11. Kadyrhomía
«Sus huesos se blanquearán en un lugar desierto»
(Frederick Marryat)
La luna llena del treinta de diciembre regresó del galayo con un jabalí al que le dio pena abatir porque era un ejemplar albino malherido. Durante los primeros días del año, ese rey del monte sanó a pesar de su tristura bestial.
La víspera de Reyes, hacia la medianoche, la guardesa escuchó una barahúnda en las gorrineras y al abrir el portón, encontró a su marido desvanecido. Del silvestre cuto no había ni rastro.
El hombre se recuperó, pero entonces era él quien se sumía en desigual trance, fugándose hacia el galayo, desatendiendo el esplín de su parte humana.
Si dejásemos a los animales tranquilos, a su libre albedrío, quizá no pasarían mutaciones de un virus de un murciélago a una persona, por ejemplo. La interacción del hombre con otros seres suele ser casi siempre perjudicial para los segundos, a los que tal vez no respetamos como deberíamos en la mayoría de los casos. En tu relato, que apunta maneras desde el principio, sucede, de forma sorprendente, lo contrario.
El cazador, al menos, demuestra algo de piedad al no rematar a su presa, lo que no quita para que este jabalí tan peculiar estuviese herido y nostálgico de su entorno. La luna es escenario de magias y leyendas. Lejos de ser domesticado el ser no racional, es el supuestamente más inteligente quien termina dominado por el mundo agreste, en un retorno a la naturaleza y en un camino opuesto a la civilización, como en una regresión, o tal vez, quién sabe, en pos de una evolución más coherente y verdadera. A veces, desandar el camino equivocado es de sabios.
Un relato que fascina y sobrecoge.
Un abrazo grande, Juan. Feliz 2021
Has nacido para la exégesis, porque no es fácil abordar uno de mis temas predilectos, y tú lo has hecho: La Zoantropía. Es curioso porque el asunto de la nostalgia y los pesares, las hipocondrías y demás frenopatías me han llevado a mi ocultamiento personal más asilvestrado, y de esta manera expongo la historia que discurre en los órdenes que tú has dicho. En efecto, el guardabosques se apiada de un jabalí que es casi leyenda (¡he vivido mucho tiempo en zona de muga y aunque son una quimera, permanecía la leyenda de algún ejemplar albino visto muy de uvas a peras por el ganadero extraviado de turno!) y se produce una especie de transubstanciación (no en el sentido estricto religioso, por supuesto) que muestro de manera difusa y no violenta (porque las zoantropías, ya digo, llevan aparejadas escenas horripilantes de literatura clásica de terror) por ser el esplín el sentimiento predominante en todo el texto, en el sentido Baudelaire. El protagonista cede al impulso primigenio de la vida en el galayo y sus estribaciones boscosas, ya siendo casi un Kadyrhom. Es difícil, explicar lo que tú aportas, y es genial leer tu apreciación que se compenetra con mi texto; en relación a esa dificultad que tu has soslayado porque quizás pueden existir más matices. ¡En suma, mi agradecimiento de ente montaraz hacia ti es admirable!
¡¡¡Y que discurra todo el año en esa línea de retos de exégesis que tú mismo te trazas!!!
J u a n, B í p e d o E x t r a ñ o .
Qué bien defines el reto que está en curso. La melancolía, pena, hastío, tedio, todo concentrado en el sentir de ese hombre, tal vez porque a pesar de haber ayudado a recuperarse a ese ejemplar casi único, ahora al haber vuelto este a su hábitat, es él quien asume esa tristeza, como si de un contagio se tratara.
Un relato corto pero contundente.
Es, como siempre, un placer leerte, Maestro.
Abrazos y mis mejores deseos para este año.
¡ Amiga V i r t u d e s! : Todo Mi Ser realmente es muy cimarrón y estoy medio asalvajado, este delicioso micro jeremíaco lo he compuesto de una tacada por ser una mezcla de las cosas preternaturales que a mí me gustan y lo concreto del argumento es algo que ya en tiempos ha venido inspirándome, El Jabalí, …es más…¡algo que tú bien conocías…aquella época del desaparecido Artgerust y sus concursos de micros de muy variada índole!…en MMIV gané el dedicado a Edgar Allan Poe con un asunto sobre Jabalíes terroríficos!!!!!!Pero aquí mi inspiración ha venido con el toque jeremíaco que han propuesto. Tú al hablar de contagio también aciertas en tu interpretación. ¡Y no me digas maestro, a este humilde seguidor tuyo que es tu amigo desde tiempos ancestrales y misteriosos de Gerust SL.!
