40. Jeanne
Lleva tiempo con esa media sonrisa y la cara le tira. Piensa en lo mucho que odia posar, pero aun así continúa. Se recoloca un mechón rojizo detrás de la oreja y mira con sensualidad. Entorna los ojos. Ladea la cabeza. Sacude su fina cabellera para crear un poco de volumen. Prueba ahora con un sombrero amplio y el dedo índice reposando en el mentón.
Es un yo cambiante. Hay un llanto oculto tras aquella sonrisa indulgente. Una expresión oscura suavizada por colores brillantes. La certeza de lo fugaz contenida en la inmortalidad de una imagen. Ansía tanto desprenderse de sí misma… por eso decide saltar al vacío, a pesar de toda la vida que la habita.
Sin embargo, la eternidad acude siempre a rescatarla. Ahí está ella, la de las múltiples miradas. La que pasea su rostro por galerías y libros. La amada musa de Modigliani.
Si no conocéis a Jeanne
Hola, Sara.
Texto rabiosamente plástico el tuyo y muy finamente conceptual y expresivo. Un allegro esa galería de fotos y de retratos.
Gracias y enhorabuena. Un beso grande.
Hola, Martín. Aunque parezca raro, empecé a escribir sin una idea definida y surgió el primer párrafo. Entonces pensé que la protagonista parecía salida de un retrato de Modigliani. Busqué en Internet y entonces la vi. Me fascinó la historia de Jeanne Hebuterne y su triste final. Se suicidó embarazada de 9 meses, un par de días después de la muerte del pintor.
Gracias por el comentario.
Un saludo.
«Hay un llanto oculto tras aquella sonrisa indulgente». Una línea maravillosa, que con tan poco dice tanto… Esa frase me enamoró, SARA. Una belleza tu Jeanne «modiglianiesca», te felicito.
Un beso,
Mariángeles
Gracias, Mariángeles. Es que los retratos «con alma» como los de Modigliani, dejan vislumbrar el interior del retratado, más allá de las bellas pinceladas.
Un abrazo.
Meses atrás, tenía como fondo de pantalla retratos de Modigliani (que iba rotando, según mi estado de ánimo). Con esto te lo digo todo, Sara.
Un afectuoso saludo y mi sincera felicitación por tu relato.
Gracias, Nuria. Es uno de mis pintores favoritos, por su expresividad. Así que no me extraña que, sin quererlo, terminara formando parte de mi relato sobre «artistas».
Un saludo.
Gracias a ti. Siempre.
También es uno de mis pintores favoritos… pero es de los que «me duelen», por la intensidad de sus vidas. Hay dolores que se suavizan escribiendo sobre ellos; otros encuentran consuelo al otro lado, leyendo. Tu relato ha sido para mí de estos últimos.
la dulce, la bella Jeanne, se ve de nuevo retratada por un pincel delicado y sensible. Se sentirá bien, allá en el paraíso que las musas inmortales tienen reservado. Trágica historia de amor y vida. Bello relato. Saludos, Sara.
Gracias, Manuel. Ante tan grandes artistas del pincel, solo nos queda homenajearlos pintando con palabras.
Un saludo.
Hermosa forma de plasmar tanto la escena como la inquietud interna del personaje, aludiendo, indirectamente a su final que desconocía. A mí me sucede con frecuencia lo que tú explicas, de hecho la mayoría de las veces comienzo a escribir sin saber adónde voy, partiendo de una imagen o una frase que se forma en mi imaginación y a la que sigo, a veces me ha pasado también como a ti, que buscando información sobre un tema me ha llegado un personaje.
Un placer leerte, Sara. Magnífica forma de retratar esa sutil línea entre la vida, la muerte y la inmortalidad del arte.
Un abrazo.
Si la fotografía es el arte de inmortalizar un instante, la pintura es plasmar la eternidad en unas cuantas pinceladas.
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Sara, pasar a la historia no es tan sencillo, sobre todo por buenas acciones, lo cuentas con sencillez y oficio. Suerte y saludos
La Historia no suele ser justa con todas las pequeñas historias que forman parte de ella.
Gracias por comentar. Un saludo.
Un hermoso relato colmado de arte y sensibilidad.
Buen otoño, Sara.