Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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58. Tierra de sueños y libertades


Cuando escapamos de Varsovia creímos llegar al paraíso pero, después de cinco meses aquí, nos sentimos como gusanos en una gran manzana. Las miradas de soslayo acompañadas de murmullos a nuestro paso muestran que seguimos siendo forasteros del mundo. Para evitar las inclemencias de las normas establecidas, Yair, más señalado que yo, decidió recurrir al camuflaje. Desde entonces, cada mañana nos tomamos una taza de café en el bar de Sam, donde prefiero pasar desapercibido al fondo de la barra. Sin embargo, a Yair le gusta el bullicio y se mezcla entre los demás clientes para sentirse ignorado, mas si lo vieran sin alguno de sus estrafalarios disfraces tras los que se oculta, llamarían a un agente para que lo detuviera o ellos mismos lo echarían a patadas. Antes de irnos se mete en el lavabo más grande para retocarse la pintura de las manos y no perder el color que tanto le cuesta conseguir. Luego, nos despedimos y seguimos nuestro camino: yo me dirijo a la sinagoga mientras él se va a contemplar la ciudad desde los autobuses que la recorren, aspirando bocanadas de una fugaz libertad, sin tener que sentarse en los oscuros asientos de la parte trasera.

20 Responses

  1. Tiene su gracia, tener que disfrazarse de payaso para no parecer un judío… ¡al menos escaparon del holocausto! Un relato muy triste, Pablo, pero estupendo, no me sorprende, tú en tu línea.
    ¡Enhorabuena!, porque me ha encantado.
    Un abrazo, siquiyo y mucha suerte.

    1. Pablo Núñez

      Rosy, qué alegría verte aquí. Ya no solo se maquilla Yair por ser judío, que también, sino por ser de color, lo que en esos años en Estados Unidos era poco menos que un pecado, y no los dejaban entrar en los mismos lavabos que a los blancos y tenían que sentarse en la parte de atrás de los autobuses.

      Un beso fuerte. Ojalá que te lo pueda dar en persona pronto.

      Pablo

  2. Pablo Núñez

    Matizo que pongo «ser de color» y no «ser negro», porque en los lavabos y sitios donde los apartaban para que no se mezclaran con los blancos había un cartel que ponía: «colored».
    Un despropósito en un país que presume de libertad.

    Otro beso.

  3. Sí que lo pensé, además de judío pensé que también era negro, por esa pista, la de sentarse en una zona del autobús donde solo se sentaban los negros… ¡¡¡qué barbaridad!!!

    Si no vienes tú antes a la de San Vicente espero dártelo en Sevilla, aunque depende de los días, me encantará ver de nuevo ese puente de Triana…

  4. Ángel Saiz Mora

    Que sea necesario disfrazarse para pasar desapercibido por la raza y por la piel es triste, duro y cruel, adjetivos que redoblan su intensidad y crudeza cuando, de forma paradójica, hablamos del país de los sueños y las oportunidades. El hombre de color es señalado, pero el judío, como él mismo dice, también, solo que cada uno se disfraza a su manera.
    Triste mundo en el que vivimos, si no se acepta la diversidad.
    Original y muy bien trabado tu relato.
    Un abrazo grande, Pablo. Suerte

    1. Pablo Núñez

      Muchísimas gracias, mi querido y siempre certero Ángel.
      Los relatos siempre salen de algo que te llama la atención en un momento determinado. En mi caso, viendo la película “Figuras ocultas”, basada en hechos reales, muy recomendable, en la que tres mujeres brillantes trabajan en la NASA a principios de los sesenta y por culpa del color de su piel, se les manda a otros lavabos, o se le pone una cafetera diferente para que ni siquiera toque la de los blancos, entre otras cosas, me dejó tocado. Además, ando leyendo algunos cuentos de Isaac B. Singer, judío que escapó de los nazis a Estados Unidos y que trata de una forma muy especial el mundo de las familias judías. También te lo recomiendo.
      Fue ver la foto y acordarme de la película, de Singer, y saltar la idea de un judío de raza negra. Luego la escritura de este aficionado hizo lo que pudo.

      Un fuerte abrazo que te daré en persona dentro de muy poco.

      Pablo

  5. Paloma casado

    Un cuento que sin decir, con cuatro pinceladas, nos hace sentir el desarraigo en una gran ciudad y el drama de quienes tienen que huir por su color o sus creencias. Muy bueno.

    1. Pablo Núñez

      Paloma, que me ha gustado eso de “con cuatro pinceladas”. Realmente el racismo es un mal endémico muy presente aún. Cuando veo los anuncios de antes de un partido de Champions en el que jugadores se dan la mano bajo el lema de “Contra el racismo”, siempre me digo que si hay que anunciarlo en eventos con tantos espectadores es porque todavía existe esa lacra, y es fuerte, desgraciadamente.

      Un besote.

