25. Conticinio
Es esa hora en que todo se cubre de un manto tan negro que tu luz se convierte en un punto, y parece una estrella vista a lo lejos. Hay un silencio vasto retumbando en tu oído. Un instante feroz: la nada reivindicándose. Cuando por fin el sueño te envuelve, una sombra maliciosa franquea la ventana que dejaste abierta, recorre como un torbellino la habitación y antes de irse, te toca. Una risa ya lejana te despierta. Abres los ojos, que son los del gato, y gritas, maldiciendo tu suerte. Desde el alféizar contemplas el que fuera tu cuerpo acurrucado en la cama. La imagen desgarradora de un humano desnudo arañando las sábanas y emitiendo agudos maullidos.
Sara, que relato tan impactante. Me zarandea.
Felicidades.
Es La magia de lo inexplicable, que siempre impacta.
Gracias, María
Un saludo.
Hola Sara.
Impactante texto el tuyo. Como cien descargas eléctricas producidas al erizarse la piel de un felino gatuno. Haces de la palabra el territorio de la hora negra, como existe la anaranjada y la alimonada. Conviertes al tiempo en personaje, como hiciera del espacio onírico José Ignacio, cuyo relato tanto te gustó, y lo comparto. Creo que, de alguna manera, te ha inspirado. «La nada reivindicándose», poesía pura, plena armonía acústica. Y el sueño: ese capitán de avenidas insólitas, muchas veces mágicas. Y una SOMBRA (que asombra), poesía otra vez. Una sombra plena de dolo, de mala intención, de mala sombra: una sombra cargada de mala sombra. Una sombra «palpadora». Y la magia onírica desplegando su eficacia fijadora: los instantes postoníricos: el hombre se ha convertido en gato; desde luego una imagen desgarradora, rodeada de zarpas y uñas por todos lados al son de los maullidos. Al menos así la veo. Un texto que me hace preguntarme por el sueño, mecanismo reparador, por una parte, pero por otra…
Mi más muy enhorabuena, Sara. Y un beso gatuno.
Gracias por tus comentarios, Martín, siempre profundos. Escribí este microrrelato hace unos meses, cuando me encontré con la palabra «conticinio», que me parece bellísima. Y allí se quedó, a la espera de que llegara el momento de los seres mágicos.
Creo que el tiempo es ese mago inaprensible que nos traslada de un segundo a otro, y nos devuelve distintos. Nos transforma. Y no hay vuelta atrás.
Un abrazo.
Es bellísima, sí. No la conocía. Me la apunto. Nunca te acostarás… Y es perfectamente acorde con el texto. Le va como la pluma al ave. Enhorabuena de nuevo.
Un beso.
Muy buenas!! A mí me gusta por lo conciso, porque dices mucho con poco, eligiendo siempre la palabra adecuada, pero sin perder espontaneidad, sin que resulte forzado o ‘encorsetado’. Cuántos quisieran/quisiéramos.
Aparte todo, no te negaré que me da ‘mieditis’, ayayay!!
Es curioso a dónde puede llevarnos una sola palabra, ¿verdad? No sé si como punto de apoyo o como hilo del que tirar, y esta tuya es particularmente misteriosa…
Es lo que me gusta de escribir microrrelatos, que te lleva a valorar la precisión de el lenguaje, que nada sobre y nada falte. Todo un ejercicio. Como elegir una palabra y tirar de ella a ver que sale. Ésta en especial es inspiradora.
Un saludo.
Hay palabras que por su fondo o forma nos cautivan. A mí me pasó lo mismo cuando escuché EURITMIA, aunque la diferencia es que yo aún no la he sacado jugo. Tu sí, y tu conticinio es magistral. Crea desasosiego, y te deja ese tipo de sensación que conoces a la perfección, pero que no sabrías explicar. Un placer leerte.
No conocía la palabra «euritmia». Seguro que con ella consigues un cuento bello y armónico. Yo, no sé por qué, pienso en ella y me imagino al hombre de Vitruvio girando y girando…
Un saludo.
Con la venia, solicito hacer un inciso: había un grupito (dúo en realidad) llamado Eurythmics, ¿no os acordáis? ‘Sweet dreams’ todavía suena en la radio de vez en cuando.
Ja,ja, es verdad. Lo recuerdo. La música de los 80′ es imposible de olvidar (para el que la vivió)
¡Dios! ¿Fantasía fantástica o terror terrorífico? Me das miedito. 🙂
Sara, cuanta fuerza y resolucion en tu micro. Me gusta ese desasosegante final. Suerte y saludos
Guau Edita. Menos mal que en mis pesadillas (no sé si serán en el conticinio) de sombras y oscuridad, consigo despertar siendo yo.
Ganar la batalla a la negrura no es nada fácil.
¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2018 Sara!