Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP62. RUISEÑORES MUDOS, de Enrique Moreno Martínez

Salieron del refugio cuando se les acabó la comida y el agua. Lo primero que hicieron fue buscar a Roko. Pero no acudió a sus llamadas, seguramente estaría escarbando en las petunias del vecino. El sol brillaba como nunca; hacía calor. Ella dijo que no se escuchaban los pájaros cantar. Él comentó que estarían en el carrizal, comiendo trigo.
Cuando sus ojos se acostumbraron de nuevo a la luz, ella se fijó en él y se rió de su rostro.
       -¡Tu cara es como un higo maduro, está arrugada y fofa!
       -Pues la tuya parece un melocotón sonrosado –contestó el niño también riendo.
Ella gritó mientras se ponía las manos en la cara. Lloriqueó al comprobar que le ardía mucho, y que estaría muy fea.
       -Pareces un melocotón maduro –continuó riéndose el chico- como los que le dábamos al abuelo que se quedó sin dientes por comer tantos.
Ella se metió la mano en la boca para comprobar que todavía tenía dientes, y vio estupefacta como dos se caían al suelo envueltos en sangre. Lloró. Él la consoló. Fueron al columpio en donde antes el roble daba sombra, cogidos de la mano.
       -No se escuchan los pájaros cantar…

 lalibretadegarbancito.blogspot.com.es

10 Responses

  1. Enrique, espero que sea ciencia ficción por mucho tiempo. Que no se caigan los dientes de repente ni desaparezcan los pájaros para siempre.
    Escalofriante enfoque futurista. Buena comparación frutera o frutal (que suena más bestia) para ilustrar los cambios físicos sufridos por los personajes.

    Un abrazo.
    Amparo Martínez Alonso.

  2. El silencio, más amenazador que el ruido. La ausencia, la pérdida. Describes sin decir ese apocalipsis. Les quedan un símbolo de su infancia y una mano a la que asirse. Quizás aun un futuro.
    Muy bueno. Suerte.

    1. Muchas gracias Antonia. Siempre es peor el silencio. Despues de una guerra, cuando las bombas o los disparos desaparecen, es cuando llega el dolor y los lamentos.

      Un saludo

  3. María Elejoste

    Pues sí, apocalípsis. Se entiende bien sin decirlo. LO el silencio me gusta, yo también se que es lo peor.
    Hay una cosa, «Fueron al columpio en donde antes el roble daba sombra, cogidos de la mano», no sería mejor «Fueron, cogidos de la mano, al columpio en donde antes el roble daba sombra…» creo que el órden le haría ganar mucho.
    Saludos, y que nunca se cumpla por fa…

  4. Nicoleta

    Cómico-trágico tu relato, Enrique, el juego y los chistes son la única modalidad que los niños conocen para comprender tales acontecimientos. Me ha gustado.
    Un abrazo.

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