18º Microscopio : Volver
Pues volvemos, como cada dos lunes, con un nuevo relato al que sometemos al Microscopio. ¿Por qué será que a muchos este texto , como a Gina, nos lleva de excursión a Roma?
VOLVER
Las monedas tintinearon al chocar entre sí, antes de sumergirse. A su vez las risas frescas y limpias de los jóvenes cesaron hasta que comprobaron que todas las lanzadas, hubieran hecho blanco en las cristalinas aguas de la fuente. Luego volvió a estallar el griterío.
De fondo la resignación del profesor de historia. No podía con esos muchachos, solo sabían reír y sacar punta a todas sus explicaciones.
Sin embargo estaba feliz. El viaje de fin de curso terminaba, y había sido un broche perfecto para cerrar su larga carrera. Seguramente sus alumnos no habían aprendido toda la historia del arte que él pretendió enseñarles, pero en muchas ocasiones le escucharon con la boca abierta, aunque luego soltaran la risotada y gracieta de rigor.
Así que él también arrojó su moneda.
Y las monedas y la fuente cumplieron su misión: todos volvieron.
Los alumnos, años más tarde y con diferentes motivos. Lunas de miel, viajes de negocios, importantes reportajes fotográficos, aburridas visitas familiares… y el profesor aunque nunca había vuelto a viajar, volvió muchas veces más.
Volvía siempre en la memoria y en el corazón de cada uno de sus alumnos.
Agradecemos a Modes Lobato Marco esta estupenda fotografía, todo el tiempo que le ha dedicado y todas sus «probaturas», tú ya me entiendes 😛
Ante todo, gracias al autor/a por prestar su micro a la disección: trataré de hacerla con la delicadeza y rigor que merece el gesto.
(=) El micro nos cuenta una historia ligera pero bonita sobre las semillas que siembran los educadores, de las que no siempre vislumbran sus frutos inmediatos, pero que con el tiempo crecen, a veces dejando poso cultural y bases firmes y otras admiración y respeto por su figura, como creo que es el caso.
(+) El título parece acertado para la historia narrada, ya que en base a ese verbo se resuelve el mensaje del autor/a, desvelado en la última frase.
(+) La presentación del texto, respetando los espacios, me ha hecho pensar precisamente en ese poso cultural y deseables costumbres que dejan las buenas formas inculcadas por los profesores y no descartaría incluso que el autor mismo lo fuera.
(-) Lo que menos me ha gustado son dos cosas: por una parte la puntuación y por otra el excesivo uso de palabras de la misma familia o con consonancias.
(*) En cuanto a la puntuación, en la frase
“ A su vez las risas frescas y limpias de los jóvenes cesaron hasta que comprobaron que todas las lanzadas, hubieran hecho blanco en las cristalinas aguas de la fuente” no entiendo esa coma separando sujeto y predicado. Yo habría puesto estas:
“ A su vez, las risas frescas y limpias de los jóvenes cesaron, hasta que comprobaron que todas las lanzadas hubieran hecho blanco en las cristalinas aguas de la fuente”.
(*) En la frase “ De fondo la resignación del profesor de historia”, pondría una coma detrás de fondo, ya que no hay verbo.
(*) A la frase “El viaje de fin de curso terminaba, y había sido un broche perfecto para cerrar su larga carrera” le quitaría la coma.
(*) En el párrafo final se usa una elipsis de volver, por lo que un punto y aparte para él, detrás del anterior me parece un poco excesivo.
“Los alumnos, años más tarde y con diferentes motivos. Lunas de miel, viajes de negocios, importantes reportajes fotográficos, aburridas visitas familiares… y el profesor aunque nunca había vuelto a viajar, volvió muchas veces más.” Además, sustituiría ese ‘con’ por ‘por (diferentes motivos)’, quitaría el punto y seguido que precede a ‘lunas’ y pondría dos puntos, ya que es una enumeración de los motivos y añadiría una coma tras la palabra profesor:
“Los alumnos, años más tarde y por diferentes motivos: lunas de miel, viajes de negocios, importantes reportajes fotográficos, aburridas visitas familiares… y el profesor, aunque nunca había vuelto a viajar, volvió muchas veces más.”
(*) A la frase final, la que resuelve el misterio (“ Volvía siempre en la memoria y en el corazón de cada uno de sus alumnos”), creo que se le ha dado un punto y aparte para darle énfasis. Personalmente no la hubiera separado tanto del párrafo que la precede, un punto y seguido, quizás-
(=) Respecto al último párrafo he de decir además que me han llamado la atención los dos últimos motivos: no sé por qué los reportajes fotográficos tienen que ser importantes ni las visitas familiares aburridas. Personalmente hubiera prescindido de esas calificaciones que parecen precisar demasiado. Creo que si el profesor tuvo, como se dice anteriormente, una larga carrera, habría tenido muchos alumnos con un amplio repertorio de motivos para volver.
