15. EL MAR ESPERA (GABRIEL BEVILAQUA)
Pese a que el trasatlántico se halla a más de tres mil metros de profundidad, ni una sola gota de agua moja el interior del camarote 115. Y no se trata de que esté herméticamente cerrado, ya que sir Malcolm Whitaker, como todas los mañanas desde que zarparon de Southampton, lo abandona para tomar, por así decirlo, un poco de agua fresca sobre cubierta. El caso es que al abrir la puerta del camarote, el mar, tímido y respetuoso, permanece afuera.
Cuando el hombre regresa, la señora Whitaker le pregunta si ha vuelto a charlar con el capitán, si ha visto delfines escoltando a la embarcación, o si se ha dignado a pedirles a los pequeños que corretean por los pasillos que la visiten. Sir Malcolm Whitaker la besa tiernamente y satisface todas sus inquietudes, salvo la última. Pero esta mañana algo ha cambiado. El hombre, aún junto a la puerta, insta a los chiquillos a que entren; años se ha demorado en persuadirlos de que aquella mujer inmaculada es buena. Entonces la señora Whitaker adivina con sus manos las caritas de los niños muertos, y moja con sus lágrimas el piso del camarote.
El mar lentamente la acompaña.
Precioso relato de un amor verdadero que trata de calmar todos los temores aunque sea con la mentira.
Gracias, Gloria. Me alegra que te haya gustado.
Saludos
Relato muy plástico. Lo veo muy arriba.
Suerte Gabriel.
Gracias, Rafa. Esperemos que aciertes 😉
Saludos
Zozobra e intranquilidad he sentido al leerlo y, aunque no sepa explicar el porqué, solo los micros buenos desbaratan nuestras emociones. Me encanta.
Gracias, Paloma. A mí me encanta que te encante.
Saludos cordiales
Vaya relato más redondo sobre la aceptación de la muerte. Cada cual requiere su tiempo. Nos haces compartir las emociones con tus protaginistas. Es maravilloso el cierre, preciosa esa imagen del mar acompañando despacio las lágrimas, también saladas.
Suerte y saludos.
Gracias, Rafa.
Saludos cordiales
Gabriel, relatos como el tuyo hace que merezca la pena seguir visitando esta página. Bravo. Para mi ya es ganador.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Bueno, David, no nos adelantemos; pero, por supuesto, muchas gracias. Y ciertamente que todos los meses se presentan en esta página un generoso puñado de excelentes relatos.
Saludos cordiales
Muy inquietante este relato de muerte y amor, que pinta en la mente imágenes lánguidas con un toque de Romanticismo. Las últimas líneas son escalofriantes y a la vez bellísimas. Besos y suerte.
Gracias, Ana.
Saludos cordiales
precioso Gabriel. Tanto la idea del micro como la forma de escribirlo.Tus palabras te hacen palpar y sentir la historia. Casi me ahogo con el final, con esa imagen tan increíble de lagrimas y mar.
Gracias, Reyes Alejano. Si he logrado que la historia se pueda palpar, ya me doy por satisfecho.
Saludos cordiales
Gabriel otro que siempre en primera clase de letras. Muy bueno, me ha encantado.
Gracias, Lorenzo.
Saludos cordiales
Mágico, precioso. Me gustaría que tus personajes saludaran a mi buzo. Verás por qué.
Gracias, Carmen. Ahora mismo voy a buscar ese por qué.
Saludos cordiales
Precioso relato donde el amor y la muerte se dan la mano al final.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo
Gracias, Blanca.
Saludos cordiales
Un relato escalofriante e ingenioso.
Gracias, Javier.
Saludos cordiales
¡Fantástico! escritor
Abrazos.
Gracias, María; sobre todo por lo de escritor 🙂
Saludos cordiales
Gabriel, el amor, ya lo sabemos, mueve montañas, pero con tu relato nos muestras que también apacigua océanos. Precioso, me ha encantado. Abrazos.
Gracias, Salvador.
Saludos cordiales
He disfrutado con el amor de esa pareja hasta el final. Un desenlace bello en la forma: lágrimas/mar, pero terrible en el contenido.
