03. Efecto tacón (Eva García)
Me recojo el cabello y tu silueta continúa enhebrada a la mía, confirmando que sigues viva en mis gestos.
Con la memoria bañada en cloro mis manos aletean, mi nuca se tensa y mis piernas añoran el ballet. A través del espejo, tú sincronizas a la perfección mis movimientos, como entonces, cuando éramos sirenas siamesas que dibujaban flores en el agua y compartíamos una existencia líquida.
Pero cuando te encaramaste a aquellos malditos zapatos de salón rojos que te anclaron al suelo, la perspectiva te hizo sentir poderosa. Una estela de burbujas doradas marcaba tu nueva senda: vomitar el sudor que te había conducido hasta allí parecía un requisito indispensable para ascender.
Quedé flotando en un limbo extraño, como si una cremallera hubiese liberado mi sombra y derramado mi linfa. El dolor, la nostalgia y el tiempo no cicatrizaron la llaga.
Te busqué y te encontré enferma de champán, nadando sin lágrimas en salivas ajenas al ritmo de la vacuidad. No quisiste, o no pudiste, reconocerme. Quizá, desde esa altura, el vértigo te impidió vislumbrar los charcos que podían haberte salvado, trazando un último flamenco conmigo, del cuchillo.
Tu sangre diluida en lluvia logró restablecer el equilibrio de los fluidos.
Me ha gustado esa visión amarga de cómo el tiempo y las circunstancias han deteriorado una amistad íntima entre dos mujeres. La natación sincronizada me apasiona, por todo lo que tiene de arte y deporte, a la vez. Te felicito,Eva por este relato tan bien contado.
Un fuerte abrazo.
María José
Gracias Maria José. A mi también me gustó siempre la natación sincronizada, me parece un deporte precioso.
Dos mujeres unidas por el deporte y una amistad muy especial, no en vano, son «sirenas siamesas». Una relación que se rompe porque una de ellas elige tomar tierra y olvidar ese medio acuoso que compartían y en el que eran una, con la posterior desazón de la otra y su fatal consecuencia. Un relato muy bien trabajado, la anatomía de un drama que invita a la relectura y a recrearse en sus detalles.
Un abrazo, Eva. Suerte
Gracias Ángel, acabo de ver que te llevaste el áccesit, enhorabuena. A partir de ahí todo lo que te diga puede sonar a peloteo a jurado, jajaja, pero siempre bordas la interpretación de los relatos. Un abrazo.
Eva, bella historia, muy bien contada, de desamor, tambien en el deporte, y añoranza. Suerte y saludos.
De todo ello, Calamanda. Gracias y feliz cumpleaños.
Hola, Eva.
Una relación de amistad rota por unos tacones, eso no nos puede pasar a nosotras.
Me gustan las figuras poéticas que deambulan por todo el texto, en especial en el penúltimo párrafo: «Te busqué y te encontré enferma de champán, nadando sin lágrimas en salivas ajenas…». Cuántas cosas se desprenden de tus palabras.
Un abrazo enorme, querida Eva, y suertísima.
Hola Towi. Las amistades se rompen por muchas cosas menos importantes aún. Yo, que casi nunca me subo a ellos, cuando lo hago tengo una percepción diferente del mundo. De ahí nació el relato en realidad. Un beso enorme y gracias guapetona.
Me da por pensar que este crimen, amorosamente vengativo, puede llegar a suponer una redención para la víctima. Muy bueno. Suerte, Eva. Saludos.
Ningún crimen puede justificarse como redención de la víctima. Ninguno. Nadie es quien de juzgar a los demás hasta ese punto. Gracias y un saludo.
Trágico y poético a la vez. Una buena simbiosis que deseo lleve tu historia hasta el medallero.
Gracias por ese deseo y por comentar.
Dos emociones que se separan y cuyas estelas ya no se cruzan, pero traicionar la perfección y la amistad tiene sus consecuencias. Genial relato, Eva. Me ha encantado. Abrazos y mucha suerte.
Gracias Salvador. A veces el exceso de unión con otra persona puede ser nefasto. Un abrazo.
Me ha gustado mucho Eva. El uso de las figuras poéticas, la historia, el final… de esos relatos que además de disfrutarse se ven muy bien trabajados y talentosos. Mucha suerte !!