(-) En cuanto al uso de palabras de la misma familia o repetidas: reír, risas, risotada; monedas, moneda, moneda; viaje, viajes, viajar; volvieron, vuelto , volvió, volvía y el título, volver, en un texto tan corto, dejan la sensación de que es poco rico y elaborado. No porque estén demasiado seguidas, sino porque dejan en la mente un rastro de pobreza de vocabulario o falta de elaboración en la búsqueda de sinónimos o alternativas. Las expresiones ’no podía (con los muchachos)’ o ‘gracieta de rigor’ tampoco ayudan mucho a aliviar esa sensación, bajo mi punto de vista, sitúan también el relato a un nivel coloquial, no sé si deliberado por el autor/a.
(+) Aun así, se nota el esfuerzo del autor/a en utilizar elipsis precisamente para evitar volver a usarlas.
(=)También hay cierto regusto cacofónico, a veces muy difícil de evitar, lo sé, con los tiempos verbales: tintinearon- cesaron- comprobaron; cumplieron-volvieron.
Conclusión: me parece un texto no excesivamente ambicioso, ni en sus formas ni en su contenido, que trata de contar con sencillez una historia bonita sobre el ya comentado poso, no solo cultural, sino también de admiración y respeto por una figura, la del profesor, a través de la imagen de las monedas y los deseos en la fuente y el acto de regresar a ella. Aunque ese respeto, aprecio o cariño, no fuera captado por el profesor en su momento e incluso se intuya resignación en su actitud al plantearse la dudosa consecución de sus objetivos, el autor basa el peso de su mensaje en que, al final, se termina manifestando con el paso de los años, la madurez de los alumnos y la desaparición de esa figura en sus vidas. Un matiz, por cierto, triste, que me hace pensar en los homenajes póstumos a la gente que debería gozar de un reconocimiento en vida. Como decía mi abuela, a mí las flores regaládmelas mientras las pueda oler, que en el cementerio no podré disfrutarlas.
(+)Relato muy visual en su primera parte. Partiendo de un plano en el que «vemos» las monedas caer al estanque, nos pasa a mostrar el jolgorio de los adolescentes, para después enfocar al profesor que los observa desde el fondo. El lector se introduce con facilidad en la escena. (Personalmente, y aunque no da ningún dato para suponer que es así, lo he imaginado en la Fontana di Trevi, en Roma. Desde luego le va a la historia).
A continuación nos explica el contexto de la escena y después hace un «travelling» (¿se dice así?) para llevarnos a varios años después y contarnos los efectos posteriores de aquel viaje de fin de curso.
(+) El relato despierta, por una parte, cierta compasión por el profesor (su resignación, su incapacidad para controlar a los chavales, las gracietas a sus explicaciones), sin embargo termina con un punto de alivio al referir que todos, cuando volvieron, tuvieron el recuerdo y el cariño hacia el profesor que les llevó allí por primera vez. Un fruto que este no llegará a conocer pero que, de cara al lector, supone el reconocimiento a su dedicación.
(-) Sin embargo, por otra parte, el sentimiento de compasión mencionado, queda matizado por las frases de que se sentía feliz y de que ese viaje era el broche perfecto a su carrera. Nos lleva a sentimientos encontrados. ¿Nos compadecemos por lo frustrante de su trabajo o nos alegramos porque ya acaba? Quizás sin esas frases de complacencia, el perfil del personaje quedaría más nítido.
(+) Buen ritmo narrativo, sencillo, fluido y claro.
(+) El título «Volver» me parece adecuado. La posibilidad de la vuelta a esa ciudad, a esa fuente, está presente en el relato, tanto en la leyenda del efecto de arrojar las monedas, como en el final que, justamente, se centra en el regreso de los alumnos y, con ellos, en su mente y en su corazón, el del profesor.
Cuestiones gramaticales y otras:
(-) Sobra la coma del primer párrafo.
(-) Después de «A su vez» falta una coma.
(-) La coma que sigue a «lanzadas» sobra.
(-) «… cesaron hasta que comprobaron…» Mismo tiempo verbal muy próximo. Mejor: …cesaron para comprobar…
(-) «cristalinas aguas», como «blanca nieve» o «sol ardiente», son parejas de palabras muy gastadas. Hay que tratar de encontrar nuevas formas.
(-) Falta una coma a continuación de «De fondo».
(-) Falta una coma a continuación de «Sin embargo».
