Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP113. GENERACIONES, de Antonio Ortuño Casas


En el jardín de la casa de campo de mis abuelos había plantado con mi padre la semilla de lo que años después debía ser un árbol. Varios años han pasado desde entonces y el árbol está en la flor de su vida, como lo estoy yo; de mi padre no puedo decir lo mismo, aunque creo que desde algún sitio debe estar gozando escuchando la música de arpa de sirenas aladas, tomando exóticos elixires, probablemente corriendo tras alguna de ellas.
Hijo, -recuerdo que me decía cuando escondíamos la semilla bajo tierra-, cuando este árbol dé los primeras hojas en sus ramas significará que tu papá empezará a pensar en el más allá; cuando esas ramas sean lo suficientemente gruesas en la primavera observarás como unas bonitas flores irán dando paso en el verano a redondeadas frutas, que al madurar te sabrán a gloria.
Papi, -interrumpiendo su espontánea narrativa-, ¿y podré hacer zumo con mamá para merendar?.
Todavía me acuerdo como si fuese ayer, sintiéndome como fruta madura, como la que también disfruto cada verano recogiéndola directamente del árbol. Mis hijos disfrutan la merienda mientras, a lo lejos, adivino a escuchar la música que mi padre baila con los suyos.

5 Responses

  1. Antonio, he leído el relato varias veces pues en la primera lectura me quedé descolocada por la frase «de mi padre no puedo decir lo mismo», connotación negativa, y lo deque va corriendo «tras alguna de ellas (de las sirenas aladas). Parece una infidelidad, pero del texto en conjunto no me quedo con esa idea sino con la contraria. Un poco confuso o no he entendido.
    Un abrazo

    1. Anonymous

      De mi padre no puedo decir lo mismo es en alusión a que ya no está en la flor de la vida, pues ya no está con nosotros. En relación a lo de va corriendo tras alguna de ellas, de las sirenas aladas, no creo que parezca una infidelidad, o es que uno no puede divertirse después en el cielo o en el lugar adonde vaya?. Saludos y gracias a todo/as por los comentarios. Antonio

  2. María Elejoste

    Que recuerdos nos traen algunos objetos verdad? y si encima es un árbol al que vemos crecer… es un bonito homenaje tu relato si es cierto y si no lo es, suena muy creible.

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