04. Lepidópteros
Podría aderezar esta declaración con una risa amarga y sarcástica, con un llanto atragantado o con pedantería despectiva, pero intentaré ser comedido: todo fue culpa de las célebres mariposas.
No sé qué iluminado aseguró que colonizaban estómagos, como si de parásitos se tratara, cuando el amor nos posee. En ese estado, todo el mundo imagina bellos insectos de colores revoloteando por las entrañas. No piensan en los jugos gástricos, no razonan que antes fueron gusanos que en algún momento ingerimos ¿tal vez con el primer beso?
Admitiré que una vez, víctima de la pasión, sufrí unos calambres, un extraño hormigueo ¿Acaso las hormigas no son dignas de pulular por nuestras vísceras también?
Entonces decidí investigar. Crié distintas especies aunque, basándome en los efectos que yo mismo había experimentado, siempre sospeché del género Acherontia. Intenté reproducir el ciclo en ratones, pero fallaba la metamorfosis en medio ácido. Concluí que la clave era la ausencia de sentimientos en los roedores.
Por eso merodeaba por los parques y capturaba ejemplares jóvenes visiblemente afectados por el amor. Por eso practicaba las disecciones.
Pero insisto, lo realmente importante aquí es que jamás hallé ni rastro de macaones o esfinges calavera que demostraran esa estúpida teoría.
Un magnífico relato en el que nos llevas de cabeza a la literatura gótica, al más clásico cine de terror, con un toque de humor y una pizca de divulgación científica. Genial el detalle de las hormigas.La investigación al servicio del amor, cualquier sacrificio debe darse por bien empleado.Solo puedo decir que me encanta!
Mucha suerte,Eva!
Bsssss!
¡¡Gracias lagarto!! siempre me prometo a mi misma no matar a nadie más, pero es superior a mis fuerzas…
¡Un abrazo enorme!
La ciencia no puede basarse en meras conjeturas, necesita experimentación y trabajo de campo, en este caso, de parque, al que acuden enamorados que tal vez alberguen mariposas y hormigas. El conocimiento requiere a veces sacrificios.
Original y bien contado, Eva.
Un abrazo y suerte
El empirismo es así, Ángel. Gracias y un abrazo.
Buena apuesta Eva, a saber qué tipo de bicho crece dentro cuando nos enamoramos, pero desde luego, anida y permanece, aunque dicen que no mucho tiempo, por lo que razon hay al final del relato, en lo de la teoría.Besotes y suerte
Aunque sea tarde, acabo de releer tu relato y no puedo dejar pasar el decirte que lo que has escrito es una verdadera maravilla, Eva. Para mí, tal vez, el relato de la convocatoria. Como te he dicho antes, una verdadera maravilla.
Un beso bien grande.