130. LA RADIO SIGUE SONANDO
Un resplandor repentino enciende la noche. El calor es abrasador, pero no consigue mitigar el frío glacial que encoje tu corazón, rebelde, joven, rebelándose ante lo inevitable.
Mientras tu vida se derrama en regueros púrpuras mezclándose con las aguas del arroyo sobre el que has aterrizado, piensas que te gustaría haberle dado un último beso antes de despediros.
— ¡Maldito orgullo! —gritas mirando al cielo estrellado.
Evocas en tu mente lo ocurrido: Te ves a ti mismo conduciendo por la carretera del barranco con una sola mano y con un cigarrillo en la otra. La música suena a todo volumen, pero la canción no termina de gustarte. Bajas la mirada un momento para cambiar la emisora y al levantar los ojos de nuevo, ahí está la curva.
¡Demasiado rápido!
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Por fin, las llamas del fuego iniciado por el cigarrillo han alcanzado el depósito de gasolina. Piensas esperanzado que ha terminando tu lenta agonía.
Al son de tu emisora favorita, tu carne calcinada se desprende de tus huesos, y dejas de ver, pero aún así no pierdes la conciencia.
En tus últimos pensamientos, maldices estar todavía vivo.
La radio sigue sonando hasta que los altavoces, al igual que tú, se derriten.
Joder. Tremenda agonía la que relatas José Ángel. No la deseo yo ni para el peor enemigo. Dramático desde la primera palabra. Y todo por culpa de la radio.
Un abrazo y mucha suerte.
Ton.
Gracias por comentar Ton. Es verdad, las distracciones al volante a veces se pagan caras.
Suerte para ti tambien.
Muy duro tu relato y triste al mismo tiempo. suerte
Besicos muchos.
Hola Nani, gracias por el comentario. La historia es dura pero suceden cosas así todos los días. Quien más o quien menos lo hemos presenciado alguna vez.
Saludos.
José Ángel, has conseguido meternos en el coche para hacernos revivir ese momento trágico y sus consecuencias. Buen ritmo e historia. Suerte y saludos
Gracias Clamanda, la verdad es que yo estuve en un coche parecido. Hace ya mucho tiempo me paso lo mismo que al protagonista aunque porfortuna conseguí controlar el coche. El cigarro me lo fume después para callarme. De hay la inspiración.
Un saludo.
Hola Ana, muchas gracias por el comentario. Me alegro de que te guste el relato. Voy a ir para atrás a ver si te encuentro y te leo.
Saludos.