Un relato original, para releer y seguir descubriendo detalles.
Un abrazo, Gabriel.
Gracias, Amparo. Que consideres que es un relato para releer ya es un premio.
Saludos cordiales
Hola, Gabriel.
Menuda historia nos traes desde ese camarote 115. No puedo añadir nada original a los comentarios, salvo que el final me ha emocionado.
Es un micro magistral.
Un abrazo.
Gracias, Towanda.
Abrazos
Sin palabras. Bueno si, una, precioso.
Gracias, Isabel.
Saludos cordiales
Preciosa historia. Entrañable viejecita. Final realmente con lágrimas dentro y fuera del relato.
Un abrazo Gabriel.
Gracias, Belén; sobre todo por lo de «fuera del relato»: es lindo saber que el texto ha logrado transmitir emoción.
Saludos cordiales
Precioso y Poético relato. Auguro una tercera P mayúscula…Premiado.
Me ha encantado la historia que has creado y cómo la has escrito: empapándonos poquito a poquito.
Saludos.
Gracias, Reve Llyn. Ojalá que aciertes tu vaticinio 😉
Saludos cordiales
Nada de bruja ni adivina, es que estaba claro.
¡¡¡Felicidades!!!
¡Se completó la triple P! ¡Gracias, Reve Llyn!
Saludos cordiales
Gracias Gabriel, has elaborado un ingenioso microrrelato, apegado al tema pero original.
Saludos.
Gracias, Óscar.
Saludos
Precioso.
Gracias, Miguel Ángel.
Saludos
Gabriel al margen de la historia, ocurrente, fatídica, misteriosa, ese camarote donde no entra el mar…es la forma en que escribes. Con tanto gusto.Siempre desde que conocí tu blog estás entre mis preferidos y que no se moleste nadie jeje.Y no quiero subir egos es así.
Bueno, Manuel, que más puedo decirte que muchas gracias. Siempre he creído que forma y fondo son igual de importantes; y en eso estamos.
Saludos cordiales
De forma inconsciente y sin recordar este texto, me salió uno que Javier Ximens (al cual se lo agradezco enormemente) me hizo notar se parecia mucho al tuyo. Ruego me perdones. El texto ya ha sido eliminado de aquí y de mi disco duro. No imaginas cómo lamento el incidente.
Miguel Ángel, como ya te dije por Face, no te preocupes.
Saludos cordiales
Gabriel precioso micro original y con final tan sutil y elegante que conmueve aún más si cabe.
He venido a leerte después de ver el comentario de Miguel Ángel Pergarz, comentario que a mi modo de ver le honra.
Un abrazo.
Coincidimos, Asunción, con respecto al comentario de Miguel Ángel. Y gracias, me gusta eso de «elegante» 🙂
Saludos cordiales
Te va a sonar a repetido, pero es que a estas alturas del mes no se pueden añadir comentarios que sean originales: es muy, muy, muy bueno. El tema de la aceptación de la muerte se ha tratado ya en este mes, pero las imágenes que tu utilizas, con ese mar esperando respetuoso en la puerta y que finalmente se funde con las lágrimas,…. Bueno, me has dejado sin palabras.
Suerte y abrazos
Gracias, Ana. Como le decía a Manuel unos comentarios más arriba, la forma (las imágenes de las que hablas) ha de ser tan importante como el contenido si uno aspira a escribir algo de cierta relevancia por mínima que ésta sea.
Saludos cordiales
Felicidades, Gabriel, nos vemos en el libro. Como te dije ahí arriba me pareció un relato extraordinario por el ingenio puesto en el y mi miedo final. Enhorabuena!
Gracias, Javier. Volvemos a compartir libro; espero que la racha siga.
Saludos
Qué hermoso relato. Muchas felicidades, muy merecido este premio. Un abrazo.
Gracias, María.
Saludos
Un relato extraordinario, Gabriel. ¡Enhorabuena! Saludos.
Gracias, Juana. Me alegra que te haya gustado.
Saludos
Gracias, Ana.
Saludos