17. Una maleta llamada libertad (Rubén José)
Perdido y asustado, siento como me deshidrato, hace días que surco la mar en una maleta de nylon, en una maleta de sueños.
Todo comenzó hace unos días cuando embarcamos en una patera, con el sueño de empezar una vida mejor; sabía que tardaría décadas en pagar mi deuda a la mafia y que seguramente jamás volvería a ver a mi familia en la vida, pero debía arriesgarme, debía intentarlo; todo era mejor que la guerra, todo era mejor que la muerte en un país que ya no puedo llamar hogar. Me había convertido en un emigrante sin patria, en un emigrante que solo recordaba su país antes de que el odio y la sangre destrozaran aquello que llamaba mi vida.
Embarcamos en aquella patera con la ilusión de que la mar estaba en calma, pero cómo nos engañó la vida. En cuanto dejamos de ver la costa, la mar cobró una violencia inusitada, una rabia contenida y volcada sobre nosotros; que solo queríamos una oportunidad. La patera se hundió, vi como muchos murieron y otros, como yo, se agarraron donde podían, para salvar la vida.
De repente un haz de luz, ¿un guardacostas?, ¿quizá el billete a la libertad?.
Rubén, dura esa experiencia y reflexion, terminada en esperanza. Suerte y saludos
Muchas gracias por tus palabras. Saludos.
Ojalá que se cumpla el deseo de tu protagonista y no sea la muerte q
Yo creo que tendrá suerte, la esperanza es la que nos hace fuerte en nuestras vidas. Gracias por tus palabras Jesús. Saludos.
Iuu
Ojalá que se cumpla el deseo de tu protagonista y esa luz no sea la muerte reclamándolo a su lado. De todas formas, aún consiguiendo ser rescatados, ,y en demasiadas ocasiones, sus penurias seguirán, sin siquiera conseguir vislumbrar un ápice de lo anhelado. Suerte, Rubén José, y un saludo.
Ese haz de luz deja un final abierto, será realmente su libertad?
Un abrazo, y suerte, Rubén
Muchas gracias por tus palabras Inés. Saludos.
Me temo que, si observamos la realidad, no podemos ver optimismo tras esa luz que ve tu protagonista. Los inmigrantes no consiguen alcanzar su libertad, en la mayoría de los casos. Esa es la espantosa realidad.
Un abrazo, Rubén.
Muchas gracias por tu comentario María José. Saludos.
Hola, Rubén.
Un ser puesto entre la espada y la pared por la mafia, por la guerra que intenta emigrar en una patera. Un mar vuelto en su contra hace naufragar la embarcación, precaria como todas las de su clase, y ahora
flota en una maleta de nylon, «una maleta de sueños», qué bonito. Y ese final abierto, ¿será o no un guardacostas? lo que viene hacia él. ¿Cuál serán a la postre sus intenciones?. Buena propuesta. Enhorabuena. Un abrazote.
Muchas gracias por tus palabras Martín, me alegro que te haya gustado. Saludos y abrazos.
Dura decisión, duro viaje, pero una luz de esperanza.
Un abrazo
Muchas gracias por tus palabras Blanca. Saludos y abrazos.
Al final, un haz de esperanza. Que así sea.
Hola Rubén. Nos relatas la angustia y la pena que brota del corazón de todos esos seres humanos que se ven obligados a abandonar sus hogares, arriesgando la vida hasta límites insospechados. Me gustó.
Un fuerte abrazo,
Ton.