Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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54. LA CITA (Mariángeles Abelli Bonardi)

Está nerviosa, pendiente del reloj. Toma el espejo y, una vez más, arregla su peinado. En la mesa descansa el libro; lo abre en la página que marca el pimpollo:

“¿Por qué no tomas otro nombre? La rosa no dejaría de ser rosa, y de esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo.»

Ella no se llama Julieta, pero lo ama y le ha pedido que deje más que su nombre. Y aunque él no es Romeo ni es Montesco, prometió venir, a hurtadillas, y hacer algo más que decirle que la ama.

Con el libro en las manos, sale a esperarlo en la noche estrellada del balcón. No sabe si es la alondra o el ruiseñor quien la despierta, anunciándole el día, y ahora poco le importa. Se refriega los ojos, abre el libro, contiene el llanto. El pimpollo está seco, y ha dejado de esparcir su aroma.

 

17 Responses

    1. ¡La alegría es mutua, PATRICIA! Ya se me habían pasado la máscara veneciana y los paragüitas sin que nada se me ocurriera, y esa mirada melancólica y esa rosa en las páginas del libro lograron prenderme la lamparita de la inspiración, jaja. Es la primera vez que participo en ENTC y estoy contentísima, hasta ahora vengo leyendo historias bárbaras.

      Abrazos para vos, M.

  1. Ángel Saiz Mora

    Cuando recientemente me comentaste, me preguntaba si participarías este mes en ENTC, ya veo que sí, cosa que celebro, con un texto que desprende una sensible belleza, que nos conduce a un final de esperanzas perdidas y llanto contenido.
    Un saludo y mucha suerte.

    1. Hola, ÁNGEL, gracias por acercarte a comentar y por tus generosos conceptos sobre mi escrito. Así que ya me ves; aquí estoy en mi primera incursión en ENTC, que hasta el momento viene siendo de lo más placentera.

      Mucha suerte para vos también,
      cariños, M.

  2. Juan Antonio

    Pues hay muchas maneras de explicarlo, pero la tuya me parece sencillamente genial. Mucha suerte 🙂

  3. Bonito relato, a través de las páginas de Romeo y Julieta, y como en ellas, esta cita tampoco sale bien.
    Me ha gustado mucho.
    Saludos

  4. Ciertamente triste, ANA, y casi tan trágica como la de los amantes de Verona. Qué habrá «mutado» para llegar a ese final, no lo sé; esa historia le pertenece al lector.

    También te deseo suerte. Nos leemos,

    Mariángeles

  5. calamanda

    Mariángeles, cuentas esta historia de forma natural y sugerente, con claras imagenes. Suerte y saludos

  6. Dejé de participar hace unos meses pero me he alegrado mucho al saber que te has animado a hacerlo así que he venido a leerte.
    Me pregunto por qué él no ha acudido a la cita. Quizá se quedó atrapado entre las páginas de algún libro más interesante que ella. Ay, el amor..

    Aprovecho para saludar cariñosamente a JAMS (aunque no sé si leerá esto)

    Mucha suerte y beso.

  7. Dejé de participar hace unos meses pero me he alegrado mucho al saber que te has animado a hacerlo así que he venido a leerte.
    Me pregunto por qué él no ha acudido a la cita. Quizá se quedó atrapado entre las páginas de algún libro más interesante que ella. Ay, el amor..

    Aprovecho para saludar cariñosamente a JAMS (aunque no sé si leerá esto)

    Suerte y beso!

    1. ¿Por qué no acudió a la cita el «Romeo» de esta historia? ¡Quién lo sabe! El destino suele ser voluble, por no decir caprichoso, pero no es raro que los volubles y caprichosos sean los personajes, por no decir las personas.

      Qué gusto que hayas pasado a leerme, sería lindo verte participar otra vez.

      Cariños, M.

  8. Hola, Mariángeles, aunque ya te he comentado en el blog, quiero también dejarte aquí unas palabricas. El relato tiene el encanto de expresar de manera bella y sencilla (que no quiere decir que sea fácil) el sentir de una persona enamorada y la esperanza de ser correspondida. No pudo ser esta vez, pero el amor suele aparecer en más de una ocasión y habrá nuevos pimpollos en nuevas primaveras. Me ha gustado. Un abrazo