Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

Single Blog Title

This is a single blog caption

134. «Retal»

Me tomaré ahora la tisana. ¡Demonio el chiquito!, lo ha puesto todo perdido atizando la lumbre.

No tardarán, el potaje está listo y los pimientos asados, hasta me ha dado tiempo a meter el pan al horno. Ummm, ¡qué calentita! Mientras Maura recoge la mesa desplumaré la gallina, granuja, lo que me ha costado pillarla y eso que casi se me muere con el alambre del huerto enredado en el pescuezo. Menos mal que mi madre me enseñó bien a coser, ¡y a leer! Ay mi Exiquio, ¡Cuánto te echo de menos! ¡Una solterona te vas a quedar! y llegó él del otro pueblo y a la que sacó al baile fue a mí. No se me quita la pena. Primero Catalina, ¡pobre Exiquio!, si no le paran estrangula al médico. Y él después.

Esta chimenea…, parece que el tiempo está de cambio. Luego les llevo al monte, allí, entre los árboles que cuidaba Exiquio y en los que se escondía Catalina con Toñín…

¿Ya estáis en casa? Nada, se me habrá metido un poco de ceniza en los ojos. Eduardo, que lo ha puesto todo perdido atizando la lumbre. ¡Ven aquí, que te vas a llevar un buen azotazo!

3 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Pues eso, nada más, ni nada menos, que retales de una jornada en la vida de una mujer, con sus trabajos, recuerdos, sufrimientos, alegrías… Suerte y un saludo.

    1. Isabel

      Hola Jesús:
      Tienes mucha razón, es un trocito de una vida, y cada retal tiene un valor altísimo.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Besos

  2. Isabel

    🙁
    Jo Juan, ya lo sé, a mi también me ha dado mucha pena. Casi no entro ahora a ENTC, cuándo lo vi ya se había pasado el plazo.
    La historia merece la aclaración. Catalina, la primogénita, con casi 14 años se puso mala, ella había oído hablar de una enfermedad que se llamaba apendicitis y pensó que eso le pasaba a ella. El médico no pensó lo mismo y Catalina murió. Te puedes imaginar la desolación de Exiquio. Él murió unos 2 años después. Yo creo que de la pena.
    He emigrado hasta ese tiempo y me he colado en la ropa negra de Justina, con 4 hijos y con la necesidad de tirar «pa lante».
    Maura fue mi abuela.
    Mi mujer rural no podía ir a otro lugar. Siento no dedicar más tiempo a mis letras, incluso a toda prisa, me gusta seguir colgando mi relato y tener un pequeño rinconcito entre vosotros.
    Muchas gracias Juan por preocuparte.
    Un beso

Leave a Reply