Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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76. SIN TÍTULO (REVE LLYN)

Necesitaba desengancharme de la tecnología y de ti. Lo primero era una imposición médica tras desaparecer mis huellas dactilares y lo segundo una cuestión de orgullo o de amor propio (dependerá del traductor), así que volví al pueblo de mis abuelos (un destino sin Wifi, advertí a mi editor) con algunas ideas pero sin un plan concreto. Pensaba escribir, por fin, la novela de la que solo tenía el título. Poco atractivo más podía ofrecerme ese paraje alejado del mundo (o eso pensaba yo). Cada día charlaba con los ancianos que trataban de inspirarme con su vetusta sabiduría. Podía pasarme horas escuchándolos. Hablaban con la calma propia de los dioses, como si fueran dueños del tiempo, ajenos por completo a mi antigua prisa. Escuchaba el viento y el rumor creciente del deshielo en mis paseos. Observaba las aves y sus rituales. Veía brotar de nuevo la vida entre los áridos peñascos.

 

Y nada de eso me distraía, más bien al revés, ese era el argumento perfecto para una novela, o mejor aún, para la vida  misma. Solo que mi título ya  no tenía sentido. Lo intenté, juro que lo intenté, pero todos los bolígrafos insistían en escribir tu nombre.

6 Responses

  1. Jesús Garabato Rodríguez

    Cuánta belleza hay en tu texto, Evelyn. Nos muestras como más allá de lo que tenemos a nuestro alrededor hay vida y que esta puede, a su vez, redescubrirmos la que no conseguíamos ver al encontrarse agazapada bajo nuestras obsesiones. Me ha gustado mucho. Suerte y saludos.

  2. María Jesús Briones

    Me gusta tu forma de contar, sobretodo en esta sencilla historia donde se esconde el poder de la naturaleza, para describirlo, con la calma propia de los dioses.
    Buenos augurios para la hipotética novela, y el «micro».
    Besito virtual, Reve

  3. Martín Zurita

    Hola, Evelyn.
    Me encanta tu propuesta. ¿Cómo ibas a poner título, «si no tendría sentido» si está clarísimo?
    Tu relato es de los denominados sinceros, plantea el conflicto bien a las claras desde la primera línea. El personaje, al que no pones nombre ni sexo(creo que es un acierto esa indeterminación), carente de huellas dactilares, algo muy inquietante, lucha para conseguir su propósito. Ni de los viejos los consejos ni el retablo, tantas veces sublime de la naturaleza, ni su novela, algo tan exigente y tan arduo, consiguen, sin embargo, apartar a esa persona de esa otra que la ha marcado a hierro. Esa interacción final de elementos materiales, de objetos, los bolígrafos, con el o la «prota» me parece para quitarse el borsalino o la pamela. Felicidades. Besos.

    1. Ángel Saiz Mora

      Para realizar un verdadero viaje interior, que clarifique nuestra naturaleza, motivaciones y circunstancias, es necesario despojarse de infinitas capas superfluas. No se me ocurre un escenario mejor para ello que la integración en el medio rural. A veces, al limpiar las virutas que realmente sobraban, aparece una imagen, siempre la misma, que se impondrá sobre todas las cosas. Un final lleno de sugerencias poéticas y acorde con el título.
      Un abrazo y suerte

  4. Hola, REve.
    Qué momento de introsprección tan bien narrado. Y el final… uf, cuánto amor se desprende en esa frase de cierre.
    Un micro con mucha carga emotiva. Felicidades, guapa.
    Besos y suerte.

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