01 SIN EXISTENCIAS
Se acabó. Está cansado de asumir la responsabilidad de los demás. Que si avalan el piso de su cuñada, que si se cambian dos ruedas o las cuatro por la oferta, que en el colegio dicen que Miguel maltrata a las compañeras…
Esta mañana le ha colgado el teléfono a su mujer porque se ha puesto a chillarle y a amenazarle con las mismas tonterías de siempre. Él se ha limitado a recordarle que no puede ver al tutor del niñato por la mañana, imposible, y le ha advertido que si volvía a llamarle egoísta iba a colgar. Y eso ha hecho.
Ahora no piensa entrar en casa con ganas de exculpar nada. Sería honesto con lo que piensa. Le diría a Mabel que durante el fin de semana hablarían largo y tendido, y a Miguel que se olvide del Primavera Sound. Luego, con una cerveza fresquita, de la nevera, se relajaría viendo el baloncesto.
Pero se ha sentido confuso al encontrar el piso cerrado con llave. El silencio le ha respondido en el pasillo. Ha acelerado el paso por el distribuidor. Nadie en las habitaciones. Los armarios vacíos. El cuarto de Miguel también vacío. El salón. Vacío. El frigorífico. Vacío.
Joder sí se han dado prisa en largarse, que desolación aunque creo que se va a quedar bien tranquilo, qué familia más agobiante. Un abrazos JAMS.
No hay nada mejor que una cerveza bien fría. Por eso creo que el drama es que el frigo esté vacío. Me recuerda a esos micros de terror de tres palabras, como «Tenemos que hablar»o «No queda cerveza».
Un abrazo.
A tu protagonista le agobiaba su existencia, está claro que le parecía mediocre, con problemas constantes y pocas ganas de solucionarlos, pero era su vida. Volver a casa y no encontrar nada, salvo estancias vacías, tampoco a nadie, sin una explicación, no solo le deja perplejo, sino también, seguramente, sin un motivo para continuar. Es el final definitivo por la vía de los hechos. Quién iba a decirle que lo que odiaba quizá no era tan malo.
Un micro inquietante, por sorprendente, que deja pensando, después de transmitir un terror psicológico posible.
Un abrazo, Juan
Mucho hastío tenía que haber en esa casa. Lo de dejarle sin cerveza es el colmo de la crueldad.
Muy bueno, Boss.
Abrazo.
Muy bueno, JAMS. La existencia a la que estaba acostumbrado tu protagonista y que tanto le agobiaba desaparece del todo. Le deja sumido en la nada y en la soledad más absoluta. Al menos ahora podrá ver el partido de baloncesto tranquilo, sin cerveza, pero en la más absoluta soledad. Un abrazo, Juan.
Quizá nos falta algo más de contexto para juzgar al protagonista, pero si la mujer se ha largado con el hijo así de rápido, su acumulación de motivos tendría, digo yo. Y si, además, se ha llevado toda la cerveza, ya iba a fastidiarle del todo 😀
Nos llega la inquietud que se va apoderando del hombre… Bien contado, Juan.
Un beso,
Carme.