40. Ranoir (Javier Ximens)
A la charca de las ranas ya no acuden príncipes melancólicos y tímidos que añoran a una joven hermosa a la que alguna bruja maligna haya embrujado. Tampoco se acercan los empleados municipales a limpiar residuos atrapados por la belleza reflejada. A nadie le interesan ya ni príncipes ni barrenderos. Solo las estrellas y la luna siguen tremolando en la superficie. Sin embargo, las ranas están más felices. Ahora que pueden nadar sin tanto temor a ser besuqueadas, ni a quedar presas en las redes, se dedican a decorar con flores, bacterias, algas, hojas y ramitas —como cuadros impresionistas en lienzos de cielo espejeado— los sueños de los desempleados que deambulan por el parque, saben que en ellos está la esperanza, aunque ellas tengan que volver a esconderse.
Hola, Javier.
La charca de las ranas no parece pasar por sus mejores tiempos a juzgar por lo que nos cuentas en principio, pero, a cambio, son más felices: pueden nadar a sus anchas y, sobre todo hacer magia. Este es el cambio interesante de la narración. Y aquí es donde el texto engancha con el título que ya nos introducía simpática y certeramente en la peripecia, en la historia. De Ranoir a Renoir, el pintor, hay un paso, un corto trecho, y resulta que las ranas hacen magia con los sueños de los parados, de los desempleados, decorándolos como cuadros impresionistas. Y ello aunque tengan que volver a ocultarse sabedoras de que en tales sueños anida la esperanza. Es un texto el tuyo que por momentos se vuelve lírico, con metáforas muy bien elegidas y tiene su punto social, siempre muy de actualidad, por desgracia. Y para colmo sale a relucir la virtud fundamental que es la esperanza, una palabra, por lo demás, preciosa. Mi muy mayor enhorabuena por todo ello junto con un abrazo muy fuerte.
Un texto muy poético, Javier, en el que narras la vida de las ranas con naturalidad y al mismo tiempo entremezclas perlas preciosas, cuando dices: «como cuadros impresionistas en lienzos de cielo espejeado» solo con esa frase ya se advierte la firma de quien lo escribe.
¿Qué más puedo decir? Enhorabuena.
Y un gran abrazo (Nunca deseo suerte a los grandes, porque ya la tienen de su lado)
Como siempre, lo importante está en los detalles pequeños: ‘los residuos atrapados por la belleza reflejada’ es un buen ejemplo, y hay algunos más, como el ‘cielo espejeado’, etc. Me gusta cómo eliges las palabras, Ximens, y cómo las haces bailar. No lo digo por decir. Aunque recursos al margen, una en particular me llama la atención, ‘tremolando’, porque es la primera vez que la veo fuera de cierto argot y lo cierto es que no podrías haberla elegido mejor.
Un abrazo, hasta pronto.
A ver… Me ha gustado leer este texto. Mucho. Por lo bien que suena, por lo elaborado que está, por la poesía mágica que emana, por el tema… Pero la palabra del título me despista. Y me da una rabia saber que me pierdo algo interesante… Lo más aproximado que se me ocurre es que sea un juego de palabras combinando a Renoir con rana. Espero que me lo confirmes.
Confirmado.
Tu relato gira en torno a una hermosa paradoja. Los anfibios que pueblan las charcas urbanas han dejado de ser considerados mágicos, pero es justo desde ese momento, en el que pueden campar a sus anchas, cuando dan rienda suelta a su magia verdadera. Quién iba a suponer que detrás de esos batracios saltarines había verdaderos artistas, que con ayuda del agua y los reflejos podían hacer obras de arte plástico de alto nivel. El juego de palabras con el título lo confirma. Además, cumplen una labor social, pues hacen que los desempleados abandonen su desánimo y alberguen sueños.
Imaginación, buen humor, una prosa muy cuidada y una mirada diferente.
Un abrazo, Javier. Suerte
Me gusta mucho relato. El brochazo final es dado por un artista.
Cálido otoño.
Mágico tu relato. Magnífico ese cielo espejeado.
Suerte.
Coincido con las alabanzas precedentes, más que merecidas, a tu texto, aunque determinadas «construcciones» (si se puede llamar así) de alguna frase me suenan algo «raras» o «antinaturales». Como en estas diferentes visiones de lo que es normal supongo que influirá la zona en la que uno se mueva, puedo estar equivocado. Solo un ejemplo de lo que A MÍ me chirría un poco: en la primera oración me «suena mejor» que las ranas añoren «A» alguien (a una chica, a una mujer…; si añorasen, no sé, un motivo, un lugar…), y también (no sé el por qué) «A LA QUE» alguna bruja… Dejando aparte esto, leer tu relato me ha dado pie a buscar información en internet sobre las ranas y lo que suponen, y encuentras cosas realmente curiosas. Sobre el uso de tremolando, yo toco la bandurria (e intrumentos afines) y su efecto sonoro más característico es el llamado trémolo, aunque algunos lo denominan «trino», que aún resulta más poético. En Ferrol, como en muchas otras ciudades, en uno de sus jardines tienen una fuente con ranitas, pero lo curioso (o a mi me lo parece) es que hay una tienda de ropa llamada Besando ranas. Podría seguir, pero ya paro. Suerte, Javier. Un saludo.
