37. Maguas o Paraíso canario (Elena Bethencourt)
Creo que cuando todo termina vuelve a empezar. Por eso estoy segura de que hoy regreso a mi tierra. Al fisquito de gofio. Al no te arregostes, mi niña. Al muelle desde donde mi padre tiraba la pandorga al fondo del mar.
Sí, voy a soltar el bastón para correr entre el millo, besar a Luisito en las bembas, enchumbarme en la tajea. Podré saltar otra vez en los charcos, arrullarme en las olas y coger burgados cuando baje la marea.
LLego por fin ante las dos puertas sin saber por cuál de ellas me harán pasar. La primera está entreabierta. Tiemblo al ver la calima y diablillos que se abanan las moscas en la lava del volcán.
Entonces alguien quita el fechillo para abrir la otra y me recibe mi abuela con agüita fresca del bernegal.
DICCIONARIO CANARIO – PENINSULAR
Abanar: apartar.
Arregostarse: acostumbrarse.
Arrullarse: balancearse.
Bembas: labios.
Bernegal: vasija de barro que mantiene el agua fresca.
Burgados: bígaros.
Calima: viento caliente del Sahara con arena en suspensión.
Enchumbarse: mojarse.
Fechillo: pestillo.
Fisquito: poquito.
Gofio: Harina de trigo o maíz tostado.
Maguas: pena por la falta o añoranza de algo.
Millo: maíz.
Pandorga: artilugio artesanal para pescar.
Tajea: canal.
¡Ños! Chacha, Elenita, mi niña, agüita, qué bonito, échale mojo… Eres una puntal. Gracias.
Desde los bancos de Madrid / No se puede ver el mar… (Fran Perea)
Agüita, agüita, puntalillo, que no sé quién eres, pero te me quieres parecer. Cierto, en Madrid hay muchas cosas, pero no hay un gofito amasado en el zurrón ni el olor del mar.
Gracias por comentar 🙂
Me ha encantado este relato tan sincero, porque nace de tu nostalgia canaria, y la tuya se recuerda con esas palabras. Y aún me ha gustado más cuando lo he leído una segunda vez poniendo tu voz y tu acento en mi cabeza. Agüita, mi flor.
Un besote de esos que llegan una hora antes.
Gracias, Pablo, qué pena sentir nostalgia sin irse del sitio.
Gracias por comentar. Un abrazo de los que llegan una hora después, jaja.
Una preciosa mirada atrás con sabor a isla, a sol y a salitre. Enhorabuena, Elena.
Gracias, Manuel, pues no se hable más, la quedada de Asturias se cambia a Canarias 🙂
Elena, lo suscribo. El curro q nos pegamos para q el barco naufragara no es muy motivador
Los académicos y el Instituto Cervantes no se cansan de insistir en que la lengua en la que nos manejamos es uno de nuestros mayores patrimonios, pero si además se le adereza con palabras locales, se logra lo que no parecía posible: enriquecer aún más un tesoro. Tu eres capaz de eso y de más con un idioma, unido a la imaginación, que utilizas de forma envidiable.
Un abrazo y suerte, Elena
Gracias, Ángel, siempre tan generoso con tus comentarios, que espero como agüita de mayo 😊
Gracias, un abrazo.
Ño, Elena, me ha encantado tu relato y me ha traído la magua de cuando fui médico de pueblo en Gran Canaria.
Tengo fatigas, me duele el totiso, los ñoños, el pomo.
Mi niña, lo añoro.
Ay, qué alegría, Épica. No sabía que habías trabajado aquí. Me puedo imaginar tu cara al escuchar pacientes que les dolía el totiso, las canillas o que tenían el cuajo virado 🙂
El principio fue duro, luego, en el tiempo libre me sentaba con los ancianos al sol, para escuchar sus relatos.
Qué bonito y a la vez qué tristeza me da. No por tu relato que me encanta sino porque el próximo jueves se va mi niña para Tenerife ¿Cuándo volveremos a verla?😥
Na, que se fue hace tres años de prácticas y se quedó allí.
Gracias, Virtudes, por leer y comentar. Tu hija está bien, seguro, ven tú también 😊
¡Por eso le decimos lengua materna! Vivimos en y desde las palabras, y también las echamos de menos.Tu nostalgia es la misma que a mí me produce el búcaro, las papas o la pechá de llorar…Porque hay verdad en ellas. Gracias por compartir tus tesoros.
Gracias, Tomás. Sí, las palabras están llenas de momentos y motivos. A ver si nos jartamos de reír, hombre yaaaa.
Ah, y me encantan esas expresiones de ustedes😍