06. SERGENDIPIA
Buscas sentido y respuestas en todas partes. En los márgenes de los libros, en la incertidumbre que precede a los viajes, y en la fugacidad de otros cuerpos. En los silencios que gritan más que las palabras punzantes, y en las promesas de una madrugada que nunca llega. Te sientas en un banco del andén de la estación a ver pasar trenes que nunca parecen tener el destino adecuado.
Y un día, sin buscarte, te descubres. No, no es un acto de vanidad.
Es el azar, o tal vez el destino caprichoso, el que te lleva frente a un espejo antiguo, donde un desconocido —o quizás no tanto— te mira con ternura.
Reconoces en esos ojos la calma que siempre has perseguido.
Detrás, en la mesilla, una foto enmarcada de tus padres ilumina el reflejo.
Sonríes.
Por fin entiendes que la rocambolesca suerte, combinada con la delicada casualidad de existir, son solo parte del azar que te ha traído hasta ti.
Respiras hondo.
—Gracias, mamá. Gracias, papá —susurras al vidrio—, por haberme llamado Sergio.


No ha sido el sentido filosófico-reflexivo de tu texto, ni lo bien escrito que está. Lo que ha acabado de cautivarme ha sido el estupendo título que se te ha ocurrido. Además que representa a la perfección lo que desarrollas en el relato. Tu personaje, que no sé si es un trasunto de ti es la serendipia que creó la Sergendipia. Me ha hecho reír la ocurrencia .
Un saludo
Hola Gema. Todos tenemos momentos de necesitar encontrarnos a nosotros mismos. Y, con mi nombre, me lo pusieron fácil para el tema en cuestión. Gracias por tu comentario.
Deberíamos ser conscientes, al menos una vez al día, del milagro que supone vivir, esa concatenación de azares tan irrepetible como nosotros mismos, algo que describes maravillosamente, con referencia a los padres a los que tanto debemos.
Un abrazo y suerte, Sergio, con este relato tan humano, con el que resulta difícil no identificarse.
Muy cierto lo que dices Ángel. Las probabilidades matemáticas de ese milagro son escasas y, sin embargo, hay estamos cada uno. Gracias por asomarte, abrazo.
Yo todavía ando perdida. ¿Me puedes mandar un espejo de esos, porfa? 😃
Bromas aparte, me encanta la poesía que destila el primer párrafo.
Un besazo, Sergio.
Ana María, yo mas bien te veo como faro, luz y guía de todos los amantes de las letras 🙂 Gracias por tus palabras. Besote.
Y un día, sin buscarte, te descubres.
Me ha encantado porque me he visto reflejada ahí, en esa búsqueda existencial que, como dices, termina cuando dejas de buscarte. El título, una genialidad. Te deseo mucha suerte.
Gracias por tus palabras, Izaskun. Un abrazote.
Después de la genialidad del título, viene la poesía filosófica, para acabar de la mejor manera posible: el protagonista (autobiográfico o no) se encuentra a sí mismo justo cuando ya no se buscaba. Una manera muy ocurrente de encauzar el tema propuesto.
Muchas gracias Edita. Yo siempre digo que escribimos sobre nuestras vidas, ya sean las reales o las soñadas 🙂