Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

DIC115. EL ASUNTO, de Rafa Olivares

Ansaldo era un hombre serio y de pocas palabras. Al caer la tarde de aquel día de verano, en la década de los cincuenta, sólo dijo que iba a comprar tabaco. No volvieron a saber de él. Doña Angustias, viuda de militar y estanquera, confirmó que había comprado un paquete de Bisonte pero no sabía si al salir había tomado dirección a su casa o camino de Cerroscuro. Los hijos recorrieron los pueblos de alrededor en su busca llegando hasta la capital. Nada.
Veinte años después, la víspera de Nochebuena, a la hora de comer, se presentó Ansaldo en casa; entró y se sentó a la cabecera de la mesa, donde antaño solía. La sorpresa atenazó cualquier reacción de su familia. Le sirvieron el cocido, le acercaron el pan y le pusieron el vino con gaseosa que acostumbraba tomar. Sólo sus nietos se atrevieron a preguntar por aquel señor a quien no conocían, recibiendo por respuesta un «túcomeicalla«.
Semanas después fue Hilario, el hijo mayor, quien mientras podaban los almendros y como el que no quiere la cosa, le preguntó cómo había sido lo de su regreso.
— Olvidé el mechero, respondió Ansaldo.
Nunca más se volvió a hablar del asunto.

DIC114. RO RO MI NIÑITO, de María Rojas

Con alegría esperamos, tras la recogida de la cosecha, las fiestas de las adoraciones al Niño Dios.
A las jóvenes nos visten de inmaculado blanco y nos engalanan con alas y coronas de cartón dorado. Parecemos ángeles chamuscados, danzando entre el humo de la pólvora y los olores anisados del aguardiente.
Las mujeres en edad de merecer se hermosean y mecen, entre rítmicas recitaciones, a los bebés recién nacidos. Estas celebraciones son un reencuentro con nuestro lejano pasado. En ellas bailamos, cantamos y bebemos, al ritmo de los tambores africanos.
Mi mamá mientras acaricia mi ensortijado pelo le canta al que dicen que es mi papá.
“Un pájaro me ofreció
las plumas de su copete,
no hay pájaro en esta vida
que cumpla lo que promete”.

DIC113. BUENOS DESEOS, de José Manuel Molina Monclova

Se les vio llegar este año hacia finales de octubre, mezclados con castañas y boniatos, cuando en el Mercadona se pusieron ya los productos navideños entre sus estantería. Durante el transcurso de los días y batalla a batalla fueron ganando corazones. En estos últimos años estas batallas son cada vez más duras.
Los corazones de las gentes se han endurecido y ya no se comunican con los de sus vecinos, pero en estas fiestas el bombardeo incesante de buenos deseos vence hasta el más ruin por unos días y para ponerlo fácil nos indica el camino más corto hacia el bolsillo o bolso.
Lástima que solo sea unos días y que nuestros buenos deseos se paguen con Visa.

DIC112. FELIZ NAVIDAD A TODOS, de María Peña

«Hola«, dijo con un tono bajo y triste.
Entonces le miré, estaba cabizbajo y, sentía como susurraba palabras mientras movía la cabeza lentamente.
Yo estaba sentada frente a él y no quise entrometerme. Esperé atenta a ver si el niño alzaba la cabeza pero no, Luis, seguía hablando cabizbajo.
Ya por fin le dije que qué hacía, que con quién hablaba. Eufórico pegó un salto, se acercó, se levantó la camisa y agarrándose un michelín me dice: «Hablo con este, que apareció por Navidad sin avisar. Le he puesto nombre y todo. Se llama Roscón de Reyes y ¡qué rico estaba!«.
Unos segundos de silencio.
Él se ríe, yo no sé como reaccionar. Perpleja no sé si reírme también, si sentar al niño en mi regazo y cantarle una canción de cuna para que se duerma, si correr juntos un par de metros, o tal vez pillar por banda a su madre y sermonearla por la mala alimentación que le está dando al niño.
Al final le pregunto a Luis si le apetece que corramos un par de metros juntos. Me vendrá bien y sobretodo al parásito michelín de estas vacaciones y su aliado el mazapán.

