Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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45. Viajar a Marte

Su sensación era, diariamente, la de estar solo en el espacio.

Había llegado a esa escuela dos meses atrás y pasaba las interminables horas escolares soñando despierto, concentrado en las pequeñas motas de polvo que descubrían los rayos de sol, como pequeñas estrellas flotando en una galaxia luminosa.

Sabía que el compañero de atrás le daría problemas. Ya había sentido en el cuello el asqueroso contacto de las bolitas de papel lanzadas a salivazos a través del boli.

“No te dejes amedrentar, Gustavo, aprende a defenderte”, recordaba las palabras de su padre, susurradas muy cerca de su oído cuando ya apenas podía hablar.

Después de la clase de gimnasia pidió a la profesora refrescarse en el baño. Allí estaba el compañero de atrás, su sonrisa burlona, su cara de bruto y esos brazos enormes que le sujetaron por la espalda. No lo pensó dos veces. “No te dejes amedrentar” escuchaba en su interior. Con unas fuerzas que salían de no se sabía dónde, agarró los fuertes brazos del matón, los retorció y le gritó a la cara, imitando la voz ronca del capitán espacial: “¡Como me vuelvas a tocar, del guantazo que te doy, te mando a Marte!”

6 Responses

  1. Como no lo voy a poder decir mejor que èl me remito a la cita que Juan Pérez ha referido con tanto acierto. Hay muchas maneras de abordar lo del viaje por el espacio, pero la tuya te aseguro que suena fenomenal. Ese viajecito tendrían que hacerlo muchos. Mucha suerte 🙂

  2. Towanda

    Hola, Eva.
    Pues creo que -en muchas ocasiones- es la mejor forma de arreglar los conflictos: bofetón y a Marte directo.
    Un abrazo.

  3. Ton Pedraz

    Los pequeñitos, cuando se tercia, también tenemos malas pulgas, y sabemos hacernos valer. Y tu protagonista, aprecio, no se anda por las ramas.
    Un abrazo Eva. Y mucha suerte.
    Ton.

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