conseguido sentir sobre mis hojas el sabor salado que dejan tus dedos al deslizarse sobre ellas cuando me llevas a disfrutar de una tarde junto al mar, también me deleito si me dejas caer por tu regazo cuando lentamente el sopor del verano te vence y te abandonas en manos de Morfeo por breve tiempo, ya que cuando escuchas el zumbido de una abeja sobre tu nariz despiertas y me recuperas del suelo volviendo a introducirte en la historia que yo te brindo.

Pero cuando mas contento me pongo es cuando decides esconder entre mis páginas esa flor que años mas tarde encontrarás por casualidad y te hará recordar aquel amor de juventud que te brindó su primer beso.

 

 

Nuestras publicaciones