DIC109. EL VIEJO BONACHÓN de Cándido Macarro Rodríguez

No había caído en la cuenta hasta que arranqué la hoja de Noviembre en el calendario de la cocina.
¡Otra vez Navidad!
Como todos los Diciembres desde que era pequeño mi ánimo se desasosegaba, respiraba con agitación y comenzaba a sentir un sudor frío. Todo el mundo andaba excitado exteriorizando su dicha por la llegada de las fiestas, pero yo no podía evitar sufrir ataques de ansiedad.
Otra vez me asaltaban aquellos recuerdos nebulosos: Papá Noel entrando en mi cuarto y cerrando la puerta tras de sí, acercándose a mi cama y susurrándome al oído que tenía que portarme bien si quería recibir juguetes un año más. Yo cerrando los ojos y apretando los dientes mientras sentía las cosquillas que me hacía su barba y notaba el peso de su cuerpo sobre el mío, infantil, ingenuo y tembloroso. Un golpe sordo y un líquido caliente escurriéndome por la cara antes de verle caer inerte a mi lado en la cama. Mamá detrás con un martillo en la mano y una expresión extraña.
Aquellas navidades papá se fue de casa. Eso nos ha contado mamá siempre. Y aunque siempre he albergado dudas, nunca he querido preguntarle nada.

DIC108. LA CRISIS QUE ACABÓ CON EL DÍA DE REYES, de Raúl Guadián Delgado

En realidad apareció hace ya varias campanadas, pero este año se convierte en un rugido de tripas que se te pega al costillar. Y llegó para transfigurar todas las fiestas navideñas, que ahora las cenas familares se hacen en los comedores sociales, donde habitan ángeles de caras arrugadas que dignifican el puchero solidario; Que las compras se hacen en los contenedores, y los niños no esperan al día de reyes, que ya son años esperando en balde. Las caras son tristes en las tardes frías, y las luces se reflejan en los ojos de aquellos que no esperan nada.
Que ya sabemos que hoy es el futuro, negro como las uñas de los que viven entre cartones. Porque ahora, los villancicos suenan a frío, toses secas y desahucios en la calle de al lado.
Y aquel rugido de tripas, que en blancas navidades pasadas fue de rábia… ahora ya no. Ahora son hambres atrasados, bien pegaditos al costillar… Y sabemos que apareció para quedarse entre nosotros, lo mismo que un espíritu navideño que sobrevuela las casas humildes, esas que carecen de código postal al que remitan los reyes sus paquetes.

DIC107. CORNUDO RESIGNADO, de Lola García Roldán

Es matemático, desde hace, que se yo, pongamos una década, o desde el principio de los tiempos, da lo mismo…El caso es que por estas fechas, regresan a nuestras vidas, ese amigo de la infancia olvidado, o aquel que conocimos en la facultad que nos hizo la vida más agradable, o ese compañero tan simpático de un antiguo trabajo, o el vecino con labia de cuando estabas alquilado, en fin, alguien que te va a dar la coña. El asunto es que ingresan de nuevo, como quien no quiere la cosa, en nuestra cotidianidad, llegan con una varita mágica y es tan mágica que produce un cambio en nuestras parientas, Laura, Sofía, Ester, Lorena… Estaban mustias, cambian, se trasforman, se ponen tiesas , florecen, están más alegres, más guapas
Hoy al levantarme me duele la cabeza, me toco y siento dos protuberancias. Han llegado para quedarse, un cierto tiempo. Al principio duelen, luego me la repampinfla, ¡vamos , que me importa un comino!, esto es como todo, hay que acostumbrarse, así es la vida, o como dicen los franceses ¡c’est la vie!

