Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP42. ¡QUÉ INJUSTA ES LA VIDA!, de Cándido Macarro Rodríguez

Jorge había salido de cacería.
Depredador de playa décadas atrás aguardaba una presa que ya nunca llegaba.
Se agitaba incómodo sentado en la orilla.
La razón no era otra que su trasnochado y minúsculo bañador tipo slip, ridículamente pequeño por donde se le colaba la arena y le provocaba intensos picores.
 La talla del bañador nunca varió con los años, pero la de Jorge había crecido a la par que su vanidad y su obstinación por negar lo evidente.
Por detrás, la exigua prenda cubría sólo una mitad y dejaba al aire la otra, sin poder delimitar si era el “cu”, o era el “lo” la peluda parte que asomaba fuera.
La prominente barriga le caía en cascada hasta el inicio de sus escuálidos muslos y una profunda y permanente marca de calcetín rodeaba sus “jilgueriles” canillas adornando al desfasado quijote.
Incapaz de soportar más el picor decidió incorporarse estirando disimuladamente aquel diminuto taparrabos, pero por una sencilla ley física acababa menguando en el lado opuesto a donde recibía el tirón, dejando asomar, para desasosiego del resto de bañistas, sus precarios atributos, que mejor hubieran debido permanecer ocultos.
Apolíneo playboy de juventud degeneraba, ignorando las señales, en maduro casi pocho.

12 Responses

  1. Inés Zapirain

    Cándido, me ha dado pena Jorge. Nos lo describes de una forma tan precaria, que te inspira darle un abrazo.
    Aunque mejor no, que estos playboys trasnochados enseguida se piensan lo que no es:)

    Un saludo.

    1. Anonymous

      Gracias por los comentarios.
      El problema no es el paso del tiempo que nos «madura» a todos. El problema es no querer darse cuenta, no aceptar las reglas de este juego que es la vida y empeñarse en vivir sin dignidad.Estos Jorges suelen ser ridículamente divertidos.
      Cándido

  2. Mª Carmen

    ¡Pobre Jorge!. Parece que lo veo ahí mismo, con ese bañador (¿dónde venderán esos adefesios?) y con esas canillas «jilgueriles». Muy bien descrito el tipo y muy bien relatada la acción, que en casos como el de Jorge se limita a acechar a posibles presas y colocarse bien los atributos. Me produce tanta ternura que estoy pensando que a lo mejor tendría una oportunidad con la Irreverente Jacinta (relato nº 20), fíjate. Un beso y ¡suerte!.

  3. Anonymous

    Gracias por los comentarios,

    Ja,ja,ja
    Por lo leido,Jacinta no hubiera sido del gusto de Jorge en su juventud porque era bastante asequible. A un depredador le gusta cazar por el placer de cazar, de vencer cualquier resistencia que la presa le oponga, de sentir cierta lucha antes de conseguir su pieza. Jacinta no hubiera opuesto demasiada, cosa que, por otra parte me parece estupenda, lícita y para nada reprochable, y no hubiera tenido interés para Jorge. Jacinta, la irreverente, no se merece tal castigo divino. El Dios que yo imagino debe tener cosas mejores que hacer que hacer expiar la lujuria.
    Ahora, Jorge, como los leones viejos, tiene que conformarse con presas que corran poco,enfermas, a punto de morir… y Jacinta sí podría formar parte de su menú.
    Jorge ha sido incapaz de asumir el paso del tiempo e intenta negarlo pero Jacinta simplemente se límita a constatarlo ante el espejo.
    ¡Vaya tocho que acabo de meter!
    Cándido

    1. Mª Carmen

      Guau!. He descubierto aquí una nueva faceta: microcasamenteros de personajes, o casamenteros de micropersonajes… Ja,ja,ja…Besos.

  4. María Elejoste

    Jopé pues yo me reido mogollón… este verano he visto algún que otro Jorge al acecho, bueno a mi ya no me acecha nadie claro, pero mis hijas se llevan cada mirada!!!. Me ha encantado, «no se si era el «cu» o si era el «lo», pero lo he leido otra vez más y lo mismo. Dicne por ahí que es tierno tu personaje, a mi me da la risa, está muy bien narrado, es dificil provocar la carcajada, ay hace gtiempo que no escribo nada de humor, necesitaba echar unas risa, gracias cándido-Jorge, digo Cándido… ya no se si es el «can» o el «dido» ni lo que digo…

  5. Anonymous

    Eh! que yo no me parezco a Jorge nada más que en el bañador…bueno y en la intención… bueno y enla tripa… bueno y en los muslos… bueno y en las canillas… bueno y en los atributos… bueno…¡Leñes! ¡Que yo soy Jorgeeeeee!
    En serio, ya me doy por satisfecho con hacer reir a alguien.
    Gracias
    Cándido

  6. Nicoleta

    Un simpático retrato de una penosa «fruta madura» en la playa, Cándido. Hay hombres (mujeres también) que, a cierta edad, rechazan la realidad y se quedan con la imagen interior de la juventud, lo que no es malo, pero descuidan ajustar las apariencias, así que el efecto es hilariante.
    Suerte.

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