106. LIBRE DE EQUIPAJE
Me enamoré de él el día que llegó vendiendo enciclopedias de viajes. Le abrí la puerta: “estos bombones para la chica más bonita de este barrio”. Ni siquiera caí en que se los llevó de vuelta y seguramente ofrecería la misma caja a cualquier otra vecina….. Yo era así de inocente. Me contó que había viajado por todo el mundo y yo me lo creí, me hubiera creído cualquier cosa que me dijeran aquellos ojos tan azules como el océano que aquel caradura había dicho cruzar tantas veces.
Al final, además de comprarle un par de enciclopedias me casé con él emprendiendo así el peor de los viajes: el de un matrimonio infeliz. Apenas estaba en casa y cuando lo estaba no miraba para mí, a no ser para protestar por las comidas.. Un buen día -bueno en el sentido en que pasó algo que me hizo reaccionar- me amenazó con la mano en alto mientras aquellos ojos azul cielo se convertían en tormenta.
A los pocos días le dejé una nota: “El mundo es muy grande y la chica más bonita de este barrio, por fin, va a conocerlo. En la nevera tienes una sopa de 5 letras: ADIÓS”.
Lo más importante es saber reaccionar,nunca es tarde para cerrar la puerta a una equivocación y abrir otra para recuperar sueños.Hay muchos viajes por hacer y «el mundo es muy grande», claro que sí.Mucha suerte y un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario María José. Yo también lo veo así, el relato es reivindicativo de la libertad de tantas personas que ni siquiera se dan cuenta de no la tienen.
Un abrazo enorme para ti también. 🙂
SANDRA, este desamor lo cuentas muy bien. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda!
Besos! 🙂