117. COMPAÑÍA (GABRIEL BEVILAQUA)
Cuando llegué al centro del laberinto, el Minotauro me aguardaba parado junto a un tablero de ajedrez. Me invitó a tomar asiento y me preguntó si prefería jugar con blancas o con negras. «Blancas», le dije, y, mientras acomodábamos las piezas, me informó que si yo ganaba la partida me dejaría ir sin problemas, pero que si el ganador resultaba ser él, ya podía imaginarme las consecuencias. Asentí con la cabeza e inicié el juego con peón cuatro rey. El Minotauro respondió con peón tres dama… Al cabo de un par de horas, matizadas por la charla amena y culta de la bestia, acordamos tablas. Seguidamente me dijo: «Mañana volveremos a intentarlo».
Desde entonces las partidas y los días se han tornado innumerables, y aunque dada la práctica ya me siento mucho más que un aficionado, es evidente que jamás podré ganarle al Minotauro. Tan evidente como el hecho de que a él jamás lo ha movido la intención de ganarme.
La soledad, sobra decirlo, suele tener estas cosas.
Joe, que bien escribes Gabriel. Entre mis favoritos del mes.
Abrazos.
No firmes tablas, tu relato es demasiado bueno.
Más que eso: perfecto. Puedes ganar.
Un saludo.
Buenisimo, tu relato y el minotauro. me ha encantado.
Gabriel como casi todo lo que escribes, sabes que soy fans incondicional desde el primer relato que te leí. Me recuerda a la historia de las Mil y una noches, en lugar de cuentos, partidas de ajedrez.
Es muy dura la soledad de la bestia.
Abrazos y suerte
Híjole Gabriel, no sé cómo le has hecho para que con el tan, pero tan, manido Minotauro salga este magnífico relato. Me siento encantada y lo leeré otra vez! Gracias por las lecciones, caray. Qué buenos que son muchos de ustedes. Un abrazo lleno de admiración.
Juan, María R., Reve LLyn, Isabel, Manuel y María O., me alegra que les haya gustado este microcuento; gracias a vuestras lecturas, de seguro, no se sentirá solo 🙂 María O., la verdad es que yo tampoco sé cómo le he hecho, simplemente así me salió 😉 Abrazos para todos.
Gabriel, si, a veces es necesario ganarle la partida a la soledad con todo tipo de tretas. Nos lo cuentas con claridad. Suerte y saludos
Muy bueno tu relato Gabriel y como dice María Ordoñez, le has dado un giro de tuerca al recurso del Minotauro, sacándole mucho partido. Enhorabuena. Saludos.
la soledad es mala para todo el mundo, cualquier escusa, pretexto o idea es buena para no sentirse abandonado.
Tu relato es estupendo, con una gran sencillez has logrado un texto que me encanta.
suerte, un abrazo.
Calamanda, Ana y Mª Belén, gracias por vuestros comentarios.
Saludos cordiales
Me parece un relato maravilloso. Seguro que al jurado no le pasa por alto. Es magnífico. Bravo. Mucha suerte 🙂
Y así hasta que le hizo jaque mate.
Que grande este relato. No me extraña que haya llevado ahí arriba!!! Enhorabuena.
Gracias, Arantza. Enhorabuena también para vos.
Saludos cordiales
Sin duda, fue uno de los que me dejó, boquiabierto cuando lo leí. Brillante, Gabriel.
Un abrazo
Gracias, Miguelángel; y felicidades por la mención.
Saludos cordiales
Felicidades por estar seleccionado, un texto muy limpio.
Gracias, Javier.
Saludos cordiales
Juan (y no lo ha pasado, parece :), Ana U. y Lorenzo, gracias por vuestros comentarios.
Saludos cordiales
Tienes siempre una voz propia particular, Gabriel; esta es una nueva demostración.
Enhorabuena, saludos.
¡Enhorabuena!