03. Corredor espiritual por Jose María Escudero Ramos
Me encanta correr por la naturaleza; alcanzar altas cumbres cubiertas de mantos blancos; cruzar pedregosos cerros; subir montañas por sus cortafuegos rodeados por enormes pulmones verdes; bajar volando sobre los umbrales de las laderas; cruzar afiladas sierras; saltar entre los cantaros rodados que hacen de puente por los que cruzar ríos de fría agua recientemente deshelada.
Rodillas semiflexionadas, piso con la parte delantera del pie, como un felino. Medito en acción cuando, calzando mis huaraches, cruzo esos angulosos riscos, piso entre las piedras, surcos o tierra blanda. Mis pies saben donde hollar porque mi cuerpo y mi mente, en equilibrio, bailan una coreografía perfectamente orquestada por la meditación en movimiento.
Me siento una pantera que desciende el risco a toda velocidad poniendo sus garras en los lugares precisos, sin miedo a nada.
Me siento volar cual halcón observador, empoderado. No busco ninguna presa porque simplemente disfruto del vuelo, disfruto del momento, de cada zancada.
Corriendo soy un chaman que transmuta toda identidad terrenal para convertirme en algo superior a mí. Vuelo, salto, disfruto, vivo. Me siento vivo. Siento. Conecto con mis diferentes animales de poder en cada momento según lo necesite.
Llamadme salvaje, es mi naturaleza indómita. Corredor espiritual.
Jose Mª Escudero Ramos, julio 2025
He corrido desde la adolescencia. Aunque pueda parecer algo sencillo y hasta monótono, es todo un mundo que enriquece y del que cada día se aprende. La naturaleza tiene mucho que enseñarnos, y los animales, más aún.
Un relato positivo y bien narrado.
Un abrazo y suerte, María José
Me encanta esa comunión total del corredor espiritual con la naturaleza. Ojalá siempre fuéramos así.
Un abrazo y suerte.