143. TRES BELLOTAS, de Yedra
En un claro del bosque, rodeados de hojas y setas crecen tres robles. Dicen que los plantó Adela, una anciana lugareña poco antes de morir. También se cuenta que cuando su hijo menor la vio salir de casa se percató de que apretaba algo en su mano izquierda y al preguntarle qué era ella, misteriosamente, respondió “son mis recuerdos”.
Su hijo, un hombre de cuarenta años la obligó a abrir la mano y vio que solo llevaba tres bellotas. Ella, adelantándose a su pregunta dijo:
– Sé que parecen tres bellotas, pero en realidad son recuerdos: ¿ves esta tan pequeña? La recogí el día que conocí a tu padre, cuando él regresaba de llevar a pastar el ganado y yo acudía al bosque a recoger setas. Esta más pequeña la encontré poco antes de dar a luz a tu hermano, y estas hendiduras en la caperuza sois tu hermana y tú. La tercera cayó del roble que hay frente a casa el día que nació mi nieta. Siempre han estado conmigo y cada vez que las miro revivo todos esos buenos momentos. Ahora quiero plantarlas antes de estar demasiado débil, así el día que yo falte mis recuerdos continuarán viviendo.