JUN18. DESPUÉS DEL CREPUSCULO, de Jerónimo Hernández de Castro
Desde la lejana aventura de su niñez, Alicia vivía feliz en el mundo de la reina de corazones. Había alcanzado cierto estatus y su amistad era muy valorada por todos los habitantes del universo paralelo que ahora constituía su hogar. Algo le faltaba. Se percató aquella noche de insomnio cuando paseaba por la estancia, su puerta de entrada a aquel sorprendente lugar. El espejo mostraba desde este lado un marco liso sin barniz, muy distinto a las hermosas molduras de nogal de su antigua casa. Se quedó fascinada al ver la imagen de aquel joven en un espacio desconocido. Nada más descubrirlo, le cautivó de inmediato su porte altivo y majestuoso, la palidez de su rostro y esos ojos tan profundos. Él no podía verla. Paseaba irritado frente al espejo desde cuyo reverso nada tenebroso tan solo Alicia podía observarlo. De pronto, la joven extendió el brazo a través de su única ventana al mundo en que nació para tirar con todas sus fuerzas del borde de la elegante capa de su amado que, por primera vez, disfrutó del amanecer sin sobresalto alguno, preguntándose cómo sería la vida de un vampiro en el país de las maravillas.
Jero
!Qué original!Me ha gustado mucho.
Enhorabuena. Un abrazo.
Gracias Cris! Un beso grande
Muy bueno,y además mencionas mi cuento favorito desde siempre:Alicia en el país de las maravillas.
A mí también me encanta Alicia! Gracias MEry. Un abrazo Jerónimo
Esperemos que el vampiro cambie de hábitos, si no vamos a tener «Alicia en el país de los zombies».
Original y atractiva historia. Caben muchos mundos en un espejo. Suerte.
Gracias Antonia! Al final se consigue todo pero hay que tirar con fuerza. Un abrazo Jeronimo
Tantos mundos paralelos, Jerónimo y que bien has sabido ensamblarlos. Me gustó.
Un abrazo
Gracias Epifisis! Un gran abrazo