Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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29. SIN FECHA DE CADUCIDAD (Mercedes Marín del Valle)

Se levantó de un salto. No desayunó, ni se duchó. Tampoco fue al trabajo. Vació los cajones de su mesita de noche y examinó impulsivamente su escritorio. Libros, cuadernos y folios volaron por el aire y conformaron una alfombra extensa que pisoteó sin pudor. Ya en el salón desvalijó literalmente las estanterías. Entre sus manos, las páginas se movían tan deprisa, que las letras escritas parecían tener vida propia. Su madre, que la vio desbaratar el orden, sintió temor y con ternura y palabras bien escogidas, trató de disuadirla de su empeño. Negó dos veces, lenta, pausadamente. Sus ojos ausentes empleados en radiografiar cada página no revisada. Ignorando la voz y su contenido, se zafó del abrazo protector, para correr hacia el único lugar no explorado. Una habitación vacía de vida y repleta de estantes. Sentada delante de una inmensa caja con olor a madera húmeda escudriñó los viejos apuntes de Anatomía, Fisiología y Estadística. Su corazón ralentizado y su pelo encaneciendo por minutos. A punto ya de encontrarse cara a cara con la noche, su mejor sonrisa iluminó un renglón del texto escrito. Con letra pequeña y singular, un TE QUIERO emborronado, colmó de felicidad su alma desvalorizada.

14 Responses

  1. Antonia

    El valor de unas palabras. Un relato con un excelente ritmo, con información oculta, pero que al final toma sentido y que cierra con un final que aclara la historia, triste por otra parte, pero con una esperanza para ella. Felicidades y suerte. Abrazo.

  2. Juan Antonio

    Me parece una historia preciosa y explicada de una manera exquisita. Lo del alma desvalorizada le da el sentido y el broche a lo que tan bien nos explicas. Mucha suerte 🙂

  3. Esa búsqueda de un, te quiero, dicho hace mil años, nos descubre lo sola y vacía que se encuentra la prota de este magnífico micro. Me ha gustado mucho.
    Un saludo.

  4. Ángel Saiz Mora

    Has transmitido muy bien la sensación de ansiedad, de tener que hacer rápidamente una búsqueda en extremo laboriosa entre universo de letras, todo para comprobar que alguien en algún momento la quiso, qué puede haber más importante que eso.
    Muy buen texto y, aunque pueda parecer que se ha llevado literariamente al extremo, resulta totalmente creíble y posible.
    Un saludo y suerte.

  5. Salvador Esteve

    Mercedes, desparramar libros y palabras para encontrar dos que apacigüen su alma. Precioso relato. Abrazos.

  6. Algunos “te quiero” son difíciles de encontrar, seguro que si le hubiera dicho a la madre ella le regalaba uno. Vaya reguero que ha formado al buscarlo. Buen ritmo en la narración. Suerte.
    Saludos.

  7. Es un relato un poco raro, pasarse todo el día buscando un «te quiero» me lleva a pensar que necesitar recordar que hubo un día que la quisieron. No sé. Un poco triste. Creas un ambiente de ansiedad que se transmite. Suerte.

  8. Así somos los humanos, raros muy raros a veces. Tal vez no volver a contar con esas palabras o mejor con los gestos que las hacen posibles es lo que la llevó a perderse en laberinto de su locura.
    El fin era transmitir la ansiedad de ella, así que… no está mal.
    Triste, claro que es triste, así lo sentí yo cuando lo escribí, triste y desasosegante.
    Gracias por estar. Saludos y suerte.

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