1. EL ALMA NEGRA (jams)
La escopeta había sido de su abuelo, contaba al sobrino mientras caminaban. El gatillo tenía la particularidad de que, por un defecto de fábrica, al estampido del disparo le precediera un chasquido que advertía a la víctima.
–Por puro instinto, se giran, y mueren mirando el alma negra del cañón.
Basilio no quería que su hermana le echara de su casa una vez más, no tenía donde ir, e intentaba ganar su confianza atendiendo al sobrino, Fabián. Fracasó con el fútbol, y ahora confiaba en aficionarle a la caza. Le compró unas botas de campo, una gorra de tiras fluorescentes, y se inscribieron en una montería de jabalí.
Al chaval le agotaba andar sin destino por el monte. Basilio, prudente aunque excitado por la batida, le mandó que rodease unos jarales hasta un abrevadero donde debía esperarle. Fabián no encontró la fuente, pero tropezó con un ciruelo que decidió recolectar. Hasta escuchar el ruido indefinido de la espesura. Jamás había visto un jabalí pero le aterraba encontrarse a solas con uno. Llenó de ciruelas la gorra y se parapetó tras un murete de piedras. Cuando asomó, apenas consiguió ver un destello, pero en el silencio distinguió, nítidamente, un chasquido metálico.
Jams, como siempre, disparas y nos enseñas el camino. Un alma que, mucho me temo, seguirá ennegreciéndose. Muy bueno. Abrazos.
Cuánto de verdad hay en el relato, casos similares. En esta ocasión has tirado por relato en el no hay sorpresa final, el lector sabe más que Basilio y solo espera presenciarlo. Como siempre, bien contado.
Lo que veo en un Basilio, un hombre desarraigado y triste, que pone fin a su vida vacía montándose una escena de caza y mandando al chaval a otro lugar. Qué personaje más desesperado. Me ha gustado que dediques parte de tu tiempo a recrear esta historia, que fijo ha ocurrido antes en distintos entornos familiares.
Un desgarrado relato, para ponernos en alerta y no perdernos ningún detalle, narrado con mucha verosimilitud.
Ese pobre sobrino, utilizado por su tío, un hombre con el alma ennegrecida, estaba destinado a convertirse en carne de cañón.
Un relato con mucha fuerza, Jams.
Un abrazo
Hola, Jams.
Como bien dices en el título, se trata de un alma negra y para más inri sin visos de inmacularse.
Una historia que me suena a leyenda repetida en muchos puntos del mapa.
Un gran micro, jefe.
Abrazos.
Pobre Fabián, aunque creo ha habido muchos Fabianes a lo largo de la historia y geografía.
Muy buen relato para dar comienzo a esos cañones que ya aguardan.
Un abrazo
Jams, una buena escopeta de dos cañones de Éibar, del maestro armero Sarasqueta, también tiene el ánima negra como Basilio, como todas las armas. Paz y amor.
Como siempre, impecable.
Qué metáfora preciosa: «el alma negra del cañón». El cuento me ha parecido un ejemplo de los llamados «modelo iceberg»: en la superficie se vislumbra solo una parte pequeña del volumen total. Con pocos datos nos vamos haciendo una idea de la situación y del carácter de los personajes y vamos intuyendo un final trágico. En mi lectura, el sobrino muere accidentalmente pero no estoy del todo segura. Pero como decía mi heroína Miércoles Adams. ¿Acaso eso importa?
Hola Ana. Con Juan hablé hace unos días y creo que se incorporará pronto. Es cierto que habría sido una perspectiva muy interesante la suya. Con Nieves hablo de vez en cuando y sé que nos sigue. De los demás no sé nada. Este es un espacio abierto para la o bueno… y para lo malo también. Hay una larga lista de autores que se han ido alejando, pero siempre queda la esperanza de que vuelvan cuando gusten. Un abrazo. JAMS
Un relato digno de trascender.
Buen relato, Jams.
Con tan sólo tres pinceladas, enmarcadas en un muy bien escogido título, dibujas al protagonista, o mejor dicho, a su alma.
Luego, sucede lo inevitable.
Saludos cordiales
Un micro «redondo». Empieza y termina con un chasquido.
Cuántos «accidentes» de estos, impunes…
Buen relato… para abrir boca y bocas… 😉
Un abrazo.
Hola, Juan. Pues a mí esa alma negra, esa preparación minuciosa que nos vas presentando y la psicología fría del personaje me han recordado al triste suceso del copiloto que ha derribado su avión. Es terrorífico pensar que puede uno cruzarse con gente que no se para a pensar en el daño que hace a los demás para alcanzar la gloria o un objetivo que se haya propuesto, sea el que sea. Felicidades por el relato.
Una verdadera negrura en 200 palabras.
Felicidades.
Buen comienzo de partida como siempre. Nos abres el camino y lo haces de una manera magistral. Un relato tan terrible como bien narrado. Negro personaje tu protagonista. Besos.
Juan, ocurren accidentes así a menudo, en monterias y salidas de caza. Lo cuentas muy bien, y nos pones sobre aviso, eso les falta a la victimas, enterarse. Saludos
Tu relato me hizo cambiar de planes, que lo sepas. Y justo a tiempo… el tema de los chiquillos en monterías y con armas es algo que me supera.
Besos.
¡Jo! Da escalofríos. Y mira que se va viendo venir, pues ni por esas. Será que has sabido meternos en el ambiente.
Además me dejas inquieta: «Basilio no quería que su hermana le echara de su casa una vez más, no tenía donde ir». No se si lo suyo es un accidente o un alma negra.
Aquí me quedo, dándole vueltas.
Pues empiezo con las lecturas del segundo trimestre. Este ya lo había leído pero aún no había comentado. Con la relectura me deja la misma duda que en la primera, que precisamente entiendo que es la gracia del relato: oye el chasquido porque lo apuntan a él; lo confunden con un jabalí? Lo matan a drede?? Me gusta por el ingenio de pensar ese chasquido y lo abierto que queda para que el lector le ponga el final que quiera, eso creo. Saludos, JAMS.
Gran relato Jams. Nos abres un posible camino, por supuesto trágico, en el que se ve el alma atormentada de un protagonista, que una vez más se lleva por delante a una víctima inocente.
Pues empiezo el trimestre bien seguro de que me alegráis el rato a costa de todo lo que lea por aquí. Ese alma negra me ha gustado mucho por la conexión que creo que muestra entre fatalidad, armas y desalmados. Señor Jams, gracias y un abrazo 🙂
Pobre Basilio!!
Menudo papelón Jams, ahora seguro que le echan de casa.
Enhorabuena por el relato, está muy bien escrito.
Las armas son traicioneras, todos conocemos casos de fatalidad relacionadas con ellas.
A mi, por si acaso, no me verán cerca de ninguna cacería je je
Un saludo
Con el listón tan alto, a ver quien salta esto ahora?
Gran micro, Jams.
Abrazos!!!
Este suceso me suenaaaaa!
Yo no cogía ciruelas, sino cantarellus, y el tipo no era mi tio, sino un cantamañanas escopetero (igual hasta se llamaba Basilio), pero casi me pega un tiro, el muy!!
Si es que las carga el diablo!!
Besos.