110. Tumbas de papel (Mel)
Un atardecer más barro las hojas secas que se acumulan en la entrada. Hoy tampoco ha venido nadie. Los árboles pronto estarán desnudos y tiritarán de frío, el mismo que sacude mi interior, y el de ellos, que cada crepúsculo se revuelven en sus tumbas sabiéndose un poco más olvidados. Observo el montón de hojas de otoño, sonrío, su belleza persiste pese a la muerte y me parece un crimen echarlas a la basura. Hago una maravillosa tontería, introduzco un puñado, marrones y ocres, dentro de los «Cien años de soledad», y creo escuchar un eco burlón que repite «mal día, mal día». Después, emocionado, elijo una amarilla y se la entrego al rubio principito, y aquel, juguetón, me regala un rayo de luz de su estrella. Juraría que unos labios me besan al depositar una hoja rojiza entre Romeo y Julieta, y con una arrugada y blanquecina, es Hamlet quien me susurra «cerrar, o no cerrar». Es entonces cuando descubro que el viento también ha traído una hoja verde y, como Escarlata O’Hara, me digo eso de «ya lo pensaré mañana».
Hermosísimo texto, lleno de sensibilidad; y un bonito homenaje a la Literatura.
Mucha suerte.
María, coincido con Cristina. Bella recreacion del otoño. Suerte y saludos
Precioso Mel. Precioso.
Original relato sobre tumbas. Para empezar no menciona el tema y deja que sea el lector quien se imagine. Homenaje, por otra parte al mundo de los libros. ¿Quién da más?
Muy bello Mel. Bellísimo.
Un paseo poético por la «SOLEDAD», literaria.
Magnifico texto.
Saludos
Con lo que me encantan los otoños de aquellas latitudes. Gracias por tan hermoso texto, María!
Una hoja seca, en teoría muerta, adquiere una existencia perpetua si se la coloca estratégicamente prensada dentro de esos objetos maravillosos dotados de vida eterna y latente: los libros
Hermosa comparación entre los habitantes de las tumbas, las hojas vegetales y las de papel. Los primeros pueden vivir en el recuerdo, las hojas referidas se vuelven parte del presente cada vez que alguien accede a ellas.
Suerte y un saludo
Maravilloso otoño. Felicidades.
Precioso relato Mel,
Precioso homenaje a la literatura y a este otoño que a mi me parece estupendo con sus hojas ocres, amarillas, rojizas que adornan las ciudades y los campos.
Creo entender que la entrada que barre el protagonista es de una biblioteca con los libros «enterrados» en las estanterias donde descansan, a que alguien quiera llevarselos a su casa. Aunque también puede tratarse de un cementerio donde el cuidador es un apasionado de la lectura.
Un abrazo y suerte!
Un relato poético y visual, me encantan esos árboles que «tiritarán de frío». Bonitas aportaciones recibe de los libros a cambio de las hojas.
Un saludo.
Carme.
Muy poético.
Un abrazo y suerte.
Buen homenaje a la literatura. Ya solo hacer ese paseo del recuerdo lo hace grande. Abrazos, Mel.
Un homenaje a la literatura muy bonito, Mel. Se disfruta al leerlo. Mucha suerte 🙂