Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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56. ¿QUÉ ESTÁS MIRANDO? (Javier Puchades)

¿Qué miras? ¡Imbécil! ¿No hay más gente en toda la barra? Ya tengo que aguantar el codito de la tía esta de aquí al lado y ahora me faltabas tú.

¡Qué te he dicho que dejes de observarme! ¿Tengo monos en la cara o qué?

¿Qué no has visto nunca un payaso? Medía hora de descanso entre función y función y ni un café tranquilo me puedo tomar.

¡Pero bueno! ¡Gilipollas! La vamos a tener. Y encima escribiendo ¿no será sobre mí?  ¡Capullo!

Se acabó ¡Idiota! ¡¡¡Zas!!!… Y ni una palabra más.

 

18 Responses

  1. Martín Zurita

    Hola, Javier.
    Menudo monólogo o soliloquio te has marcado en tono ascendente hasta el desenlace. El título ya nos sitúa. Yo he presenciado, sí, lo digo bien, más que visto u oído, algo de ese tenor en algunos bares. Con palabras no tan bien hiladas, por supuesto. Tú no das puntadas sin hilo. Pero con un final parecido, muy semejante. Una guantada y punto. Pero qué pesada se pone la gente, y qué molesta. Si es que no se puede aguantar. Y, claro, la cosa termina en zas y ni una palabra más. Qué bien subrayas el sonido del golpe. Parece que lo estoy presenciando. Un breve texto muy grande. Enhorabuena y un abrazo potente.

    1. Eduardo, muchas gracias por tu comentario.
      He intentado hacer un relato diferente, hacer ver esas reacciones intempestivas ante una mirada. Y esta fotografía esta siendo mirada por todos aquellos que estamos escribiendo.
      Un abrazo enorme.

  2. Javier, con tus diálogos escenificas a la perfección la personalidad irascible del protagonista. Demuestra tener un humor de perros. No aguanta ni la más mínima mirada. Es violento y no atiende a razones.
    Por desgracia, existen demasiados como él en nuestros bares. Enhorabuena, has sabido plasmar con tus palabras una situación muy real.
    Mucha suerte.
    Besos muy apretados.

    1. Pilar, muchas gracias por tu comentario.
      Efectivamente, mi protagonista está para pocas bromas. He querido hacer un relato diferente, quería mostrar como se debe sentir la fotografía que estamos utilizando para escribir los relatos, al verse observado por tantos ojos. Imagino que podrían haber reacciones diversas. En mi caso he cogido la más violenta.
      Muchos besos.

    1. Amparo, muchas gracias por tu comentario.
      Es verdad, igual comienzo, pero luego tomamos caminos diferentes. Esto demuestra que una misma fotografía puede llevar a cientos de historias según los ojos del escritor que la mire.
      Un abrazooooo.

  3. Ángel Saiz Mora

    Hay personas susceptibles por naturaleza. Otros son más calmadas, pero todo el mundo puede tener un mal día. No es que justifique la violencia, pero quizá tu protagonista tenía parte de razón al quejarse de esas miradas despectivas, lo que ocurre es que la pierde toda con sus palabras airadas y con la agresión posterior. Antes de llegar a eso siempre hay caminos, o hacer caso omiso a las provocaciones, que frustra mucho al agresor.
    Un relato breve e intenso, con la dificultad añadida de un diálogo, herramienta que hay que saber utilizar bien, como tú has hecho, para reflejar en unas pocas pinceladas la psicología y/o el momento puntual del protagonista. Al Igual que ENTC, tu mérito estriba en el intento de cambiar para seguir avanzando. A pesar de tu maestría, o precisamente por ella, sabes bien que nunca se acaba de aprender y de evolucionar, y que siempre hay espacio para experimentar.
    Un abrazo fuerte y suerte, Jaiver

    1. Muchas gracias, Ángel por tu comentario.
      Creo que has dado en el clavo, he intentado experimentar con este relato. He buscado sorprender, he querido ver lo que siente la fotografía al verse tan observada y he centrado su reacción en el payaso. Está claro que las reacciones pueden ser diversas, y la menos adecuada la que él tiene.
      Y opino como tú, siempre se está aprendiendo.
      Un abrazo enorme, ángel.

  4. María José Sánchez

    Hola, querido Javier. Tu payaso no tiene un buen día; su cara lo dice todo. Este es un ejemplo claro de que de la nada se puede liar la de San Quintín. Muchas veces se empieza por poco, va subiendo el tono y, al final, las manos hacen el resto. Incluso cuando ni siquiera hay razones y es la persona la que se monta sus propias películas en la cabeza. Me ha gustado mucho, porque yo soy muy de diálogos-monólogos. Expresan las emociones en directo. Muy bueno.
    Besitos inmensos.

  5. Salvador Esteve

    Interrelacionas la pasividad congelada de la foto con la observación del escritor, y cambias sus miradas y la realidad. Me ha parecido un relato originalísimo, Javier, enhorabuena. Abrazos y suerte.

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