Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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12. PERO SIEMPRE FALTA ALGO

Se encuentran a diario en el coro bajo del templo, desde donde se encaminan hacia la cabecera de la nave central, flanqueada por esbeltas columnas con motivos vegetales y marineros. El que parece más viejo, según indica su larga barba patriarcal, trae andares arrogantes propios de quien ha abierto mares para su rey; pasos desenfadados el otro, favorecido por las musas que dieron aliento épico a las octavas sobre las que navegan las glorias de su país. Llegados al crucero, ambos dirigen sus pasos hacia la sacristía y pasan al claustro del monasterio. Allí, ya sea en la galería baja o en la alta, se cruzan una vez más con ese extraño personaje que un día dice llamarse Ricardo Reis, otro Álvaro de Campos o Alberto Caeiro, y que a veces les habla en inglés.

Por más que los suyos fueran otros tiempos, siguen sin comprender que este hombre de triangulado bigote y gafas redondas, místico y sebastianista convencido, se empeñe en añorar no las gestas de sus heroicos compatriotas ni la inmarcesible belleza de las mujeres de la corte, sino la amarga infusión del grano que viles comerciantes traen desde remotas colonias hasta A Brasileira.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Un relato muy bien documentado, con un protagonista principal y emblemático, Alejandro Pessoa, al que no le falta detalle, desde su característica su descripción física, hasta en su afiliación al llamado sebastianismo, la creencia de que el último representante del trono portugués no murió. Le acompañan los dos autores del himno del país, asombrados ante el hecho de que el escritor prefiera, antes que cualquier otro aliciente nacional, los tiempos en los que Brasil era colonia lusa, suministradora de buen café, el mejor, según algunos aseguran. No es casualidad que Pessoa esté presente en el también representativo café de Lisboa que mencionas, con una estatua de foto obligada para los turistas.
    Un relato cuya trama y título no hace sino recordarnos la naturaleza humana, el hecho de que nunca estamos conformes de todo con lo obtenido, ni siquiera la gloria e inmortalidad literaria, «siempre falta algo», efectivamente.
    Un abrazo y suerte, Eduardo

  2. Eduardo Iáñez

    Todo un esfuerzo de reconstrucción del micro que agradezco enormemente, Ángel. Gracias además por pasarte y, siempre, por tus atenciones. Un abrazo enorme.

  3. antoniotoribios

    Me encanta este retrato de Pessoa tan fiel y tan lleno de sugerencias. Qué ganas devolver al café A Brasileira… Saludos y suerte, Eduardo.

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