102. Espejismos
Una tempestad del diablo partió el barco en dos y nos escupió a cinco miembros de la tripulación hasta esta isla, que no recogen los mapas de navegación y que he bautizado con el nombre de Paraíso.
Desde el día siguiente al naufragio, de ya no recuerdo cuándo, recibimos tratamiento de marajás, cada uno dentro de una tienda, protegidos del sol abrasador, rodeados de mujeres bellas y desnudas que nos alimentan con ricos manjares de frutas y mariscos, nos lavan con agua de rosas y nos embriagan con licores, que nos permiten viajar a las estrellas. Y todo porque somos los únicos hombres en la isla, unos enviados de los dioses, como me ha revelado, en uno de sus trances, la que parece la hechicera de todas ellas. Imagino que por eso, últimamente, muchas noches de luna llena mis compañeros de aventuras experimentan placeres ocultos del más allá, pues les escucho aullar, entre sonidos de tambores, mientras lamento que nunca me elijan a mí. ¿Será por qué mi cuerpo se hundió con el barco?
¡También es mala suerte, tener que asistir desde la grada al disfrute de sus compañeros!. Tiene gracia que «los placeres del más allá» sean en realidad los placeres del más acá.
Enhorabuena por tu éxito juntó a Françesc.
Pobrecillo, asistir de espectador pasivo al disfrute de otros. El paraíso es de los vivos, dicen 🙂
Abrazos, Nicolás.
Curioso relato, en el que entiendo que el protagonista después de fallecer le toca el infierno. Porque desde luego estar en esa tesitura tiene que serlo. Me ha gustado mucho la sorpresa final. Mucha suerte 🙂
Nicolás, curioso final. Suerte y saludos
Buen giro el de tu final, aunque pobre protagonista, que sólo fue testigo desde el otro mundo…
Un saludo
No esperaba que el protagonista estuviera muerto. Ese final me hace replantear que verdaderamente sea una isla de disfrute. Pienso que todos han muerto. Que él realmente está en el Paraíso (disfrutando), y el resto de compañeros están en el infierno (aullando).
Así lo entiendo, y me gusta.
Un abrazooo, Nicolás
Qué peor condena que la de disponer de todo aquello que más deseamos y no poder alcanzarlo, preso sin remedio en una dimensión paralela. Un relato que comienza con la alegría inicial de su protagonista, para terminar poniendo broche al más cruel de los infiernos.
Original propuesta, Nicolás, a la que deseo suerte. Un saludo para ti.
Maravilloso paraiso lleno de placeres un sueño en el q
Maravilloso paraiso lleno de placeres que le hace dudar si esta vivo o muerto. Un placer leerlo.
Un beso
Hola Nicolás, me ha gustado mucho volver a leerte con este historia de naufragios, islas y almas atrapadas. Un abrazo.
Buena idea, Nicolás, me ha gustado sobre todo por la sorpresa final que nos muestra que es un fantasma con esa interrogación retórica que convierte el paraíso en infierno eterno. Suerte y saludos.
El interrogante final parece la clave de la historia, pero también abre multitud de interpretaciones: cielo o infierno, quien está vivo y quien muerto,… Muy buen relato.
Suerte Nicolás. Un abrazo
Enhorabuena, Nicolás, por la mención. Un relato de placeres al alcance de muy pocos. Sorprende el final, sobre todo por lo mentiroso del protagonista que se había incluido entre los vivos.