10. Aquellos maravillosos años (Ginette Gilart)
Susana lee con mucho interés la página de espectáculos del periódico. Se fija en la cartelera y presta atención a las películas que están echando.
—Oye, Juan, ya están poniendo la nueva película de Woody Allen, se titula Manhattan; tenemos que ir a verla —dice eufórica.
—Sabes que no le aguanto —contesta Juan, acercándose y mirando por encima de su hombro— ¡ah! mejor ésta: Apocalypse Now, me han hablado de ella, es fabulosa, hay escenas tremendas ambientadas con música de The Doors y de Wagner.
—Otra vez la guerra del Vietnam, ¡no!
—¿Lo echamos a suerte?
—Ni hablar, prefiero ir sola.
—Podemos ir juntos y esperarnos a la salida, los dos cines están cerca.
—De acuerdo.
Frente al espejo, Susana se da los últimos toques. Le sienta bien esa minifalda con las botas altas y el maxi abrigo. Duda si colocarse el sombrero negro de alas anchas, al estilo Annie Hall, que tanto le favorece.
A la salida del cine Juan espera pacientemente. Finalmente aparece Susana y no viene sola, le acompaña un hombre bajo, dicharachero, con gafas de pasta.
—Te presento a Gustavo —declara entusiasmada— es un incondicional de Woody Allen.
El que fue a Sevilla perdió su silla!! Jijiji, ¡andáis malvadas este mes…!!
Dile a Juan que no se preocupe, y dale mi número, que yo le acompaño a ver Platoon, la chaqueta metálica y Salvad al soldado Ryan.
Abrazo
Ya está hecho, Aurora, cualquier día te llama.
Un beso.
Jajaja, no hay que fiarse de los incondicionales de Woody, aunque sea la propia pareja. Muy bueno Ginette.
Suerte.
Muchas gracias, Rafa, me alegro que te guste.
Un saludo.
Vaya época de películas geniales, unos años realmente maravillosos, como bien titulas. Qué difícil elección entre dos obras de arte. Hace poco he vuelto a ver Manhattan, esta vez con mi hijo, para que la conociese. Pensándolo bien, creo que hubiese acompañado a Susana, dejando a Marlon Brando en la selva de Vietnam para una mejor ocasión, no se puede todo a la vez y hay que establecer prioridades.
Un relato muy simpático, Ginette.
Un abrazo y mucha suerte.
Un montón de buenas películas en esa época, como bien dices. Yo también volví a ver Manhattan y me gusto todavía más, con los años captas cosas que en su momento pasaron desapercibidas.
En cuanto a Apocalypse Now, un peliculón, aunque a mí nunca me ha gustado mucho Marlon Brando…ni Paul Newman por cierto..qué rara, no?
Un abrazo, Ángel.
Veo que va a cambiar de pareja por una réplica de Woody Allen. Es cierto que a las mujeres nos gustan los hombres que nos hacen reír, pero mejor si se parecen a Paul Newman.
Como dije más arriba, nunca me gusto Paul Newman, ni Marlon Brando…una que es rara.
Gracias por pasarte Paloma.
Un abrazo.
Paloma, pues no pides tú nada, la mente y el sentido del humor sulfúrico de Woody Allen en el cuerpo de Paul Newman… Yo creo que ningún dios sabe fabricar eso, además sería injustísimo.
Ginette, has cogido dos películas que me encantan, no sé cuál elegir, aunque supongo que al final me decantaría por Woody. Fíjate que me ha llamado mucho la atención la frase de «los dos cines están cerca». No sé cómo estará la cosa por allí, pero aquí ya no hay ni un cine, sólo multisalas en centros comerciales. Qué pena me da pasar por la puerta de uno en concreto, muy querido para mí por motivos familiares, que era majestuoso, y que hoy dejan hundir en la más profunda de las miserias. En fin, siempre nos quedará París, o lo que es lo mismo, relatos como el tuyo que nos recuerden aquellos tiempos. Besos y suerte.
En la ciudad donde vivía entonces, las grandes salas de cine se concentraban en un núcleo no muy extenso , de allí comentar » los dos cines están cerca».
