17. INCONGRUENCIAS (Edita)
Este año no pudimos deshacernos de los restos de poda arbórea porque la Administración denegó los permisos para quema desde abril. Justificación esgrimida: la sequía anormal anticipa e incrementa el riesgo de incendios.
El verano está recién estrenado. Salimos en coche sobre las siete de la tarde, con cielo despejado y calor. Unos kilómetros después, el sol empieza a cubrirse. Pensamos si la calima de la ría tendrá alguna culpa, pero el olor a humo enseguida disipa las dudas. No divisamos fuego. La visibilidad empeora. Mi suegra nonagenaria que, por voluntad propia, vive más lejos y sola de lo debido, espera la visita. Seguimos. Nos alivia encontrarla sosegada. Cenamos con ella unas sardinas a la parrilla y regresamos. La noche deja ver las llamas. Aunque invaden el paisaje, no asustan demasiado. Una sonrisa bilateral y maliciosa nos sorprende: nuestro problema tiene solución. Cuando lleguemos, habrá que mudarse e ir al huerto. Toca sudar.
Como siempre, los periódicos destacan en portada las innumerables hogueras generadas para festejar San Juan. Dicha noticia aparece ilustrada con la foto de una playa absolutamente cubierta por toneladas de basura, huella indeleble del desmadre nocturno.
Vivimos un momento de rectificación necesaria respecto a la degradación medioambiental, porque seguir por la misma senda conduce a un no retorno. Sin embargo, seguimos como si nada sucediera pese a los indicios alarmantes, en medio de un caos de sequía, incendios y residuos.
Un relato que refleja la inconguencia de la vida que llevamos con los efectos que produce.
Un abrazo y suerte, Edita
Así es. Nos se pueden quemar unos rastrojos dentro de un muro periférico con manguera al lado porque hay riesgo de incendio, pero se consienten miles de hogueras simultáneas sin control posible en pleno verano, por ejemplo. Caos que aprovecha la gente para quemar lo que sea.
Muchas gracias, Ángel.
Bonito relato y oportuna llamada para sensibilizarnos sobre el respeto al medio ambiente. Suerte
Muchas gracias por leer y comentar.
Edita, vivimos en una incongruencia ecológica continua: consumimos y actuamos de una manera determinada, aun a sabiendas que eso nos lleva al abismo.
Es terrible, pero complicado de evitar.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Rosalía. Me encanta escribir tu nombre.
Hola, Edita.
Creo entender que los protagonistas han encontrado la manera de deshacerse de los rastrojos que la Administración no les ha dejado quemar arrojándolos a las hogueras de San Juan que la misma Administración sí permite y que suponen un riesgo análogo que, además, añade el esperpento que deja la actividad festera con todos los restos de basura y toda la degradación que produce en ese tipo de celebraciones. Los protagonistas, en vista de lo que consideran una incongruencia, aplican una solución propia que no pone remedio al «caos» pero les ayuda a librarse de su problema. Bueno, así lo he interpretado yo, espero no equivocarme.
Me atrevería a catalogar este microrrelato en el género de la picaresca. Un cálido saludo.
Magnífica y certera interpretación. Y para ponerle la guinda, el calificativo de picaresca, que me parece una idea genial. Muchas gracias.