17. QUIZÁS MAÑANA (Rosalía Guerrero Jordán)
El portazo que resuena a su espalda sabe a libertad. Nunca tuvo el valor de abandonar ese hogar convertido en prisión, ese matrimonio convencional en el que simulaba ser feliz. Ha vivido demasiado tiempo con la sonrisa prestada, representando el papel que la vida le adjudicó. Montada en un carrusel de horarios, pañales, y vacaciones en familia mientras su tiempo se va agotando.
Cada día, al acostarse, el mismo pensamiento la ronda: quizás mañana. Quizás mañana encuentre el valor que le falta. Quizás mañana reúna el coraje para enterrar lo que ya está muerto.
Pero el mañana nunca llega.
En los últimos tiempos, libres ya de obligaciones laborales, las horas que comparten se multiplican, y el resentimiento se espesa entre los dos. Las manías cotidianas se convierten en pequeñas tragedias. Y la brecha que les separa se agranda hasta convertirse en abismo.
Ahora, con la artritis pellizcando sus huesos, el cabello cano, y la piel sin brillo, ha llegado el momento de recorrer el último trecho del camino, llevando consigo tan solo una maleta y el eco de un portazo que sabe a libertad.
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Hay pasos que resulta muy difícil dar. La rutina de tu protagonista era tediosa, pero también cómoda y segura, esa célebre zona de confort que tanto se nombra ahora y de la que es difícil escapar. Le llevó tiempo, pero el paso dado fue igual o más valiente que si lo hubiera hecho antes. Seguro que con el reseteo se ha recargado de nueva ilusión, o lo que es lo mismo, de vida.
Un relato sobre la búsqueda de la felicidad, algo que continuamente intentamos, cada cual a su modo.
Un abrazo y suerte, Rosalía.
Pues sí, Ángel, hay muchas formas de buscar la felicidad, y no siempre es fácil encontrar el camino. Lo importante es que llegue, aunque sea tarde.
Un saludo y gracias por todo.
Vaya, muy valiente, con solo una maleta y “la artritis pellizcando”. Admirable, tendemos a acomodarnos aunque sea en una casa llena de pequeñas espinas.
Una huida hacia la libertad que seguro se merece la protagonista.
Bien hilado, suerte.
Yo también espero que disfrute de su nueva libertad durante el tiempo que le quede. Nunca es tarde.
Muchas gracias por pasarte por aquí.
Rosalía, el eco de un portazo que sabe a libertad, ¡wow! Me ha encantado. Nunca es tarde para dar el paso, genial.
Abrazo
Sí, a mí también me gustó esa frase cuando la escribí jajaja. Y me sorprendió, la verdad.
Muchas gracias por tus palabras.
Inicias el relato con una frase llena de vida, efervescente, que nos engancha a la historia y provoca el deseo de que sigamos leyendo. Enseguida logras que empaticemos con la protagonista. Todos queremos que llegue ese mañana. Así que volver a utilizar esa primera frase como cierre es todo un acierto. Un relato valiente, sincero y muy bien contado. Enhorabuena Rosalía.
Un abrazo.
María, qué bonita descripción del micro. Me encanta que te haya gustado.
Muchas gracias por dedicar tu tiempo a leer y comentar.
Un abrazo también para ti.
Una amarga libertad, pero libertad a fin de cuentas. Mejor marcharse antes de la artrosis. Un buen relato, Rosalía. Un saludo y suerte.
El “quizás mañana” es muchas veces una excusa para no tomar decisiones difíciles. Muchos se dejan llevar por la inercia y representan hasta el final un papel que niega su identidad. El relato nos muestra que nunca es tarde para cambiar. Tu protagonista tiene el valor de cambiar de dirección cuando ya solo queda por recorrer el último trecho del camino, quizás el momento más difícil. Enhorabuena, Rosalía.
Un abrazo y suerte.
Hay portazos que, aunque tarden años en hacerse reales, hay que dar. Cuando llegan son alas para quien los da.
Un abrazo y suerte.
Esa libertad añorada y difícil de lograr, que a veces parece imposible lograr. ¡Que miedo nos da el tener que tomar decisiones tan difíciles, de romper vínculos con aquellos con los que hemos compartido tanta vida, pero llena de amarguras y espinas!
¡Hay que ser muy valiente para dar ese portazo e reiniciar una nueva vida aunque eso suponga la soledad!
Pero esta soledad lleva por fin a tu protagonista a esa libertad tan deseada.
¡Hermoso relato, lleno de esperanza! Un abrazo inmenso, Rosalía.
A veces no es fácil tomar ciertas decisiones, le ha costado hasta no aguantar más, los límites ates o después llegan y dejas de procrastinar. Que tenga suerte en su nueva vida, como tu relato, suerte, abrazos.