AGO131. EL MOSQUITO, de Cándido Macarro Rodríguez
Día caluroso, noche sofocante. Agosto es lo que tiene. Es hora de acostarse y tras innumerables vueltas en la cama el cansancio acaba por vencerme.
En mi sopor creo escuchar un leve zumbido en mi oído derecho. Intento ignorarlo pero el minúsculo hijo de puta insiste en su acoso. Me pica en la frente.
El mosquito ha perdido completamente la vergüenza y campa a sus anchas despabilándome y picándome.
¡Es la guerra!
Ya completamente consciente le espero. O él… o yo.
Siento un cosquilleo en mi mejilla. Acecho paciente. Espero a que proceda y se distraiga.
El autobofetón ha merecido la pena.
¿O no?
Pues no.
Nuevamente ese zumbido me taladra inmiseridorde el cerebro. Me arde la mejilla.
¡Ya está bien! Enciendo la luz pero, como si lo presintiera, el muy cabrón desaparece.
Vuelvo a apagar, vuelve a zumbar.
A oscuras cojo una chancla. Enciendo una linterna y busco con cautela.
Por fin le veo posado en la blanca pared con la tripa a reventar, confiado.
Se escucha un “zas” en el silencio de la noche. Cuando retiro la chancla descubro un círculo rojo en la pared y en el centro…él.
Sonrío satisfecho y, más tranquilo, me quedo dulcemente dormido.
Cándido, algunos insectos tienen la virtud de trasformarnos hasta la violencia. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda
Has relatado muy certeramente esa experiencia que todos hemos padecido de no conseguir dormir gracias al zumbido de un mosquito. Creo que tenías que haber dado otra vuelta de tuerca al final.
Jo, pero me faltaban palabras. 200 son muy pocas para describir la desesperación con que a las dos de la mañana con los ojos inyectados en sangre escuchar volar un mosquito en la habitación.
Jo, me he sentido como si la cámara de gran hermano estuviese en mi dormitorio… una recreación perfecta en la escena y pensamientos. Muy bueno!!
El gran hermano no existe, Mel, es una invención para aterrarnos. Hablo en voz de los no adictos al ordenador, los pseudoaficionados paralelos a la cosa. Nostra.
Desfallezco. Cándido, disculpa, he ocupado tu espacio y luego me voy.
Un abrazo.
Te equivocas Susana,existe y se llama informatica, creeme, ya sabes en q trabajo yo por cierto muy dura la vuelta a la ofi… Snif
Te equivocas Susana,existe y se llama informatica, creeme, ya sabes en q trabajo yo por cierto muy dura la vuelta a la ofi… Snif
Te equivocas Susana,existe y se llama informatica, creeme, ya sabes en q trabajo yo por cierto muy dura la vuelta a la ofi… Snif
Bueno, vale, si insistes tres veces será que me he equivocado con mi visión en grado superlativo… Pido disculpas y vuelvo a la casilla de salida, un sinvivir es esto…
Abrazo Mel y Cándido por llenar su cacho.
No he sido yo sino el Dios Bit ojo q todo lo ve y disco q todo lo guarda…eso o q el.movil se me ha sublevado… Me voy a dormir chao
Bien contada esta experiencia mundial, vamos, que todos hemos tirado de la chancla. Es de lo peor el zumbido del mosquito, no lo soporto y además me roba el poco sueño que tengo. Desluce un poco lo de dulcemente dormido, para mi gusto.
Un abrazo
Pues yo creo que se queda corta la historia… A mí nunca me ha pasado, porque… ¡siempre hay otro! Es verdad, si consigo deshacerme del zumbido aplastando al bicho, al poco viene algún amigo a buscar al espachurrado. No falla nunca. Así que ya he renunciado a defenderme. ¿Has probado los ahuyentadores eléctricos?
Una situción clásica, y por ello doblemente difícil, muy bien descrita.
Saludos y suerte para este mes.
Me parece que todos hemos vivido una situación así más de una vez.
No hay nada mas molesto que ese zumbar de los mosquitos en la oreja.
Bueno si, la mancha que dejan en las paredes, después del espachurramiento.
Saludos.