12. Esa cueva oscura de Jose María Escudero Ramos
De niño vivíamos en el bajo del edificio. Antes de que llegara el ascensor, la gente pudiente vivía en el piso principal. Luego cambió y los más pudientes comenzaron a disfrutar de las viviendas de los pisos de arriba, abajo las de los porteros o humildes ciudadanos.
Recuerdo una mañana en la que jugaba con la peonza, el mejor regalo de cumpleaños que nunca había tenido. Al primer lance se fue debajo de la escalera, un lugar siniestro en el que, según decían, se escondían los peores monstruos del vecindario. Mi mente respondió antes de que pudiese hacer el intento de moverme ¿Yo meterme en esa cueva oscura? Dejé ahí la peonza. Nunca me atreví a cruzar la frontera a lo desconocido.
Con el tiempo aprendí a tener más coraje y a superar mis miedos, justo cuando fui consciente de que te paralizan.
Para sacar provecho de mis fracasos, empecé a coleccionar peldaños. Ya tengo unos cuantos, casi finalizo la escalera del primer piso hacia el éxito. Cuando la termine, tapiaré ese hueco de la escalera que me hace temblar, no sea que descubra el lugar en donde se esconde el monstruo que llevo dentro… y me paralice.
Jose María Escudero Ramos
www.escuderoramos.com
No hay nada más valiente que enfrentarse a los propios miedos, y el peor monstruo es el que llevamos dentro. Tu protagonista perdió su don más preciado, para ponerle remedio y superar el trauma intenta suprimir peldaños, pero nunca será capaz hasta que no se dé cuenta de que el infierno paralizante no está fuera, sino que debería buscarlo en su interior, solo así podrá erradicarlo.
Un abrazo y suerte. José María
Es muy cierto que a menudo somos nuestro peor enemigo, pues son nuestros propios miedos los que nos paralizan. Pero como todo se puede aprender, con paciencia y práctica podemos deshacernos de ellos, y también del monstruo que llevamos dentro.
Un abrazo y suerte.