SEP144. COSECHAS, de Antonia Toscano López
No era aún el tiempo. No. Observaba desde aquel recuadro enmarcado por las lilas sus sencillas formas, como las pequeñas bolitas verdes que luego se abrirían en centenares de afrodisíacas flores, cuya aroma envolvía la promesa de su balanceo.
¡Cuántos días acudió a su atalaya para ver el proceso milagroso ante sus ojos! Aquellas largas líneas rectas que se alargaban en su sombra sobre el camino de tierra húmedo o seco, cubierto de hojas o de pétalos o de volutas de polvo diseñadas por el viento, se fueron transformando en arabescos, desde la suave curva de sus pasos pequeños, hasta las voluptuosas olas de la seda dibujando los trazos de su dorado equilibrio rompiendo el silencio con el murmullo del roce del rítmico movimiento en el aire de sus perfumados cabellos.
Fue sólo una niña, que pasó el primer día como un blanco velero en la lejanía, ahora, como fruto maduro, en plena lozanía, le ofrece sus labios. Ahora es el momento. También para el amor ha llegado el día.
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Antonia, muy romántico y eso que ya sabes que yo no soy de esos, pero me ha gustado.
Un beso
Antonia, encuentro en tu relato un poema al amor que tiene que madurar para que uno coja la dulzura de su fruta. Me han gustado mucho las últimas frases:»Fue sólo una niña, que pasó el primer día como un blanco velero en la lejanía…»
Un abrazo.
Un evocador y rítmico relato. Se aprecia el lirismo aplicado al cambio de una criatura a través del tiempo a la que el niño ve y sigue viendo hasta que se convierte en mujer y ya es tiempo para el amor.
Felicidades por este precioso micro, Antonia.
Muchas gracias por vuestra valoración de mi pequeña historia. Besos.
Tienes mucha poesía en tus metáforas y eres delicada en las descripciones. Me gustan tus elipsis, e indudablemente el final es visual. Te seguiré de cerca, para seguir disfrutando.
Un abrazo de Antonia a Antonia 🙂
Gracias. Yo también leeré tus cosas porque me ha gustado mucho tu evocación de Juan Ramón. Besos.