Muchas gracias, Jesús. Reconsideraré tus anotaciones. Para mí el ondear/batir una bandera al viento, el movimiento ondulatorio de ella, es similar al que se puede observar en la superficie de la charca donde se refleja la luna y las estrellas. Un abrazo.
Con la venia del tribunal: es un buen apunte lo de los trinos, aunque yo me refería más bien al efecto de sonido y no a la técnica interpretativa. Desconocía que se hicieran ligados en la bandurria, cuánto me queda por aprender!!
El texto es un cuento de hadas al revés, incluso estructuralmente, pero eso mejor que lo comente el autor, si así le place.
El título está muy bien elegido. Puede parecer, al comienzo, un título cuanto menos original, pero es mucho más que eso porque se trata de que el texto funcione como un cuadro. Se cita también en el último párrafo.
Por cierto, ese tal Ranuar… ¿no será por casualidad príncipe de Croacia? 😉 😉 🙂
Mis disculpas por la intrusión y por el chiste fácil!!!
Ternura,humor para pintar, con palabras esta vez, los estanques de los parques de hoy. ¡Bien pintado!
Hola, XIMENS. Estas ranitas artistas tuyas me retrotrajeron a mis épocas de universitaria. En el departamento que compartía con mi hermana, teníamos una reproducción impresionista de un estanque con nenúfares (de Manet, creo que era). Te juro que las pude ver a tus «ranoirs» allí, con sus bacterias, algas y ramitas, matizando mis horas de estudio.
Una delicia de micro, que nosotros, los esperanzados, sabemos apreciar.
Sin besuqueo (para no cargosear a las ranas), me despido con un saludo,
Mariángeles
Ojalá estos desempleados reciban el beso que antes daban a las ranas y a los sapos y se conviertan en trabajadores activos. Si fuera así, las ranas ya buscarían donde seguir practicando su arte.
Abrazos Ximens, en tu línea.
Precioso y poético texto el tuyo, Javier, con ese trasfondo social que da ánimos a los parados para que continúen tejiendo sueños. Algunas palabras me han llamado mucho la atención por su sonoridad. Buen texto, maestro. Un beso muy fuerte para ti y tu musa.
Pues es consuelo que ellas se ocupen de embellecer la charca para aquellos que tienen menos. Un detallazo, la verdad.
Me gustó mucho el micro que, para mí, encierra un muy buen final, diferente, sorprendente y… «bueno».
Qué precioso, Ximens, escritorazo. Si supieras lo que he disfrutado leyendo y releyendo este relato desde hace varios días… Te contaré en secreto que me lo he llevado a mi cuaderno de favoritos.
Me encanta el tono melancólico y contenido. Me atrapa este diseño circular que tiene tu relato. ¡Enhorabuena! y mucha suerte. Un abrazo.
Me gusta ese tono melancólico, en plan «los cuentos ya no son lo que eran» y la poesía que destilan tus imágenes (como «residuos atrapados por la belleza reflejada»). Respecto al uso de «tremolando»: como en catalán significa temblando, a mi no me ha llamado la atención. Creí que en castellano también tendría un significado parecido, pero al leer otros comentarios, compruebo que no es exactamente así y me sorprende (aunque el diccionario si alude a que el término originario, en latín, significaba precisamente eso «temblar»). En cualquier caso, también se puede entender que la luna «ondeaba» en las aguas de tu charca, como lo hace una bandera, mecida por las ondas del agua.
Muy bien pintado, Javier. Un relato que aúna poesía y pintura.
Suerte y abrazos,
exacto
Pues aparte de lo poético del cuento, me quedo más con los aspectos reivindicativos que siempre desliza Ximens en sus relatos. Me quedo con la desaparición de los barrenderos, que yo también llevo observando de un tiempo a esta parte (modernos dinosaurios que se han extinguido para dar paso a unas máquinas infernales que levantan nubes de polvo y hacen un ruido estrepitoso), y con ese guiño al paro que sufrimos desde hace ya tanto. Menos mal que las ranas ven en ellos la esperanza, yo no soy tan optimista, ojalá sea así y las ranas no tarden en desovar, o este país se nos queda sin futuro. Mucha suerte Javier!!!
Abrzssss!!
Hermoso y poético Ximens, sobre todo esa imagen que me transmite al pensar que no todo está perdido, que lo que para unos podría ser un estanque abandonado, para otros es precisamente el lugar de la magia y la creación. Y esa esperanza, me gusta. Aunque tengan que esconderse tus ranoirs (¿Se puede poner así en plural? no lo sé… Disculpas) de nuevo, es bueno que la esperanza no haya desaparecido junto a los barrenderos y los príncipes.
Bonita pintura nos has regalado. Un abrazo.
Qué poético es tu relato Ximens, me ha encantado que las ranas estén tan contentas entre tantas cosas que nos cuentas. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
Las protagonistas las ranas (genial la adaptación del título), libres de hechizos (en los cuentos de magia) y de barrenderos (en la vida real).
El caso es que ahora, libres de unos y de otros, su charca, al fin y al cabo, es suya.
¡FELIZ 2018!