elcircodelasmilcarcajadas.blogspot.com

DIC106. OTRO PUNTO DE VISTA, de Luis Miguel Morales Peinado

De nuevo aquí. Lo oigo. Han pasado once meses. Otra vez los villancicos, las risas, los llantos, la fiesta. La felicidad por decreto; aunque este año, por lo que les he oído, va a ser más complicado cumplirlo. Pedrito (qué ganas tengo de que, por fin, le llamen Pedro) no parará de dar vueltas alrededor del belén, colocará aquí y allá. Bueno, mejor dicho, nos descolocará…
Sí, oigo cómo gira el pomo de la puerta.
Y el árbol apagará y encenderá sus luces; ahora serán de esas… ¿cómo se llaman? De led, creo… Y le rodearán menos paquetes la noche de Reyes. Acaba de abrirla. Ya, ni Dios me salva; por más que intente esconderme debajo de todas ellas. Sus pasos se acercan. Espero que, por lo menos, hoy me toque más cerca del portal.
Ya está aquí; ha abierto la puerta del armario. Disfrutaré de mis últimos instantes de oscuridad antes de que abra la tapa. Qué bien se está en este rinconcito de la caja de zapatos, acurrucado entre los papelillos de paja. ¡La luz! Cerraré los ojos… En fin, todo sea por realizar una buena labor en estas fechas.
¡Hola, Pedrito!

DIC105. DOS FANTASMAS BASTAN, de Luisa Hurtado González

Faltaba poco para Navidad cuando llamaron a la puerta. La niña abrió y se encontró con un hombre que sólo había visto en fotos, por el que su madre había llorado demasiado. Y cerró.
-¿Quién era?
-Una equivocación.
“El fantasma de las Navidades pasadas”, añadió bajito aún con un cuento de Dickens en las manos.
Al día siguiente, más o menos a la misma hora, el timbre de la casa sonó y la pequeña volvió a abrir. A la persona que tenía delante la conocía de primera mano y sabía que tenía la mano muy larga. Sin dudarlo, le dio con la puerta en las narices.
-¿Quién era?
-¡Un vendedor, le he dicho que no queremos nada!
“El fantasma de las Navidades presentes, del que aún nos estamos curando”, musitó, acariciándose un morado del brazo.
Cuando volvió a salir el sol, la chiquilla decidió extender sus juguetes en el pasillo para ser la primera en abrir llegado el caso pero… no pasó nada. La cría pensó: “quizás el regalo es que no habrá más fantasmas, quizás las Navidades del futuro sean éstas, que estemos mamá y yo solas y que nadie nos haga daño”; “buen regalo”, añadió.

DIC104. ESTA NOCHE, CENA CON LA FAMILIA, de Mª Rosario Val Gracia (Rosy)

Mientras conduzco por la bulliciosa avenida… a riesgo de quedarme ciega por las tantas y derrochonas bombillas, voy repasando mi plan.
Repartiré besos y sonrisas a tutiplén, ¡como si me importasen esos desvirtuados festejos! Dejaré los juguetes bajo el moribundo abeto, a sabiendas que esos malcriados ya tienen demasiados. Durante la cena, esperaré paciente a que salga el bebé, entonces… los dejaré allí, secos, con sus mazapanes, cavas y turrones, sus trasnochados y disonantes villancicos.

Todo transcurre como preveía. Cada beso, sonrisa y regalo en su lugar. Sentada a la mesa, acecho la puerta, ya viene, agarro el bolso,
despacio arrastro la cremallera… de repente, el abuelo, desaforado, armado con cuchillo y tenedor repica la mesa al tiempo que vocifera:
“Pero ¡¡¡qué diantres es eso!!!, ¡¿dónde está el lechal?!”
No puedo creerlo, en una cama de barro, sobre un nido de patatas, aparece ella, verde, hermosa, redondita…
“Felicidades cariño: Col al horno con crujiente de sésamo, rellena de verduras caramelizadas al oporto con piñones y arándanos en salsa de almendras… esta Nochebuena hemos considerado que eres vegetariana”
Apenas contengo las lágrimas, emocionada saco la mano del bolso y abandono la pistola… para mejor ocasión.

http://desdemipinar.wordpress.com

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