12. De los intentos de no crecer ( Paz Monserrat)
Cuando la reina Victoria, una acomodada familia londinense sufre una terrible tragedia: el hijo mayor fallece con trece años en un accidente. La madre se repliega en un duelo implacable y sin fecha de caducidad. Tan contundente es su decisión de penar sin consuelo que se olvida de que tiene otro hijo. El hermano menor, James Matthew, vive el peor de los abandonos posible: aquel en que los seres queridos están simultáneamente presentes y ausentes.
En uno de sus delirios, un día la madre ve recortada la figura del pequeño a través de la puerta y por un momento cree, eufórica, que ha regresado su hijo favorito. Al reconocerlo emite un demoledor: “Ah, eres tú”. El niño transita su infancia oyéndole decir que sólo le conforta pensar que David murió siendo perfecto, inocente, apegado a ella… y jamás se echaría a perder haciéndose mayor.
Su desesperada manera de complacerla es no crecer. Al final, irremediablemente, se hace adulto, un escritor famoso, pero nunca supera el metro y medio de estatura. J.M. Barrie triunfa con sus textos repletos de criaturas que se resisten a crecer, pequeñas hadas bulliciosas y adolescentes maternales que se preocupan de niños diminutos tan perdidos como él.
La infancia condiciona en buena medida el futuro. En este caso, el intento de ser querido por una madre que le ignora hace que no crezca para no molestar, que su imaginación se llene de seres a los que les ocurre lo mismo. De no haberse dado estas circunstancias en sus primeros años las cosas hubieran sido diferentes, probablemente habría vivido a su manera, en lugar de amoldar su existencia a la forma en que pensó que podría ser aceptado por esa persona tan decisiva para él. La literatura está poblada de ejemplos de frustraciones, complejos y relaciones traumáticas con sus padres.
Un abrazo, Paz, suerte y enhorabuena otra vez por tu proyección literaria
El arte como refugio de traumas, gran tema. ¡Mil gracias por tus deseos, Ángel!
Paz, coincido con Angel. Has sabido captar la parte sicologica de la situacion. Suerte y saludos
«…vive el peor de los abandonos posible: aquel en que los seres queridos están simultáneamente presentes y ausentes». Me ha encantado la sentencia, y por supuesto como has hilvanado todo el relato. Qué grande son tus letras !!. Mucha suerte con ese libro. Te la mereces. Un abrazo 🙂
Qué relato duro. La infancia deja huella para lo bueno o lo malo. La escritura un refugio perfecto para calmar las heridas.
Un abrazo
Cuánto hay en cada uno de nosotros de la forma en que vivimos nuestra infancia y de cómo los demás se relacionaron con nosotros, y nosotros con ellos. No sabía lo que narras en tu historia, pero me ha resultado muy interesante ese retrato de una frustración personal que nos ha permitido disfrutar de una obra sin la que no concibo ni mi infancia ni mi edad adulta. Gracias, Paz, un beso y suerte.
Que dura la frase «Ah, eres tú».
Menos mal que lo has contado con cierta distancia, porque si me implicas más en los personajes me matas. El título una pasada.
Gracias por los comentarios, hacía tiempo que no me pasaba. La historia es real, se trata de una de las enfermedades hormonales más raras, que desarrollan los niños sometidos a un estrés extremo: enanismo por estrés. Por este motivo biográfico de su autor Peter Pan no quería crecer. Estoy muy contenta de haber entrado en las páginas del libro de este año. ¡Nos vemos en el norte!
Hay una relación muy estrecha entre el crecimiento y el afecto, está descrito en niños de horfelinatos ese problema por falta de contacto y de cariño, pero no siempre es así, a veces nuestra resistencia al crecimiento es un entorno prosaico y estrictamente disciplinado, en el que prima por encima de todo en sentido del deber y se cortan las alas a la imaginación y al divertimento. Por el principio de «acción y reacción» son las personas más férreamente sometidas a este entorno las que desarrollan esa mágica habilidad para hacernos vivir en un mundo de ilusión a los que, al tener válvulas de escape creadas por nuestros mayores, no somos capaces de vivir en, para y por un cuento más que trasladándonos a los cuentos ajenos.
Felicitaciones, Paz
Me parece un relato perfectamente bien contado, aunque las emociones quedan como pequeñitas también. ¿Habrá sido esa la intención? De todos modos: ¡Muchas Felicidades! Un relato impecable.