140. AL PIE DEL ÁRBOL, de Sendero 2
Vinimos por primera vez cuando aún no nos habíamos atrevido a cogernos de la mano – eran otros tiempos, nos lo tomábamos con más calma, aunque los anhelos eran los mismos -. Resbalé en hojas muertas y tú caíste sobre mí intentando ayudarme. Te vi reír con tantas ganas, que no supe reprimirme. Nuestro primer beso en los labios nos lo dimos empapados y con barro hasta los ojos.
Dijiste que querías una historia de amor de las que acaban con una persona muy viejita hablando a su amor de toda una vida ya ausente. Hasta tenías elegido el árbol a cuyo pie querías descansar. Me trajiste muchas veces. Yo te hacía enfadar, fingiendo no saber encontrarlo en medio de este bosque de castaños. <> rezongabas. Al final, te saliste con la tuya.
Qué magnífica seta de colores con la que has adornado el lecho de hojas donde concebimos a nuestro hijo. Aún me ruborizo al recordarlo. ¡Cómo me conoces! Ya sé que no es comestible, no te preocupes, no haré tonterías. Te echo de menos. Volveré pronto, y creo que será para quedarme.
Mucho sentimiento y magnifica la imagen de la seta de colores adornando el lecho…
Vuelvo a felicitarte.
Gracias de nuevo