Talentoso tú, querido. Lo mío es solo jugar con las palabras por diversión. Un abrazo y gracias, Toni.
Todo un relato de prosa poética bañada en sangre de letras, en gestos que se hacen eco de una añoranza de danza. En un líquido y sudor extraño que flota en la nostalgia y tiempo de un sabor a champán y con vértigo diluido en el trazo de un fluido.
Fantástico Eva. Tus letras no tiene límite y van en cabeza de carrera.
Un beso enorme y suerte preciosa.
Hala, con ese comentario eclipsas mi supuesta prosa poética, guapa. Mis letras tienen un límite muy preciso, Belén: el día que me canse dejo de juntarlas. Besazo y gracias.
Relato trabajado palabra a palabra, poético, trágico…
Muy bueno, Eva.
Mucha suerte.
Gracias Gabriel, tiendo a dispersarme y a trabajarlos poco, pero en esta ocasión he intentado barnizarlo un poquillo
De los que gusta leer varias veces.
Saludos, Eva, y suerte.
Quizá sea necesario para comprenderlo totalmente, Margarita. No sé si eso es un error a veces. Gracias y un saludo.
Eva, vaya relato nos narras!! Dos vidas que no pudieron seguir unidas y llegaron a un final trágico. Hermosa y trágica historia que nos arrastra por la vida de esas dos chicas a las que todo les cambia unos zapatos de tacón. Muchas felicidades y mucha suerte guapa.
Besicos muchos.
Hola Nani, guapa. Gracias por tu comentario. Es que, verás, a veces no combinan bien los tacones con las chanclas, ni el modo de ver la vida desde una y otra posición. Un beso enorme.
Hola Ana. Mis palabras suelen quedarse en el viento, pero gracias por tu amable comentario. Besos a ti también.
¡Qué preciosidad Eva!
Haces que las palabras se muevan como en una pieza de natación sincronizada. El relato está lleno de poesía, para leer y releer.
Una trágica historia bellamente contada.
Un beso.
Carme.
Muchas gracias Carme. La belleza es efímera y a veces sólo pervive la tragedia. Un beso grande.
Uff, al principio pensé en una mujer que habla a su imagen en el espejo, que se reprocha haber dejado el deporte por la fama, de natación sincronizada a burbuja de champán. Al final, cuando se la carga con el cuchillo descubrí que era a otra nadadora, para al final llegar a la conclusión de que se suicida. Sin duda me quedo con esta, ha pasado el tiempo y ya no es burbuja. En fin, Eva, espero que tengas podio.
Reconozco que es de los de tener que releer. Me gustan tus interpretaciones, incluso creo que quizá mejor idea que la mía. Aunque estoy segura de que si hubiera intentado plasmar eso casi nadie lo hubiera entendido. Como dice o decía un gran tipo que conozco, probelma mío. Gracias Javier y un beso enorme.
Precioso relato lleno de poesía que te enreda hasta desgranar el final trágico entre agua y sangre.
Por mi parte me parece perfecto y me hace confirmar lo bien que escribes.
Un abrazo.
Gracias Asun. Si te parece perfecto es una pena que no seas jurado, jajaj. Un beso, guapa.
Me ha gustado mucho, Eva. Sé que se trata de una amistad rota, de dos nadadoras «siamesas». Sin embargo, también puedo leerlo como la escisión de una persona. Que es sirena en el agua y mujer con los pies en la tierra sobre unos tacones, también. Si lo leo así, me gusta mucho también. Porque me habla de la dualidad que todos tenemos dentro. Del cambio. De las cosas que no tienen vuelta atrás.
Un abrazo, amiga.
Trata de lo que cada uno quiera que trate, Patricia. Tu interpretación me gusta mucho. Quizá sin el contexto olímpico en la cabeza, hubieran ido más por ahí los tiros. Un abrazo y gracias por tu comentario.
Aunque mi relato no está a la altura del tuyo ni subida a los tacones más altos, quiero que sepas que tú has sido la culpable de que esta menda haya participado en estas olimpiadas.
Besos, artista.
Hola Edita. No he tenido mucho tiempo de leer los relatos esta vez, pero me alegra si he servido de acicate para que participes. La altura de los tacones siempre es artificial, así que nunca te compares con ella y menos conmigo. Mucha suerte , gracias y bicos.