62. 1.912 AMOR IMPOSIBLE
El caudal repentino de agua helada estrellándose con violencia contra su rostro le obligó a comprimir los labios antes de robar una bocanada definitiva en el ambiente, mientras comprobaba cómo el cuerpo liviano de ella era impulsado sin control de un lado a otro de la habitación inundada. El empuje enérgico del líquido acometía su misión, alejándola en todo momento de su alcance. Entregado en una lucha estéril, percibió cómo los brazos persistían cosidos contra su cuerpo, para ratificarle que llegar hasta la joven se había convertido en tarea imposible.
Cuando batallaba impotente bajo la presión insoportable que el agua iba ejerciendo, ni tan siquiera pudo ver con claridad el número grabado sobre la puerta entreabierta, a través de la cual le pareció adivinar el griterío histérico que se propagaba desde la planta superior.
-¡Debería ser suficiente! Por lo visto habéis aprendido la lección -aclaró uno de los cuidadores, comprobando que ellos dos hacían lo imposible por encontrarse en un rincón, dificultados todavía por las restricciones que les endosaban sus camisas de fuerza-. Y si os parece volved a intentarlo, que aquí vuestras escapaditas amorosas las pagaréis en el camarote 115 bajo los efectos de las mangueras.
Ton, qué trato tan cruel, y cómo lo cuentas. Suerte y saludos
Gracias Calamanda, por ser la primera. Ah, la locura. En ocasiones puede ser hermosa.
Bueno, todos teníamos en mente al Titánic. Qué tontería, ¿verdad? No sé por qué. Buen quiebro, Ton. Suerte.
A mi me ha impactado, porque también yo sufrí manguerazos de esos.
Muchas gracias Luis. Siento haberte acercado malos recuerdos. El sufrimiento de los indefensos jamás debería ser gratuito. Por cierto. Tu relato es una auténtica bomba de relojería que va a hacer saltar por los aires el resultado de este mes.
Je, je. He conseguido un buen quiebro, yo también, ¿verdad, Ton? Porque yo me refería a manguerazos simbólicos. Un abrazo grandote
Ton, no cabe duda que tu relato es una locura, pero muy bueno.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tu ánimo Moli. Siempre es de agradecer. Abrazos sinceros.
Lo de los brazos cosidos en el cuerpo me daban esa idea pero pensé por otro lado que era una buena comparación de cómo se ha de sentir uno luchando contra la fuerza del agua.
Un relato que no deja indiferente. Me has dejado de una pieza.
Eres muy amable Isabel. Gracias por el comentario. Tu micro también me ha encantado. Se conoce que eres una consumada del tema.