¡Y Miles de Abrazos con cariño personalizado para Vos, de V i d e n t e!
¡Por cierto!¿Qué habrá sido de ellos? De los de Gerust, quiero decir. La verdad es que resulta algo abracadabrante, pues se los tragó la tierra….
Yo seguí mirando su página algún tiempo pero creo que por 2017 más o menos dejaron de actualizarla y ya no volví más.
Pero aún conservo aquel poema que me dedicaste. Un día lo busco y te refresco la memoria. jajaja.
En tu originalísimo relato la transferencia de leyenda no se produce por un acto de sangre, sino que la permuta emocional surge ante un gesto de piedad. La añoranza se entrelaza entre la llamada de la montaña y el apego a su humanidad. Un micro impactante con tu impronta, Juan. Un abrazo y feliz año.
¡Eso es A m i g o! Las taras terroríficas legendarias llevan aparejadas trauma ¡a base de carmesí! Me ha costado no ceder a la tentación, pues como ya sabes amo el terror clásico. Sin embargo, como homenaje velado he puesto la cita del capitán Marryat, literato decimonónico experto en licantropía (¡¡¡otra de mis muchas pasiones, pero la del jabalí no está estudiada aún!!!) Y también -propio de tu buen saber diseccionar relatos y pantanosos argumentos- me pasa como a ti, yo creo que entre muchas de las cosas que le suceden al protagonista humano es que «disfrutaba» de la fiebre de las cabañas. Muchas gracias por compartir mis extrañezas y excentricidades y que te reporte el MMXXI cosas raras pero que lleguen a buen puerto (¡que en La Vida, es eso de lo que se trata. Es el mismo anhelo que poseo Yo!)
J u a n k a d y r o
Me encanta el relato, Juan. Esa dualidad que tenemos todos entre lo humano y animal, la combinas aquí muy bien. Además bañado con la melancolía de la luz lunar del último mes del año.
Un abrazo marino.
¡Viento en popa este MMXXI, O h M a r í a! ¡¡¡ Gracias por Tus Parabienes !!! Todos Los Plenilunios escenifico creativamente alguna cosa ritual aquí en mi gabinete o en pleno campo, me da lo mismo, el caso es que soy selenófilo perdido y ya por la luna llena del treinta me latía dentro esta zoantropía de kadyr. Para colmo, llegan Sus Majestades de Oriente,[¡¡¡Que es otra fecha que adoro!!!] y esas proximidades y el comienzo de el concurso, fueron miel sobre hojuelas calentada al humo de madera de haya para mi universo privado y compartirlo aquí. ¡Es verdad en lo que a mí toca: Mi parte animal tiene mucho poderío en mis especulaciones!
¡¡¡Que seas muy feliz los próximos doce meses….y Más Allá de Ellos….!!!
J u a n, A p a s i o n a d o P o r T o d a s L a s M a n c i a s !!!!!
El deseo oculto, consciente o inconsciente, diría de la mayoría de las personas, aumentando a medida que nos hacemos mayores, de liberar nuestro estado animal en cuanto a libertad se refiere. Puede que un poco eso también le pasara a tu protagonista.
Relato magistral, original y hasta un poco Kafkiano, creo.
Tienes todas la virtudes para enganchar a cualquiera que te lea.
Abrazo fuerte.
Hola, Juan. Tenía que salir la luna y tus paisajes de monte. No podía ser de otro modo. Intuyo que el albino le saliò rana al que acabó perdonándole la vida.
Morir en plena naturaleza, con las botas puestas, es una figura retórica de la que todo el mundo vive enamorado.
Siempre aprendo mucho con tus relatos porque, con pocas palabras, dejas plasmado todo un universo donde lo terrenal y lo espiritual se fusionan.
Un abrazo Juan. Feliz día. Aún con hermosa luna.