      Pablo

    1. Pablo Núñez

      Eso he intentado, Edita, y es que no hay nada que me inquiete, preocupe, jorobe más que la intolerancia.

      Besote y gracias por pasarte por aquí.

    1. Pablo Núñez

      Hola, Calamanda.
      Dicen que el ingenio se activa al máximo ante la imperiosa necesidad, y este es el caso de mi protagonista.
      Es una paradoja que para pasar inadvertido se tenga que poner un disfraz llamativo para ocultarse.

      Un besazo.

      Pablo

  6. Jesús Garabato Rodríguez

    Nos dejas, con esa pinceladas que dicen por ahí arriba, una historia de denuncia que, además, sirve para refrescarnos la memoria y hacernos reparar en lo que sufrieron (y sufren) algunos hombres (muchos), por causa de otros hombres (normalmente pocos). Una historia de adaptación, semejando ser los protagonistas una especie de pícaros, en el buen sentido, modernos, pues tratan de alcanzar su bienestar sin causar el mal a los demás. Ya han padecido bastante.
    Como me comentaste que si veía algún «fallo», o lo que yo considerase como tal,(aunque no tengo demasiada idea de normas ortográficas ni de otros tipos) te lo hiciera saber, allá voy. Varios ojos ven más que dos (o no). Puedes no estar de acuerdo o no hacer caso.
    Primero y como curiosidad, Javier Ximens, que suele «cabrearse» con tanto comentario positivo y quiere que le señalen los posibles errores, en esta convocatoria dice que no está de acuerdo con el par de cosas que le he señalado de su relato.
    Con respecto a tu relato, solo me he fijado en dos pequeños detalles que creo que podrían mejorarse. Uno es la rima «amargado» y «lado», ya que pienso que al leerlo en voz alta «canta» un poco. El otro es en la misma frase, me parece más «natural» decir «llamarían a algún policía para que lo apartase de su lado», incluso dudo sobre si sería «lo apartasen» (a él). Tengo ligeras dudas sobre unas comas que creo que «ralentizan» (no es la palabra adecuada) alguna frase, pero ahí no me atrevo a decir nada. Relacionado con las comas, hay algún «enlace» (no es la palabra adecuada) que añadaría tras ellas. Por ejemplo, tras «cinco meses aquí» me «suena mejor» «aún (o todavía) nos sentimos», tras «en el bar de Sam», enla construcción de frase que usas me «suena más natural «en donde prefiero…»; me sonaría mejor «donde» así»donde, al fondo de la barra, prefiero pasar desapercibido…»
    Bueno, no sé si te parecerán chorradas lo que te digo o si te servirán de algo, pero lo hago con cariño. De todas fromas, como ocurrió en la anterior convocatoria, texto en el que, con afán constructivo, hago ver a su autor que creo que hay varios fallos, principalmente de comas… texto que selccionan. Así que…No me hagas mucho caso. Saludos, Pablo.

    1. Pablo Núñez

      Muchísimas gracias, Jesús. Estos comentarios me enriquecen, como bien te dije. Cuando lo publiqué lo edité un montón de veces para cambiar una coma, así que me parece que sé de cuál hablas. Todavía sigo dudando en eso.
      Voy a revisar todas las buenas recomendaciones que me haces y le voy a dar otra vuelta al relato, y si me convencen, a ver si estoy a tiempo que con el ritmo que lleva esto lo mismo cuando acabe este comentario ya estamos con la siguiente foto..

      Me alegran tus apreciaciones y que te haya gustado el tema del relato.

      Un fuerte abrazo.

      Pablo

  7. Salvador Esteve

    Durísimo relato, y más si pensamos que el racismo de la diferencia aún campa a sus anchas en la sociedad. Genial, Pablo. Abrazos y suerte.

    1. Pablo Núñez

      Muchas gracias por tu comentario, Salvador. Como bien dices, el racismo aún campa a sus anchas, y a mí eso me pone de muy mal humor, igual que a cualquier persona normal.
      Un. Abrazo y nos seguimos leyendo.

      Pablo

  8. Enrique Mochón Romera

    Gran historia sobre el tema universal de la discriminación, en este caso por motivos de raza y origen, que nos vas haciendo ver mediante pistas colocadas a lo largo del texto, componiendo al mismo dos personajes a los que les toca vivir la peor parte de este problema. Quizá una de las cosas más llamativas sea el que la voz narradora sea otra diferente a la del payaso, personaje que acapara la atención principal en la imagen. Con todo, encuentro tu propuesta muy ingeniosa al tiempo que comprometida y bien escrita, nada por otro lado que no esperara de ti.
    Enhorabuena, Paul, y mucha suerte con este gran relato.
    Un abrazo, amigo.

    1. Pablo Núñez

      La suerte ya la tengo con gente como tú capaz de hacer este comentario y dar brillo al relato que se me ocurrió en su día.
      Muchas gracias por todo, que es mucho, Henry.

      Paul

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