Aquí, en Santander, también han desaparecido las grandes salas y los multicines están en las afueras en los centros comerciales. En su lugar se encuentran un bingo, un hotel o la sede de la Once. Hay una excepción es el cine «Los Ángeles», no es muy grande pero cuando entras en él te metes en el túnel del tiempo; ahora sí que necesita alguna reforma, los asientos todavía tienen ese terciopelo granatote que tanto se llevaba. También queda la filmoteca , otro vestigio del pasado.
Te agradezco la visita, Ana.
Un beso.
Dificilísima elección a la que nos llevas. Susana parece que ya lo tiene claro. Esta vez parece que el señor Allen sale triunfador. A lo mejor hasta el verdadero se sorprendería.
Me has trasladado a otra época que será difícil de volver a vivir. Bueno… ahí están relatos como el tuyo para recordarla. También están muy bien retratadas esas 《pequeñas》 incompatibilidades en las parejas.
Suerte y saludos.
Ah! Rafa, sí, difícilmente volveremos a vivir esa época…éramos tan jóvenes !
Muchas gracias por comentar.
Un abrazo.
Ginette, la libre eleccion sirve para todo, y nos lo cuentas muy bien. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda, por tu comentario.
Un abrazo.
Aunque ambas opciones me encantan, entre gafotas nos entendemos, así que, en honor a la ilustradora del mes, Manhattan.
Salut, Ginette.
JM
Qué bonito, verdad, que haya coincidido la ilustración con mi relato. Me alegro de que te quedes con Manhattan.
Salut, JM.
Bueno, aunque se ha echado un nuevo amigo para ir al cine, creo que su chico tiene que estar tranquilo, siempre es mejor tener una media naranja en casa.
Yo creo que también, puede estar tranquilo…
Gracias por pasarte, Isabel.
Un beso.
Joe, aquí el más tonto hace relojes…
Uno huele a napalm por la mañana, y otro le levanta la novia en su propia cara.
Macho, ponte las pilas que Gus, tras sus gafotas, tiene toda la pinta de ser un picha brava!!!
Original relato y aviso para navegantes.
Un beso con sabor a Mazinger Z.
Jajaja, que mal pensado eres, Modes…
Gracias por comentar.
Un beso.
Me ha encantado tu relato, y ese nuevo amigo tipo Woody Allen mágnifico.
Muchas gracias, Blanca, por tu comentario
Un beso.
Genial !!! Me encanta como se arregla para ir al cine sola,y desde luego ha logrado llamar la atención y algo más de este pesonajillo a lo Woody Alen.
Un beso.
Entonces la moda era así, minifaldas, maxifaldas, maxiabrigos….no había término medio. Me alegro que te haya gustado.
Un beso, Belén .
Me gusta como cuidas los detalles, como la moda, que tanto define las épocas.
Parece que en la pareja las diferencias van más allá de los gustos en cine…
Suerte, a mi me ha gustado mucho
Muchas gracias, Reyes, por tu amable comentario y me alegro que te guste mi relato.
Un beso.
Y si encima tiene pasta… Que se dé por perdido y acepte la propuesta de Aurora va a ser lo mejor jaja. ¡Gracioso!
Jajaja, pasta, pasta, las gafas, lo demás no se sabe.
Gracias por pasarte, Lorenzo.
Salud.
Pues ya verás como a partir de ahora sí que le da una oportunidad a las películas del señor Allen. Me has dejado con buen sabor de boca y con una sonrisa. Mucha suerte 🙂
Seguramente le empiece a gustar Woody Allen. Muchas gracias, Juan Antonio, por leer mi relato y si además te quedas con una sonrisa, mejor que mejor.
Saludos
Que razón tienes en lo diversos gustos de las parejas, Amélie, las de amoríos y las de guerra, solo había paz cuando no era elección de ninguno de los dos y te ibas a la última fila, «la de los mancos».
Un beso
Puede que hubiera paz pero me parece lo más triste del mundo.
Gracias, Epi, por pasarte.
Un beso.
!Qué grandes películas se hacían entonces! Al menos los desencuentros en las parejas eran por decidir entre Allen o Coppola.
Muy buena tu historia y muy bien narrada. Me he visto mirando la cartelera en el periodico (otra cosa que ya no se hace), por encima del hombro de tus dos protagosnistas.
Suerte y abrazos.
Pues muchas gracias, Anna, por tu amable comentario. Me alegro de que te haya gustado mi relato.
Un abrazo.