(-) Si «historia del arte» está referida a la asignatura, que creo que sí, la H y la A deben ir en mayúscula.
(-) Los motivos de la vuelta de los alumnos no deben separarse por un punto y seguido, porque se pierde el enlace con la frase que le sigue. Mejor una coma o encerrarlos entre paréntesis o guiones.
(-) «…visitas familiares…» falta una coma después de los puntos suspensivos.
(-) Falta una coma a continuación de «el profesor».
(-)«…había vuelto a viajar, volvió muchas veces más. Volvía siempre…». En ocho palabras, el verbo volver tres veces.
En definitiva, una buena idea, bien contada y que llega a tocar los sentimientos del lector, que es lo que siempre tratamos de lograr. Mejorable en aspectos formales.
Gratitud al autor por ofrecer su relato a esta disección sin miramientos.
(=) El título algo plano
(-) Me parece tópico lo de “cristalinas aguas”, “risas frescas y limpias “
(-) Cacofonía en los tiempos verbales :comprobaron, cesaron
(-) El profesor primero es de historia y luego de historia del arte, amén de que debieran ir en mayúsculas
(-) Léxico con repeticiones, volver podía haberse sustituido por regreso,
(-) Los puntos suspensivos en narrador omnisciente no parecen muy correctos
(*) Creo que el final sería más ágil y efectivo suprimiendo ”aunque nunca había vuelto a viajar, volvió muchas veces más” y dejándolo en :”Y el profesor volvía siempre en la memoria y en el corazón de cada uno de sus alumnos”
(=) El mensaje es positivo y amable, pero quizás algo sensiblero o antiguo en forma y contenido.
Me parece un relato sencillo, nítido, sentimental, nostálgico…, incluso tierno. Me atrevo a decir que puede ser autobiográfico.
Yo retocaría la puntuación y algunas palabras que resultan algo repetitivas.
Como siempre, música e imagen perfectamente encajadas.
Perfecta disección del texto, está claro que hay mucho que mejorar y aprender.
Puntuar es algo dificilísimo, como ha quedado de manifiesto en este relato. Elegir cuidadosamente las palabras también es una tarea complicada.
También creo que la buena elección de los títulos es importantísima, pues es la carta de presentación.
En definitiva felicidades a los señores/as X,Y,Z por tan buenos comentarios al texto.
Un abrazo
Asun, si he entendido bien, eres la autora del texto. Me descubro como X y espero que mis comentarios no te hayan desanimado, desde mi ignorancia he tratado de exponer mi opinión. El microscopio pasado, aprendí de lo que opinaron sobre el mío, creo que es un ejercicio muy sano. En cuanto a lo de las comas, te dejo aquí un enlace (te confieso que a mi me resulta más fácil ponerlas de oído que pensar en todo eso) por si te resulta útil http://www.mundopalabras.es/blog/como-usar-bien-las-comas-sin-morir-en-el-intento/. Y en cuanto al vocabulario, pues yo repaso mucho los textos tratando de encontrar sinónimos o cambiar frases para no repetir palabras, pero aún así siempre se me cuela algo, es inevitable. Lo importante es ser consciente de ello y tratar de mejorar y pulir los textos como mejor podamos. Un beso grande, Asun y gracias de nuevo por prestarte a esto, yo misma he aprendido cosas diseccionando tu texto.
Y te dejo que cuentes las veces que he escrito la palabra texto en mi respuesta 😛 ¿Ves?, lo de la paja en el ojo ajeno…
Esta vez he leído los comentarios antes de comentar, no suelo hacerlo. Coincido con que el autor/a está narrando un viaje que le resultó cercano, por vivido o por contado por algún colega. Me gustan los relatos sin ambiciones, como este. Últimamente es lo que más me gusta: escribir con emoción. Este relato habla sobre la añoranza, aunque cambiaría las frases descriptivas por imágenes, escenas. Lo que nos gusta es ver escenas, no que nos las cuenten. Eso nos dice siempre el profe en el taller de relatos donde voy. Y tiene toda la razón.
Gracias al autor/a por someterse a este análisis.
Hola, Asun, me presento como Y. No deja de ser un atrevimiento por mi parte pretender puntualizar, o siquiera sugerir, formas de mejorar la escritura. Pero no deja de ser un ejercicio que nos obliga a los opinadores -excelente la elección de este sustantivo- a repasar nuestros conocimientos, a resolver nuestra propias dudas y a traspasárselas al autor, tanto si estamos acertados como si no.
Esta sana práctica no sería posible sin la disposición voluntaria y humilde de quienes, como tú, nos sometemos al análisis. Mi agradecimiento por ello.
Un abrazo.