112. Inmortal (María Elejoste – Mel)
Una tarde más se acurruca en su rincón de la más alta torre del castillo. Desde su atalaya divisaba toda la comarca, cientos de leguas en derredor, los pastos del norte con olor a hierba recién cortada, el trajín de los pueblos del valle y sus gentes, y el galopar de los caballeros que se dirigían a palacio a rescatar a la bella princesa. Ahora la oscuridad y el silencio envuelven el torreón.
Suspira y abre su cofre de recuerdos: Un trozo de espada quebrada del príncipe valiente, el único que consiguió sortear el foso y enfrentarse al temible dragón. Murió abrasado, como otros cientos, pero solo a él le recuerda porque fue el que hirió a la bestia. También está la corona de la bella durmiente, aún brilla un poco, aunque su dueña se apagó hace ya siglos soñando con un rescate que nunca llegó.
Se frota la cicatriz, tose volutas de humo que ennegrecen sus antaño brillantes escamas y de sus grandes ojos amarillos por primera vez en su vida resbala cálida, una lágrima de dragón.
Creía ver a una princesa en tu relato y es el dragón quien anhela.
Me has atrapado en tu hechizo, hasta siento lástima del dragón herido.
¡FELIZ AÑO 2018!
Hola, María.
El dragón triste. Y por qué demonios no puede ser sensible una bestia. Máxime cuando está herido. Siempre queda una cicatriz. Aunque, a veces ni se noten.
Me identifico mucho con tu dragón. Pero él es mágico y no yo. Un cuento muy bien escrito que ha hecho las delicias de mi Edu. Las nuestras.
Feliz todo para ti siempre. Un beso grande.
Qué bonito Mel,
Ese dragón que se apaga melancólico mientras revive sus recuerdos.
Un abrazo y feliz año.
Las gentes tienen su ciclo vital y dejan de existir, hasta los héroes y princesas de los cuentos clásicos quedan mustios y desaparecen, pero siempre quedará alguien que, con sus letras, vuelva a resucitar a algún personaje, aunque sea en sus últimas horas, a hacerle inmortal, por qué no a un dragón, ahí está la verdadera magia.
Un abrazo grande, Mel, suerte y que tengas el año feliz que mereces
Si hasta casi da pena el muy bribón… 😀